El expolio que nunca existi¨®
Los catalanes pagan en exceso por lo que reciben. Pero nadie los saquea: no lo sostiene ni los que forjaron el concepto
El Gobierno prometi¨® las nuevas balanzas fiscales para diciembre. Es obvio que va con retraso, y que ello postergar¨¢ la discusi¨®n sobre el nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. El calendario incentiva la confusi¨®n, pues donde falta informaci¨®n fiable crece el bulo. La ¨²ltima vez que se publicaron estas cuantificaciones del saldo entre lo que aporta cada autonom¨ªa y?lo que percibe fue en 2008, siendo vicepresidente econ¨®mico Pedro Solbes; simult¨¢neamente lo hizo la Generalitat, con Antoni Castells. Nadie (salvo la FAES) puso en cuesti¨®n los resultados. Pero cada uno escogi¨® los de su preferencia. O conveniencia.
Despu¨¦s, el departamento encabezado por Andreu Mas Colell tambi¨¦n ha ofrecido sus n¨²meros, en dos ocasiones; el Ministerio de Exteriores ha emitido alguna estimaci¨®n... Pero pol¨ªticos y acad¨¦micos esperan a los nuevos c¨¢lculos de los t¨¦cnicos del Gobierno, en la esperanza de que ser¨¢n tan amplios y tan neutral y pluralmente elaborados, como en tiempos de Solbes por el Instituto de Estudios Fiscales. Lo comprobaremos.
Mientras, conviene que todos preparen el terreno expurgando el debate de falsas verdades y conceptos venenosos. El primero y principal es el del ¡°expolio¡± fiscal que Espa?a estar¨ªa perpetrando en Catalu?a. El concepto ascendi¨® a la literatura de ambici¨®n cient¨ªfica hace ahora 10 a?os, en un libro a cuatro manos de Jordi Pons y el hoy eurodiputado convergente Ramon Tremosa: L¡¯espoli fiscal, una asf¨ªxia premeditada (Tresiquatre).
Hay misterio en ese texto: el concepto de ¡°expolio¡± solo aparece una vez, y en el t¨ªtulo, ni por asomo en el texto. De modo que habr¨¢ que atribuirlo a su activo editor, mi amigo el mandar¨ªn de la aguerrida patrulla de valencianos partidarios de la separaci¨®n (de Catalu?a), Eliseu Climent.
Es m¨¢s, la tesis central de los autores era muy sensata y nada radical. Apoy¨¢ndose en el mejor criterio redistributivo de que ¡°los habitantes de un territorio pagan en funci¨®n de su producci¨®n (PIB) y reciben en funci¨®n de su poblaci¨®n¡±, calculaban que la contribuci¨®n neta de Catalu?a deber¨ªa haber sido del 5,12% de su PIB (7.351 millones de euros) y no del 7,56% (10.862 millones).
As¨ª que Catalu?a ¡°aport¨® un total de 3.511 millones de euros adicionales a la solidaridad territorial, el 2,44% del PIB catal¨¢n¡± (7,56% menos 5,12%). Esta ser¨ªa la cantidad en discusi¨®n. Es decir, Pons y Tremosa no eran partidarios de cancelar toda solidaridad y de recuperar enteramente el 7,56% del PIB aportado a la caja com¨²n, sino solo una parte de ese guarismo, un 2,44%. Eso equival¨ªa a sostener que no se trataba de un expolio (siete puntos porcentuales lo ser¨ªa), sino de un d¨¦ficit excesivo (dos, tres, cuatro puntos...) En su propia conclusi¨®n literal ¡ªla n¨²mero 16 del cap¨ªtulo final¡ª: los catalanes ¡°contribuyeron en exceso a la solidaridad interterritorial¡±. Y eso sucedi¨® sobre todo por culpa no tanto de lo aportado (m¨¢s o menos correcto, seg¨²n el alto nivel relativo de producci¨®n?/ riqueza), sino de lo recibido (las escu¨¢lidas inversiones regionalizables) realizadas, el sempiterno tal¨®n de Aquiles del sistema.
A?os despu¨¦s, la especialista m¨¢s ecu¨¢nime y s¨®lida en esta materia, la profesora Maite Vilalta, recordaba en un texto que les recomiendo como la Biblia (Balanzas fiscales: metodolog¨ªa, resultados y elementos para un debate, Institut de Dret P¨²blic, 2012) que ¡°si se hubiera aplicado¡± el mismo criterio de ¡°aportar seg¨²n capacidad y recibir seg¨²n necesidades¡± (un est¨¢ndar justo, pues hace ¡°compatible eficiencia y equidad¡±), el d¨¦ficit fiscal medio en el quinquenio 2005-2009 ¡°hubiera sido del 4,2% del PIB¡±, y no del 7,4% registrado (seg¨²n el m¨¦todo de flujo monetario sin neutralizar). Otra vez un d¨¦ficit excesivo, en este caso de 3,2 puntos (7,4 menos 4,2).
Esas y otras posiciones parten de la base de conjugar el deber de solidaridad (y de copago de los servicios estatales comunes) y el de dar suficiente margen a las comunidades econ¨®micamente m¨¢s din¨¢micas.
Es lo que sucede en otros pa¨ªses federales, y se traduce en d¨¦ficits fiscales de las regiones ricas en el entorno del 4%: Australia Occidental, un 3,93%; la belga Flandes, un 4,4%; la canadiense Alberta, un 3,23%, como estudiaron Gerard Montasell y Esther S¨¢nchez; o un 4% la alemana Baden-Wurtemberg, y un 3% Baviera y Renania-Palatinado, como recogieron Pons y Tremosa.
Un 4%. ?Cu¨¢l es la aportaci¨®n neta de Catalu?a, el saldo entre lo aportado y lo recibido, presupuestariamente? Depende del criterio que se aplique: entre el 4,3% y el 8,4% de su PIB, seg¨²n se apliquen, con las oportunas correcciones para neutralizar los efectos del ciclo econ¨®mico (crisis o expansi¨®n), los dos criterios b¨¢sicos de c¨¢lculo (flujo monetario: donde se gasta; y beneficio: los te¨®ricos beneficiados). Hay pues materia corregible.
Lo que no existe ni existi¨® es el pretendido ¡°expolio¡±, ese que utiliza solo el criterio que da la cifra m¨¢s perjudicial, 16.543 millones, un 8,5% del PIB en 2010. Incluso si se conviniese que es la que refleja m¨¢s adecuadamente el d¨¦ficit fiscal, la mitad de la misma no es d¨¦ficit. Se llama, o se llamaba, solidaridad.
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