Castella se lleva el mano a mano por la m¨ªnima
Los toros de Zalduendo, de buen fondo, adolecieron de fuerzas

La corrida de Zalduendo tuvo pantalla, pero poco m¨¢s; los seis toros. Mucho envoltorio para tan poco contenido. Hubo toros con muy buen fondo ¨Clos tres primeros-, mas con tan escaso resuello que se perdieron en el limbo. Cinco pr¨¢cticamente calcados en cuanto a fuerzas, y uno, el quinto, que se salt¨® el guion de la corrida y dio la nota: la suya particular. Toro armado con un pit¨®n derecho descarado. Una cabeza de toro antiguo y comportamiento tambi¨¦n de astado de otros tiempos, cuando los toros mansos eran moneda de curso corriente. Ese quinto no enga?¨® desde que salt¨® al ruedo. Destap¨® protestas de la gente no se sabe muy bien por qu¨¦. Ser¨ªa porque de salida camp¨® a su bola, sin hacer caso de nadie. Su mansedumbre la cant¨® sin disimulos. Al caballo se lanz¨® a oleadas, la primera desde el mismo platillo y una vez avistado el picador. Sin avisar. La segunda entrada fue otra alocada carrera, id¨¦ntica a la primera. Y, en ambos casos, el de turno no tuvo misericordia y le peg¨® con dureza. Adem¨¢s,el toro se sali¨® de la suerte por su cuenta y riesgo.
En banderillas mantuvo su l¨ªnea: m¨¢s oleadas. Y as¨ª, con toro tan jur¨¢sico, se fue a por ¨¦l Castella. Ni corto ni perezoso quiso Castella abrir la faena sentado en el estribo. El gesto qued¨® en intento, pues el toro le neg¨® el saludo. Visto lo cual, el torero franc¨¦s opt¨® por doblarse con ¨¦l y de manera elegante se lo llev¨® fuera del tercio. No hubo manera de cuajar una serie completa, pero se dej¨® querer Castella en cuanto el toro le hac¨ªa una mueca. Tir¨® Castella del Zalduendo y le busc¨® su punto d¨¦bil. Muy protest¨®n el toro por el pit¨®n derecho, medio se dejaba enga?ar por el izquierdo por un Castella que no se aburri¨®. Con el toro ya venido abajo y parado, cuando el poco pescado ya estaba vendido, vinieron efectismos finales. Fuegos de artificio que parecieron sobrar.
ZALDUENDO / CASTELLA, PERERA ¨Cmano a mano-
Toros de Zalduendo, propiedad de Fernando Domecq. Bien presentados y armados. De buen fondo, pero de muy escasas fuerzas.
Sebasti¨¢n Castella. Pinchazo y estocada corta (saludos); estocada perdiendo muleta ¨Caviso- (oreja); pinchazo, media ¨Caviso- y descabello (saludos).
Miguel ?ngel Perera. Entera desprendida (palmas); estocada sin puntilla (ovaci¨®n); dos pinchazos y tres descabellos (silencio).
Plaza de Valencia, 17 de marzo. 9? de fallas. Tres cuartos. Actu¨® de sobresaliente V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez.
La ¨²nica oreja de la tarde la cort¨® Castella del tercero y en el ¨²nico en que los dos espadas parecieron competir en quites. Primero el propio Castella, por chicuelinas abrochadas con revolera; luego Perera, con el capote a la espalda, sin mucho brillo; y de nuevo Castella, esta vez por saltilleras. Pero tanto capote lo acus¨® en el tercio final un toro que apuntaba m¨¢s alto. El comienzo de la faena fue llamativo, con un pase por la espalda, el de pecho, de nuevo otro por la espalda y de remate otro de pecho. Todo en el centro del ruedo. Muy buen fondo en el toro, pero que perdi¨® los cuartos delanteros m¨¢s de la cuenta. Cogido con agujas el toro, Castella opt¨® por el toreo de cercan¨ªas, por donde m¨¢s c¨®modo se siente este torero. Valeroso y en b¨²squeda del eco del tendido, que no acababa de llegar. Con el de Zalduendo ya ahogado, llegaron unas manoletinas de frente y despu¨¦s una estocada perdiendo la muleta.
Tambi¨¦n tuvo buen fondo el toro que abri¨® plaza, noble y con clase. Con viaje largo en el capote, pero que ya por entonces midi¨® la arena. Un vientecillo molesto incomod¨® a Castella que, muy correcto pero algo fr¨ªo, mont¨® una faena de saber, ser y estar. Y de sentirse c¨®modo. El toro aguant¨® hasta verse exprimido en las manos de un Castella al que se le vio a gusto.
El primero de Perera fue otro buen toro, que tambi¨¦n acab¨® ahogado y al borde de la extenuaci¨®n. Tuvo buen aire en banderillas y Perera lo enganch¨® bien en una primera serie. Demasiado sometido el toro, que dobl¨® tambi¨¦n los remos m¨¢s de la cuenta. No prendi¨® la faena de Perera y aunque le arranc¨® una serie con la izquierda, nadie del tendido reaccion¨®.
Rebrincado y sin resuello, el cuarto, que al segundo muletazo ya rod¨® por la arena. La faena de naci¨® y muri¨® sin inter¨¦s. Perera lo intent¨®, pero de forma in¨²til. Al sexto lo recibi¨® Perera con una larga cambiada de rodillas a porta-gayola y otra igual en el tercio. No tuvo ninguna entrega ese toro que, al paso, tampoco quiso ser un aliado de Perera. Intentos vanos y una colada cuando trataba de pasarlo al natural, dejaron la cosa en combate nulo y la tarde sentenciada.
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