Un s¨ªntoma
El pacto electoral entre Ernest Maragall y Oriol Junqueras pone en evidencia el alejamiento del PSC de la centralidad
La Confer¨¨ncia dels Homes i Dones d'Esquerra fue una plataforma activa entre 1985 y 1987, pr¨®xima al PSC y bendecida por el entonces alcalde Pasqual Maragall, mediante la cual se intent¨® romper el incipiente maleficio de que, en las elecciones catalanas, la izquierda ca¨ªa derrotada ante Pujol. Es evidente que no consigui¨® revertir esa tendencia, y resulta imposible saber cu¨¢ntos votos adicionales capt¨® para las papeletas socialistas. Sin embargo, constituy¨® una excelente pasarela por la que nombres conspicuos del PSUC menos dogm¨¢tico (Jordi Sol¨¦-Tura, Jordi Borja...) transitaron con elegancia hasta el PSC. Y, de alg¨²n modo, puso la primera piedra de una din¨¢mica de apertura, de ensanchamiento de las propias bases sociales y pol¨ªticas, que llevar¨ªa al maragallismo a la victoria aritm¨¦tica de 1999 y, aunque con muletas, a la conquista de la Generalitat en 2003.
Ciutadans pel Canvi (1999-2011) tuvo otro grosor y otra enjundia, que no cabe resumir aqu¨ª. En todo caso, y aunque sea un enigma qu¨¦ sumando de votos aport¨® al caudal socialista (los apparatchiki de Nicaragua han sostenido siempre que bien pocos), es indudable que su coalici¨®n formal con el PSC en los comicios de 1999 y de 2003 supuso un plus cualitativo y una imagen renovadora, de superaci¨®n del partidismo estricto, que contrastaban con el coet¨¢neo agotamiento pujolista y contribuyeron a hacer posible la alternancia en el Gobierno catal¨¢n.
Catalunya 2003 fue la asociaci¨®n pol¨ªtica soberanista articulada alrededor de Pere Esteve despu¨¦s de que este abandonase Converg¨¨ncia Democr¨¤tica en desacuerdo con el mantenimiento de la alianza Pujol-Aznar. Desde luego, nunca se trat¨® de una fuerza de masas; pero, pactando un acuerdo electoral con ella en 2003 y 2004, la direcci¨®n de Esquerra Republicana visualizaba su apertura y su receptividad hacia los convergentes decepcionados e irritados por la larga connivencia con el PP. Unos votantes convergentes de los que Esquerra atrajo a cientos de miles durante aquel ciclo electoral.
Al anunciar el martes su alianza con ERC, Ernest Maragall explic¨® que la conceb¨ªa como un paso en la construcci¨®n de ¡°un espacio amplio y transversal de izquierdas catalanista¡±
Si evoco todos estos antecedentes es porque me parecen ¨²tiles de cara a interpretar y evaluar la noticia del acuerdo electoral y pol¨ªtico anunciado esta semana entre Nova Esquerra Catalana y ERC. Nova Esquerra Catalana (NECat) es un partido con poco m¨¢s de un a?o de vida y unos cientos de afiliados, que sin embargo re¨²ne en sus filas a significados miembros de la extinta plataforma Ciutadans pel Canvi (Josep Maria Balcells, ?lvar Roda...), a importantes l¨ªderes del socialismo comarcal de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas (el ex alcalde de Figueres, Joan Armangu¨¦; el ex alcalde de Sitges Jordi Serra; el ex alcalde de Banyoles Joan Solana; la ex alcaldesa de Roses Magda Casamitjana; el ex diputado y senador leridano Pep M¨°dol...), y, como figura m¨¢s visible, al exconsejero de Educaci¨®n Ernest Maragall, de quien su compa?ero de Gobierno Quim Nadal ha subrayado recientemente que es ¡°el aut¨¦ntico Maragall¡±.
Al anunciar el martes su alianza con Oriol Junqueras, Ernest Maragall explic¨® que la conceb¨ªa como un paso en la construcci¨®n de ¡°un espacio amplio y transversal de izquierdas catalanista¡±. El futuro dir¨¢. En cuanto al presente, es obvio que pactando con NECat la lista para las europeas ¡ªpero con voluntad de coalici¨®n permanente, seg¨²n hizo notar el l¨ªder republicano¡ª Esquerra hace suya buena parte de la herencia simb¨®lica del maragallismo (?qui¨¦n queda en la calle de Nicaragua que pueda reivindicarla?), y se pone en condiciones de recoger un voto catalanista-progresista no metropolitano sin el cual el PSC jam¨¢s habr¨ªa gobernado tantos ayuntamientos de la Catalu?a interior. Que ese voto, y los cargos p¨²blicos de ¨¦l emanados, se sienten cada vez m¨¢s inc¨®modos ante la l¨ªnea de la direcci¨®n lo demuestra la postura de esta de permitir que concejales, consejeros comarcales y diputados provinciales socialistas se pronuncien en sus instituciones a favor de la consulta del 9 de noviembre, consulta que la c¨²pula rechaza. De otro modo, la Comisi¨®n de Garant¨ªas del partido tendr¨ªa que estudiar no tres o cuatro expedientes disciplinarios, sino tres o cuatrocientos. En cuanto a los tres diputados r¨¦probos (Marina Geli, N¨²ria Ventura y Joan Ignasi Elena), la decisi¨®n de no tomar acerca de ellos ninguna decisi¨®n hasta el verano es un indicio m¨¢s de la fragilidad y el riesgo de implosi¨®n que vive el PSC.
Ante la noticia del acuerdo entre ERC y NECat, Pere Navarro ha echado mano de una respuesta de manual antiguo: el movimiento de Ernest Maragall ¡°fortalece al PSC¡± porque ¡°clarifica¡± el mapa pol¨ªtico catal¨¢n; es m¨¢s o menos lo que dec¨ªan los viejos estalinistas: ¡°El partido se fortalece depur¨¢ndose¡±. Pero la realidad es otra. Aunque el citado pacto no afecte formalmente al PSC, constituye un poderoso s¨ªntoma de su alejamiento de la centralidad, de su automarginaci¨®n, de su s¨ª pero no al derecho a decidir, de su identificaci¨®n sin matices con el PSOE, de su inveros¨ªmil alineamiento en el bloque espa?olista junto a PP y Ciutadans.
En fin, no estar¨¢ de m¨¢s recordar un a?ejo axioma pol¨ªtico-electoral: las coaliciones nunca suman; o restan, o multiplican.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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