Perder
En este pa¨ªs hemos perdido ¨²ltimamente muchas cosas. Pero el extrav¨ªo de la petici¨®n de indulto para Baltasar Garz¨®n es una de las m¨¢s extra?as
Una va por la vida perdiendo cosas, algunas valios¨ªsimas, como el tiempo y luego siempre es tarde para volver al punto de partida, igual que cuando se retrasa la respuesta a una pregunta importante del tipo nos fugamos juntos a la selva o as¨ª. Todo el mundo ha perdido algo: la inocencia, un tren, el miedo, una oportunidad¡ En los juzgados a veces tambi¨¦n se pierden los papeles sin que nadie los vea, por eso dicen que la justicia es ciega. Hay gente que pierde cosas normales como las gafas o el hilo, que basta con que le reces un padrenuestro a San Antonio y ya est¨¢. Luego est¨¢n los que pierden cosas inveros¨ªmiles como mi hermano Xabi que el a?o pasado en plenas fiestas patronales sali¨® de casa con los tres cr¨ªos y en un momento perdi¨® de vista al peque?o. Se puso a buscarlo en medio del tumulto como un desesperado, preguntando a todo el mundo si hab¨ªa visto a un ni?o de tres a?os con la camiseta de los Simpson hasta que una vecina le dijo: Pero, hombre, si lo llevas en brazos. En Pontevedra esas cosas pasan mucho por el clima. Rajoy tambi¨¦n se perdi¨® un d¨ªa al salir del casino camino de la Moncloa y a¨²n no se encontr¨®.
En la oficina de objetos perdidos aparecen todo tipo de cosas: s¨®lidas, l¨ªquidas gaseosas o espirituales que la gente se va dejando por ah¨ª en cualquier parte y luego se vuelve loca. Pascal, por ejemplo, dec¨ªa que el que tiene dos amores, pierde la cabeza, pero el que tiene dos casas, pierde el coraz¨®n. Es una manera de verlo.
Otra cosa que se suele perder mucho es la paciencia. AENA lleg¨® a perder en una ocasi¨®n 15.000 maletas en un d¨ªa, que no las pierde nadie si no le pone much¨ªsimo empe?o y dedicaci¨®n exclusiva. Otros pierden el oremus, como Alberto Fabra que est¨¢ siendo engullido por del agujero negro del PP en plan Saturno y ni se entera. Ahora mismo en la Comunidad Valenciana los votos del Partido Popular se hallan tan perdidos que en las pr¨®ximas elecciones pueden aparecer en el sitio menos pensado como cuando te dejas las gafas dentro de la nevera y las encuentra Rosa D¨ªez, por ejemplo.
En la vida tambi¨¦n hay gente que no tiene nada que perder y est¨¢ dispuesta a cambiar el mundo con un beso, un brindis, o un corte de mangas. Algunos saben que no hay ninguna maldita manera de ganar ¡ªcomo le dice Robert Mitchum a Jane Greer en Retorno al pasado¡ª pero piensan que puede haber un modo para perder m¨¢s despacio. Claro que Robert Mitchum ten¨ªa un hoyuelo en la barbilla y as¨ª cualquiera.
A la hora de perder siempre ha habido estilos. En este pa¨ªs hemos perdido ¨²ltimamente muchas cosas. Pero el extrav¨ªo de la petici¨®n de indulto para Baltasar Garz¨®n es una de las m¨¢s extra?as entre todas las habidas y por haber. Uno de esos misterios que deja a un pa¨ªs a su altura.
El expediente sali¨® del Ministerio de Justicia hacia el Tribunal Supremo el d¨ªa 29 de junio de 2012 a las diez de la ma?ana, pero nunca lleg¨® a su destino. Se esfum¨®. Fue el ¨²nico expediente que sufri¨® un percance semejante entre los m¨¢s de 7.000 que fueron tramitados a lo largo del a?o.
El ministerio dice que es normal que algunos documentos oficiales no se entreguen en mano sino por correo postal. Vale. Tambi¨¦n dice que es normal que a veces algunas de esas entregas se hagan sin acuse de recibo, por lo que no hay manera de asegurarse que los oficios llegan a su destino. Bueno. El subsecretario de Justicia ha dicho adem¨¢s que no piensa abrir ninguna investigaci¨®n interna ni en el ministerio ni en el Tribunal Supremo para aclarar lo ocurrido porque no hay indicios de sospecha. Seguramente tiene raz¨®n. Hay cosas que se pierden y ya. Como la verg¨¹enza.
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