Ahmed y Pep cruzan el Estrecho a bordo de un cancionero com¨²n
'El Botifarra' presenta un proyecto que funde cantares valencianos y marroqu¨ªes
Pep Gimeno el Botifarra y Ahmed Touzani cruzaron la noche del domingo varias veces el estrecho de Gibraltar, en una y otra direcci¨®n, sin moverse de Valencia, sin bajar del escenario del Teatre El Micalet. Lo hicieron sin barca alguna y sin que nadie pudiera detener el tr¨¢nsito de unas canciones que eran tan valencianas como marroqu¨ªes, tan del uno como el otro.
Comenzaron con un cant de batre, que el de X¨¤tiva bord¨® con la maestr¨ªa que le caracteriza, aprendida de su abuela Otilia Borred¨¤, de Benig¨¤mim, y otros cantaores y cantaoras que le han saciado a lo largo de sus a?os su sed de conocimiento de la tradici¨®n musical oral? valenciana. Sin soluci¨®n de continuidad, el marroqu¨ª se enganch¨® al canto en su lengua, variando ligeramente los colores pero manteniendo la tonalidad, la cadencia, el ritmo, la melod¨ªa, apoy¨¢ndose en el la¨²d y llev¨¢ndosela al otro lado del Estrecho con la mayor naturalidad, para volver en pocos minutos a este lado y pasarle de nuevo el testigo a El Botifarra.?
As¨ª fue toda la velada, haciendo honor al nombre del espect¨¢culo, De banda a banda.? Subidos los dos cantantes a bordo de un cancionero que inclu¨ªa el fandango, la grana?na (la de Montaverner, si la memoria no falla), la jota, el romance e incluso la malaguenya (la de Barxeta, c¨®mo no), ya hacia el final, fueron y vinieron del norte de Africa a los confines de la Vall d'Albaida (que fue la comarca m¨¢s representada, cuna de la abuela del cantaor valenciano) recordando siglos de historia com¨²n.
Cuando la expulsi¨®n de los moriscos, los espa?oles de origen ¨¢rabe que quedaron hicieron m¨¢s nadals que nadie, vino a decir Pep Gimeno, cuando lleg¨® el turno de este comp¨¢s, para demostrar que eran m¨¢s cristianos que nadie. Los comentarios amenos, ilustrativos, jocosos, se sucedieron entre una y otra pieza, por parte del valenciano, jugando con el habla popular de la Costera o de la Vall, con los giros castellanizantes o con las citas textuales de los buelos y sus chascarrillos, hasta llegar a un mon¨®logo memorable y muy largo, en la que enlaz¨® dichos y refranes del calendario agr¨ªcola anual, mes a mes, hasta dejar at¨®nito al respetable por la gracia y capacidad memor¨ªstica que demostr¨®. Todo un showman.?
Es inevitable recordar como antecedentes, m¨¢s al sur, el trabajo del Lebrijano con la Orquesta Andalus¨ª de Tetu¨¢n, o incluso antes, en tierras valencianas, el de Al Tall con Muluk El Hwa y su disco Xarq Al Andalus. Pero lo que en estos ¨²ltimos fue un primerizo y brillante encuentro entre dos m¨²sicas en apariencia lejanas, la de la m¨²sica gnaua y la tradicional valenciana, en el caso de Pep Gimeno El Botifarra y Ahmed Touzani es una aut¨¦ntica pareja de hecho, por no decir maridaje, de canciones que son duales, que admiten como m¨ªnimo dos lecturas, a una y otra orilla del Estrecho, y que se funden al final en una sola.
Como ejemplo para quienes est¨¦n menos familiarizados con la tradici¨®n valenciana, El Botifarra lanz¨® al escenario una conocida en toda Espa?a y mucho m¨¢s all¨¢. "Pero si tienen hasta La Tarara!", dijo como si fuera el colmo, refiri¨¦ndose al pueblo al que pertenece Touzani y la hicieron juntos a su manera dispar, el uno con la pandereta y el otro con el viol¨ªn que toca de forma espl¨¦ndida. No lo hicieron solos, justo es decirlo, sino en quinteto de ricas percusiones, bajo el¨¦ctrico que coqueteaba con el la¨²d y guitarra espa?ola ta?ida con elegancia. El colof¨®n del concierto estuvo a la altura del viaje intercontinental, con Miquel Gil en escena, para mostrar una vez m¨¢s lo bien que armonizan ambas voces, bajo y tenor del cant valenci¨¤.
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