Prospecciones gas-petrol¨ªferas en el entorno mediterr¨¢neo
La ciudadan¨ªa protesta porque teme que se destruya su patrimonio medioambiental
La respuesta social a las iniciativas de buscar hidrocarburos en nuestro entorno m¨¢s inmediato est¨¢n, otra vez, despertando la preocupaci¨®n en la poblaci¨®n potencialmente afectada que a trav¨¦s de protestas callejeras intenta defenderse de lo que constituye ya una amenaza seria. Tambi¨¦n y eso resulta chocante, algunos pol¨ªticos del Partido Popular en las autonom¨ªas afectadas adoptan, al menos de palabra, una posici¨®n equ¨ªvoca, manifestando su disconformidad con las prospecciones promovidas desde el Estado; como siempre, la culpa es del Gobierno anterior que autoriz¨® los trabajos e intentando capitalizar en su favor las protestas ciudadanas.
En el caso del fracking la ciudadan¨ªa protesta porque teme que se destruya su patrimonio medioambiental; tambi¨¦n en las prospecciones marinas. Existen razones fundadas para temer que se perjudique sus principales fuentes de supervivencia: agricultura, silvicultura y sobre todo turismo en ambos casos. El conflicto se produce porque son puestos en juego diversos valores que son interpretados de diferente manera por los actores seg¨²n sus puntos de vista, intereses y capacidad de actuaci¨®n-poder. Veamos, uno por uno, cuales son unos y otros.
Los valores medioambientales no son algo difuso y sentimental. Se trata de las caracter¨ªsticas que en cada territorio permiten la vida m¨¢s o menos gratificante de los habitantes. En las prospecciones terrestres y marinas se amenaza al paisaje, a la calidad de las aguas, a la flora y fauna; en las marinas los da?os afectan a dem¨¢s a la fauna en una medida imposible de precisar; en las explotaciones posteriores, si las prospecciones tienen ¨¦xito, los da?os sobre el entrono suelen provocar transformaciones irreversibles que pueden producir da?os sobre las formas de vida tradicionales y otros recursos y sobre todo sobre el turismo.
Los efectos sobre el empleo, que es uno de los argumentos que se suelen esgrimir para apoyar las estos proyectos no son importantes, en la medida de que en las etapas de b¨²squeda la mayor parte ¨Ccasi exclusiva- de la mano de obra suele ser muy especializada (y multinacional, con poca parte local) en las primeras etapas. Y escas¨ªsima en las etapas posteriores de explotaci¨®n. Agotado el recurso los efectos a veces devastadores de la actuaci¨®n dejan el territorio transformado a peor irreversiblemente. As¨ª pues, la ciudadan¨ªa local que podr¨ªa mostrar intereses en explotar las riquezas gas-petrol¨ªferas no parece que fuera especialmente beneficiada en la implantaci¨®n de esas industrias en el potencial flujo de riqueza y su distribuci¨®n que pudiera derivar de la misma, mientras que la amenaza de sufrir p¨¦rdidas irreversibles de otros recursos parece cierta.
Que los hidrocarburos soterrados son un valor no se pone en duda. En un mundo en el que la econom¨ªa se basa en los grandes consumos de energ¨ªa y hoy por hoy esa energ¨ªa resulta m¨¢s sencilla de obtener quemando hidrocarburos, quien los posea ser¨¢ temporalmente rico. Pero una cosa es la riqueza que caer¨¢ sobre empresas y grupos econ¨®micos que dominan el sector y lo que desde otra perspectiva deba ser considerado como el valor de esos materiales. Como dec¨ªa el poeta resulta de necios confundir valor y precio. El precio de los hidrocarburos sube tanto m¨¢s cuanto m¨¢s escaso se presenta y tanto m¨¢s cuanto m¨¢s dif¨ªcil resulte su extracci¨®n.
De entre los valores posibles del gas natural y del petr¨®leo, el de la energ¨ªa que nos proporcionan al quemarlos es el m¨¢s inmediato y sencillo de obtener; por eso los humanos llevamos, sobre todo los ¨²ltimos a?os, despilfarrando uno y otro en nuestras industrial, medios de locomoci¨®n y m¨¢quinas que nos hacen la vida, aparentemente, m¨¢s f¨¢cil. Otras fuentes de energ¨ªa est¨¢n bien a la vista. Sin embargo, la facilidad de quemar hidrocarburos las ha mantenido semiv¨ªrgenes hasta los ¨²ltimos tiempos. El valor energ¨ªa para los combustibles hidrocarbonados proporciona un criterio econ¨®mico no dinerario para justificar o desestimar su explotaci¨®n.
El EROI (energy return on investment) es el cociente de la cantidad de energ¨ªa total que es capaz de producir una fuente de energ¨ªa y la cantidad de energ¨ªa que es necesario emplear o aportar para explotar ese recurso energ¨¦tico. Si un kilogramo de petr¨®leo o gas genera, por ejemplo, 11.000 Kcalorias/Kg pero en su extracci¨®n fue necesario consumir un trabajo equivalente no ser¨¢ l¨®gico realizar ya la extracci¨®n¡. si el destino del hidrocarburo fuese el quemarlo. As¨ª, sin usar t¨¦rminos financieros sino termodin¨¢micos, la extracci¨®n de combustibles f¨®siles dejar¨¢ de realizarse cuando extraerlos sea energ¨¦ticamente m¨¢s caro que lo que generar¨¢n cuando se quemen. Se trata de recursos materiales (no solo energ¨¦ticos) que alguna vez habr¨ªa que explotar m¨¢s racionalmente que hoy; como fuente de materias primas pero no como combustibles energ¨¦ticos.
Nuestra cultura nos ha hecho consumidores de muchos materiales que no se encuentran directamente disponibles en la naturaleza; la ciencia ha proporcionado saberes para modificar lo natural cuando las propiedades de lo natural no daban satisfacci¨®n a nuestras necesidades o a desarrollar los inventos humanos. La qu¨ªmica de s¨ªntesis, que tambi¨¦n en sus aplicaciones podr¨ªa haber sido responsable de algunos perjuicios medioambientales, ha sido capaz de dar soluci¨®n a muchos problemas y ha hacho m¨¢s f¨¢cil la vida (y la protecci¨®n de la salud) humana. Se puede interpretar que todo lo que existe es definible mediante solo tres caracter¨ªsticas: materiales, energ¨ªa e informaci¨®n. Lo material no es m¨¢s que un conjunto de ¨¢tomos (o part¨ªculas subat¨®micas) que componen cada cosa; la energ¨ªa es cuantificable tambi¨¦n (?cu¨¢nto energ¨ªa intervino en poner cada part¨ªcula en su sitio?) y la informaci¨®n es el plano que ayudar¨ªa a posicionar a cada part¨ªcula en el lugar que le corresponde.
Un libro tiene papel y colas, lo que le hace un combustible de rendimiento termodin¨¢mico razonable (Carballo, personaje de V¨¢zquez Montalb¨¢n, Fahrenheit 451 de Ray Badbury) pero, en todo caso, nadie duda de que hasta los libros menos valiosos poseen el valor informaci¨®n que superar¨ªan su valor como combustible. Tambi¨¦n los hidrocarburos poseen el valor informaci¨®n que acompa?a a su potencia calor¨ªfica o valor energ¨ªa. Esos materiales han sido generados, en unos procesos milenarios de transformaciones de su naturaleza viviente, hasta transformarlos en productos de estructura qu¨ªmica complicada. El haber sido en el pasado resultado de la s¨ªntesis org¨¢nica que los transform¨® en materiales vivos ha hecho de ¨¦stos un c¨²mulo de informaci¨®n qu¨ªmica: mol¨¦culas complejas, estructuras org¨¢nicas variad¨ªsimas, algunas de ellas muy pr¨®ximas a substancias que podr¨ªan tener inter¨¦s en medicamentos o materiales de gran valor tecnol¨®gico.
Entre otros, y sin que ninguno de estos productos tengan como destino la combusti¨®n, de los hidrocarburos que llegan a las plantas de destilaci¨®n y s¨ªntesis se obtiene, por ejemplo: a) medicamentos y abonos para mejorar la salud y la alimentaci¨®n de la poblaci¨®n; b) productos para hacer la vida m¨¢s confortable: lubricantes, ceras, parafinas, cloruro de polivinilo (PVC), pl¨¢sticos, pinturas, barnices, disolventes, fertilizantes e insecticidas, detergentes, cauchos artificiales, negro de humo, poli¨¦ster y muchos m¨¢s; polietileno, negro de humo: fabricaci¨®n de neum¨¢ticos, detergentes, azufre, brea, asfalto, coque de petr¨®leo, olefinas, arom¨¢ticos.
La tecnolog¨ªa disponible actualmente para localizar y extraer hidrocarburos en zonas sensibles deber¨ªa mejorar a trav¨¦s de m¨¢s y mejor investigaci¨®n. Con los m¨¦todos actuales la amenaza medioambiental que representan desaconseja abordar nuevas actividades de extracci¨®n de gas ni de prospecciones petroleras en el entorno Mediterr¨¢neo. Racionalmente debiera considerarse que toda combusti¨®n de hidrocarburos es un despilfarro al desperdiciar la posibilidad de dedicar esos escasos y limitados recursos naturales a otros destinos. La riqueza qu¨ªmica del gas y petr¨®leos debiera ser recuperada en otras aplicaciones; pero nuestra actual locura de abastecernos fundamentalmente de energ¨ªas no renovables no parece tener soluci¨®n a corto plazo. Las energ¨ªas alternativas deber¨ªan ya estar en servicio para reservar a los f¨®siles para mejores destinos. Existe suficiente conocimiento en la actualidad para pasarse a la energ¨ªa limpia en pr¨¢cticamente todos los frentes, aunque no existe voluntad econ¨®mica de llevarlo a cabo. Quiz¨¢s, en un futuro, cuando se disponga de mejores procedimientos de localizaci¨®n y explotaci¨®n, sea momento de hacer uso del poco material que todav¨ªa queda tan cerca de nosotros pero no para quemarlo. En ning¨²n caso.
Eduardo Peris Mora es profesor de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia
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