Pedralbes, refugio antia¨¦reo de la memoria
Una exposici¨®n reivindica el papel del monasterio en la protecci¨®n del patrimonio en 1936
Siete siglos de vida dan para mucho. Desde su fundaci¨®n en 1326 por la Reina Elisenda de Montcada, el monasterio de Santa Maria de Pedralbes ha vivido muchas historias y de todos los colores. Unas, brillantes como las vividas durante los primeros siglos, en el que las monjas que ingresaban, al pertenecer a las familias m¨¢s influyentes del pa¨ªs, convirtieron el monasterio en un centro de poder dot¨¢ndolo de importantes obras de arte, muchas de las cuales han llegado hasta nosotros.
Otras, son menos conocidos, como las ocurridas durante el periodo de la guerra civil en la que el cenobio se convirti¨® en un referente cultural de toda Catalu?a al jugar un papel fundamental en la salvaguarda del patrimonio. La exposici¨®n Patrimonio en tiempos de guerra pone luz al periodo convulso vivido entre 1931, a?o en el que el edificio fue declarado monumento por la Rep¨²blica hasta 1941, momento en el que las clarisas volvieron tras un exilio de tres a?os.
En julio de 1936 Barcelona era un caos. Una de las primeras actuaciones de la Generalitat fue confiscar el monasterio y destinarlo a proteger, conservar e inventariar las colecciones requisadas o entregadas voluntariamente para evitar que fueran pasto de la barbarie de la guerra. Como si fuera una enorme caja fuerte, Pedralbes qued¨® en manos de la Comisar¨ªa de Museos, que recobr¨® la idea de convertirlo en el Museo de Arte G¨®tico de Catalu?a (una idea de los a?os veinte que volv¨ªa a tomar cuerpo). Incluso en una fotograf¨ªa in¨¦dita recuperada por los comisarios de la exposici¨®n, Carme Aixal¨¤ y Jordi Ramos, en el Archivo General Militar de ?vila se puede ver un r¨®tulo en la entrada que lo anunciaba. El cartel desapareci¨®, pero los clavos para sujetarlo contin¨²an en la fachada.
El gobierno de la Rep¨²blica espa?ola tambi¨¦n utiliz¨® el monasterio como almac¨¦n para instalar obras procedentes de la junta Central del Tesoro Art¨ªstico y de la Caja de Reparaciones, con obras confiscadas a particulares, instituciones, partidos pol¨ªticos y sindicatos. En otro documento in¨¦dito, localizado esta vez en el Instituto del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol, se puede leer una relaci¨®n de 543 cuadros firmados por pintores de la talla de Zurbar¨¢n, Greco, Goya, y muchos m¨¢s, que encontraron refugio en este monasterio, y que al final el conflicto fueron devueltos.
La exposici¨®n se ha repartido por las estancias m¨¢s destacadas del monasterio. En el dormitorio se pueden ver los documentos y algunas de las obras que estuvieron depositadas aqu¨ª hasta 1939. Muchas, al no ser reclamadas por sus due?os fueron repartidas por diferentes museos espa?oles. Es el caso de muchas de las pinturas conservadas en el Museo de Zaragoza, tal y como se pueden leer las etiquetas colocadas en el reverso de varios cuadros expuestos. ¡°Recuperado al enemigo por el ej¨¦rcito espa?ol¡±. En la sala capitular se reproduce otro momento fundamental de la historia contempor¨¢nea del convento: el octubre de 1938 la Generalitat lo convirti¨® en el Archivo Hist¨®rico de Catalu?a y traslad¨® nada m¨¢s y nada menos que la documentaci¨®n de 226 archivos; sobre todo barceloneses tras los cruentos bombardeos que asolaban la ciudad. Con enormes fotograf¨ªas se reproducen los montones de documentos, libros, legajos y los muebles que llegaban con los documentos repartidos por todo el edificio, tal y como se ve en los planos conservados en el Arxiu Nacional de Catalunya.
Esta historia tiene sus protagonistas: Pere Coromines, Agust¨ª Duran i Sanpere, Joaquim Folch i Torres, Ventura Gassol, Jeroni Martorell y muchos otros. En la exposici¨®n se reivindica a Josep Rocarol, un amigo de Picasso, que el 22 de julio particip¨® activamente en la protecci¨®n del monasterio: Al estallar el conflicto hizo una hoguera en la puerta de la iglesia con cuatro muebles para dar a entender que los grupos anticlericales ya hab¨ªan pasado y as¨ª evitar un mal mayor.
?¡®Las Meninas¡¯ en el convento?
"Nos hubiera gustado poder asegurar que las obras del Prado estuvieron en este monasterio en su viaje al exilio, pero no hemos encontrado el documento que lo corrobore", explican los comisarios. Sin embargo, Aixal¨¤ y Ramos ponen sobre la mesa datos que podr¨ªan corroborar que Las Meninas durmieron en el convento: cuando los nacionales entraron en Barcelona en 1939, les recibi¨® en el monasterio de Pedralbes Ignacio Fern¨¢ndez, conserje del Prado. "Conocemos una minuta oficial por la que se le paga por su trabajo en el Palacio de Pedralbes, pero tambi¨¦n un cuadernillo en el que apunt¨® las obras depositadas en el monasterio que se devolv¨ªan a sus due?os".
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