¡°?Por qu¨¦ recort¨¢is en m¨ª?¡±
Miles de personas protestan en Valencia contra el copago en dependencia
Un estridente coro de bombos, silbatos, bocinas, platillos e incluso un cencerro se o¨ªa ayer por la ma?ana en las calles aleda?as a la plaza de Manises en Valencia. Miles de personas con discapacidad llegadas de toda la Comunidad Valenciana se concentraron frente al Palau de la Generalitat contra un copago en dependencia que consideran ¡°ilegal e inhumano¡±. Los manifestantes, convocados por 13 organizaciones, entre ellas los sindicatos, exigieron la retirada del copago, la dimisi¨®n del presidente, Alberto Fabra, y de la consejera de Bienestar Social, Asunci¨®n S¨¢nchez Zaplana.
Asunci¨®n, Asunci¨®n, qu¨¦ consellera m¨¢s rata Asunci¨®n. Asunci¨®n, Asunci¨®n, no nos jodas la pensi¨®n, cantaba silenciosa una pancarta. Qu¨¦ vida tan diferente, se?or presidente. La suya y la nuestra, se?or presidente, rezaba un cartel manuscrito.
¡°Tengo un hijo autista con 37 a?os que necesita, adem¨¢s del centro, una persona que le ayude. Entre el copago y los gastos de comedor tengo que desembolsar 4.287 euros al a?o¡±, explicaba Remedios M¨¦ndez (59 a?os), venida desde Ontinyent (Valencia). ¡°Ellos quieren que tengamos ni?os con deficiencias... Yo le dejar¨ªa a Gallard¨®n a mi hijo en la puerta de su casa un mes. Y sin quitarle lo que nos van a quitar a nosotros. ?A ver qu¨¦ hac¨ªa!¡±, sentenciaba enfadada.
"A mi hija le quedar¨¢n 100 euros al mes¡±, se quejaba una madre
Necesitamos cada c¨¦ntimo de las pagas, ?escuchad!, clamaba al aire un cartel. ?Por qu¨¦ recorta en m¨ª?, se preguntaba ret¨®ricamente otro. Las historias de las familias son similares. ¡°Mi hija tiene 36 a?os y m¨¢s de un 90% de discapacidad. A veces se pone muy agresiva. Tengo 73 a?os y me hace falta ayuda para cuidarla. Con lo que va a tener que pagar, a mi hija le quedar¨¢n solo 100 euros al mes¡±, explicaba una madre llegada en tren desde La Encina (Alicante).
La Generalitat ha encomendado a los centros que recauden el importe de los copagos, pero estos se niegan. La medida, que podr¨ªa darles liquidez, les hace sentir verdugos de una situaci¨®n de conflicto.
Juli¨¢n Oviedo, director del centro ocupacional Los Silos de Burjassot explicaba su malestar: ¡°Es un doble pago aunque la Administraci¨®n lo niegue. Desde el a?o 91 o 92 los usuarios est¨¢n haciendo una aportaci¨®n familiar a los centros, en mi centro son 40 euros. El a?o pasado hicieron otra aportaci¨®n m¨¢s y hoy en d¨ªa est¨¢n pagando cerca del 10% de lo que cuesta la plaza. El copago no elimina la aportaci¨®n familiar: se suma¡±.
Los centros se sienten verdugos en una situaci¨®n de conflicto
Maria Jos¨¦ Ruiz vive desde hace un a?o y medio en un piso tutelado en Burjassot. El objetivo de los pisos es lograr la plena integraci¨®n de los usuarios para que puedan vivir solos. Para ello, hacen actividades con colectivos normalizados, pero estas actividades se pagan. Con una pensi¨®n no contributiva de 365 euros y un copago de 239 euros, Mar¨ªa Jos¨¦ explica que, con unos padres mayores que no pueden atenderla y sin m¨¢s ingresos que los 126 euros restantes, no tiene para vivir. ¡°Si tuviera que salir del piso no s¨¦ qu¨¦ har¨ªa porque no tengo donde ir.
Sergio Dares (35 a?os), usuario de un centro ocupacional de X¨¤tiva (Valencia) explicaba que el copago supondr¨¢ un retroceso en su autonom¨ªa: ¡°De momento no me he planteado salir del centro pero si las cosas van as¨ª tendr¨¦ que salir. Para m¨ª ser¨ªa mal¨ªsimo porque estoy all¨ª durante el d¨ªa, trabajo haciendo rejillas, me distraigo y me hace sentir bien estar en el centro¡±.
Mostrando una pegatina en con la cifra que la Generalitat le obligar¨¢ a pagar, Sergio lanzaba un mensaje: ¡°Si pudiera hablar con el se?or presidente le dir¨ªa que, por favor, tenga un poco de dignidad y respeto hacia los discapacitados porque nosotros somos personas, seres humanos. Que se baje del burro, que nosotros no somos maletas de carga que se abandonan en la puerta¡±.
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