Potingues antiarrugas

Las bandas de chicos y los ritmos biol¨®gicos son conceptos que hacen malas migas. A estas alturas, un concierto de Backstreet Boys ha de dirimir cuestiones m¨¢s aer¨®bicas que musicales. Y a tenor de lo visto anoche en un Vistalegre casi lleno, estos cinco caballeros pueden estar orgullosos de sus entrenadores personales, rigor diet¨¦tico y buena respuesta org¨¢nica a los potingues antiarrugas que tengan a bien aplicarse. Las consideraciones art¨ªsticas quedan en un plano secundario, por mucho que la pantalla gigante, consagrada a la autopromoci¨®n, recuerde que estas criaturas han despachado 130 millones de discos a lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.

La m¨²sica importa tan poco que no hay m¨²sicos: solo las cinco (supuestas) voces pr¨ªstinas, un moderado despliegue en luminotecnia y un amplio cat¨¢logo de posturitas. O qui¨¦n sabe si de postureo. La mala conciencia debe pesar, porque en el intermedio ac¨²stico del espect¨¢culo, con 10,000 promises o Madeleine, nuestros buenos mozos rasguean unas guitarras y anuncian, ufanos: ¡°?Somos una boy band con instrumentos!¡±.

Claro que hay alg¨²n t¨ªmido asidero sonoro al que aferrarse. I¡¯ll never break your heart se engloba en ese correcto nuevo soul que podr¨ªa suscribir Babyface y We¡¯ve got it goin¡¯ on seguir¨ªa funcionando como llenapistas con disfraz de hip hop. Pero las disyuntivas fundamentales son otras: rubios o morenos (los casta?os no se contemplan como tercera v¨ªa), lampi?os o hirsutos, con chupa o camiseta de tirantes, visera o cr¨¢neo despejado. Cada asistente elige a su boy favorito en funci¨®n de estos par¨¢metros y los cinco se conceden su margen de protagonismo con mon¨®logos sonrojantes, perseverantes invitaciones a comprarnos el ¨²ltimo disco y los elogios de Nick Carter a ¡°las bonitas chicas¡±. Eso fue lo m¨¢s destacado de la velada, junto con sus virulentas sacudidas p¨¦lvicas durante I want it that way. Y de m¨²sica ya hablaremos en otro rato.