El acusado de matar a dos chinas, culpable solo de una de las muertes
El fiscal solicitaba 14 a?os de c¨¢rcel por el doble asesinato El otro sospechoso sigue en paradero desconocido tras la negativa de China a extraditarlo
El jurado popular ha declarado a Zhang Hai Jie culpable del homicidio de Guang Qu, una de las dos ciudadanas chinas fallecidas en el doble crimen ocurrido en Pontevedra en el a?o 2009. El fiscal del caso, que ped¨ªa 28 a?os de c¨¢rcel por los dos asesinatos, ha decido rebajar la pena a la mitad para el acusado y ahora tendr¨¢ que ser el Tribunal el tome la ¨²ltima decisi¨®n.
La Audiencia de Pontevedra ha celebrado durante esta semana un juicio por el doble homicidio en un piso de la ciudad en el que el principal sospechoso, chino, est¨¢ en su pa¨ªs, que se niega a extraditarlo o siquiera mandar una muestra de ADN para compararlo con el que se encontr¨® en el lugar del crimen. As¨ª que las sesiones se han centrado en Zhang Hai Jie. Los miembros del jurado solo consideran culpable a Hai Jie de las segunda de la muertes, la de Guang Qu.
El caso conmovi¨® a los vecinos en abril de 2009 por la brutalidad de las muertes. Ambas mujeres, Kung Yong y Guang Qu, recibieron golpes, la primera fue ahorcada con un lazo y la segunda asfixiada, tapados sus orificios con cinta de embalar, un final ¡°terrible¡± seg¨²n declararon los forenses, pero con m¨®vil incierto. La fiscal¨ªa apunt¨® a dos posibles causas: una venganza, pues el sospechoso fugado hab¨ªa convivido con una de las mujeres y hab¨ªa intentado sin ¨¦xito, seg¨²n algunos indicios, mantener una relaci¨®n sentimental con ella; y otro econ¨®mico, como apunta el robo de las tarjetas de cr¨¦dito, que fueron posteriormente utilizadas.
El fiscal del caso, Juan Carlos Aladro, sostuvo de entrada que la ¡°escala de valores¡± del espa?ol medio no sirve para juzgar la idiosincrasia y comportamientos de la comunidad china, mientras que el abogado de la defensa present¨® al acusado como un trabajador encerrado en la cocina de un restaurante en Elche que solo vino a Pontevedra porque un conocido le prometi¨® 10.000 euros si se prestaba su documentaci¨®n (falsa) para realizar una transferencia bancaria internacional. Tambi¨¦n plante¨® dudas respecto al distinto estado de descomposici¨®n de los cad¨¢veres o incluso sobre la posible responsabilidad en el segundo homicidio de un tercero, con alusiones veladas a la clientela de una de las fallecidas, teor¨ªa que la polic¨ªa hab¨ªa descartado pronto tras los interrogatorios de la instrucci¨®n. ¡°Yo tambi¨¦n soy un v¨ªctima¡±, declar¨® el acusado.
El fiscal y los polic¨ªas explicaron la compleja investigaci¨®n, que lleg¨® a Zhang Hai Jie tras el cruce de m¨²ltiples n¨²meros de tel¨¦fono m¨®vil y el rastro que dejan en los terminales, incluso si se cambien las tarjetas. Los registros de llamadas lo situaron en los mismos lugares que el considerado como principal implicado, y sus declaraciones antes del juicio fueron contradictorias, pues neg¨® haber estado en el piso hasta que le comunicaron que hab¨ªa dejado una huella en una puerta. A partir de ah¨ª sostuvo que solo hab¨ªa entrado a orinar y beber a un vaso de agua y que se hab¨ªa quedado en la calle esperando a que su compa?ero mantuviese relaciones sexuales con una de las mujeres, y que no se enter¨® de lo sucedido hasta semanas despu¨¦s.
La fiscal¨ªa y la acusaci¨®n particular entienden, por el contrario, que el homicidio fue premeditado, que la pareja buscaba a Guang Qu y concert¨® una cita falsa para que no estuviese en su domicilio a la llegada de los visitantes, que se encontraron con Kung Yong, una mujer ¡°en el lugar equivocado¡±, seg¨²n declar¨® uno de los investigadores durante el juicio. Seg¨²n la acusaci¨®n, la mataron y dejaron su cuerpo entre la pared y la cama, de forma que alguien que entrase en el piso no pudiese reparar a simple vista en que hab¨ªa un cad¨¢ver. Despu¨¦s lleg¨® la otra, que corri¨® id¨¦ntica suerte. La ¨²ltima sesi¨®n se centr¨® en el punto clave de las circunstancias de la muerte. Los forenses admitieron que a la primera de las mujeres pudo matarla una sola persona, mientras que para la segunda, sujetada por las extremidades, tuvieron que intervenir al menos dos. La acusaci¨®n hizo hincapi¨¦ en este hecho durante sus conclusiones finales, mientras que la defensa trat¨® de restarles valor.
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