Decadencia con luz al fondo
El plan del J¨²car aumenta las dotaciones para la Albufera, pero no asegura los caudales necesarios ni la calidad ecol¨®gica de las aguas
La historia de la Albufera de Valencia es la cr¨®nica de una larga agon¨ªa. Desde los remotos tiempos en que se extend¨ªa entre los r¨ªos J¨²car y Turia hasta ahora mismo el lago no ha dejado de padecer agresiones y un constante encogimiento. Es, como se sabe, la consecuencia del denso marco urbano que ha crecido en su entorno y que ha originado los aprovechamientos, usos y abusos cometidos. El hambre de tierra, los aterramientos, los vertidos ponzo?osos y la indigencia de las autoridades responsables se han aunado para poner en un brete el futuro de este paraje natural y residual entra?able para los valencianos, no demasiado conscientes, sin embargo, de cu¨¢n precaria es su pervivencia. No est¨¢n tan lejanos los d¨ªas en que sobre este paisaje gravit¨® el delirio de reducirlo a unas dimensiones simb¨®licas a fin de exprimirle a ese espacio desecado otros rendimientos m¨¢s opulentos.
Este breve recordatorio viene a cuento del nuevo Plan Hidrol¨®gico del J¨²car aprobado estos d¨ªas y en el que, a¨²n habiendo aumentado las dotaciones para la Albufera, no se aseguran los caudales necesarios ni se garantiza la calidad ecol¨®gica de las aguas a verter en el lago y en su zona h¨²meda de influencia. Es el diagn¨®stico sumario de los t¨¦cnicos y a ¨¦l nos remitimos, subrayando, eso s¨ª, que, de no prosperar otras soluciones, se frenar¨¢ la regeneraci¨®n que desde hace unos a?os se viene logrando de este espacio, necesitado de cuidados intensivos de modo permanente. Claro que, de no conseguirse, siempre nos quedar¨¢ la postal del lluent surcado por un albuferenc, una de esas ¡°barcas chatas y negras, como ata¨²des¡± que describ¨ªa Blasco Ib¨¢?ez, premonitoriamente quiz¨¢.
Es la crisis, se dir¨¢, la crisis que no perdona nada ni a nadie, y tampoco a la Albufera que ser¨¢ v¨ªctima de los recortes y carencias, en este caso de agua de calidad, convirti¨¦ndose as¨ª en una met¨¢fora de la menesterosidad que machaca a la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos, que no a todos. No afecta a los banqueros, ni a la ense?anza concertada, ni a la medicina privada, ni a los dineros de la Iglesia. La tenca, el samaruc y dem¨¢s fauna y flora lacustre tambi¨¦n habr¨ªan de ser una excepci¨®n.
Pero no todo el panorama es sombr¨ªo. Alguna luz se percibe al fondo del t¨²nel. Un sondeo de la Cadena SER divulgado el mi¨¦rcoles pasado revela que, de celebrarse ahora las elecciones auton¨®micas, un tripartido integrado por los socialistas, Comprom¨ªs y EU, se impondr¨ªa al PP, que, no obstante, sigue siendo el partido m¨¢s votado. El cambio pol¨ªtico ya marca tendencia, pues se viene reiterando en cada muestreo y no se perciben signos que puedan impedirlo. Otra cosa ser¨¢ que los citados partidos llamados a gobernar den la talla, un cr¨¦dito que hoy por hoy merecen, as¨ª como sus l¨ªderes, baqueteados en la oposici¨®n y el di¨¢logo. Meritoria tambi¨¦n la destacada valoraci¨®n obtenida por la diputada M¨®nica Oltra, seguida por su compa?ero de coalici¨®n, Enric Morera. El presidente Alberto Fabra y la alcaldesa Rita Barber¨¢, pierden apoyos y se descuelgan. ?Puede sorprender?
Otra noticia feliz, al tiempo que ins¨®lita, es el gesto del eurodiputado socialista Andr¨¦s Perell¨® que, tras ser excluido de la pr¨®xima candidatura al Parlamento Europeo, ha rechazado la oferta de una sinecura compensatoria y se reincorpora a su profesi¨®n. Un aplauso a ¨¦l y una pregunta al PSPV: ?por qu¨¦ se le releva despu¨¦s de la excelente gesti¨®n que se le reconoce en las sedes europeas? Absurdo.
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