¡°Soldados al servicio de la cultura¡±
Guerreros ¨ªberos y medievales, ¡®miquelets¡¯, milicianos, brigadistas y maquis arropan la presentaci¨®n de un libro sobre uniformes militares catalanes
Los dos guerreros medievales en armadura la emprendieron a mandobles en plena calle. La virulencia del combate y su fragor provocaron que el p¨²blico se echara atr¨¢s alarmado. Los paladines continuaron peg¨¢ndose entusi¨¢sticamente hasta que cayeron al suelo entrelazados con un estr¨¦pito de metales rotos. Pocas presentaciones de libros habr¨¢n tenido un preludio tan contundente. ¡°?No tendr¨ªan que luchar contra un drag¨®n?¡±, preguntaba un ni?o.
Los voluntariosos caballeros eran solo una parte de la impresionante fuerza desplegada ayer, v¨ªspera de Sant Jordi, en el Museo de Historia de Catalu?a (MHC), en el Palau de Mar de Barcelona, con motivo de la presentaci¨®n de Soldats, guerrers i combatents dels pa?sos catalans (Rafael Dalmau Editor), un libro de Francesc Riart y Xavier Hern¨¢ndez que pasa revista (y valga la expresi¨®n) a la vestimenta militar en los territorios que hoy son Catalu?a (y alrededores) a lo largo de la historia. El volumen, una preciosidad, una aut¨¦ntica virguer¨ªa, resultado de un minucioso trabajo de documentaci¨®n, recoge en 200 l¨¢minas y 1.500 dibujos indumentarias de combatientes desde la prehistoria hasta el siglo XXI. Como ilustraci¨®n viva del tema del libro Riart y Hern¨¢ndez se trajeron a una treintena de miembros de diferentes asociaciones de reconstrucci¨®n hist¨®rica ataviados de la manera m¨¢s variopinta, siempre militar, por supuesto. Hab¨ªa ah¨ª desde ¨ªberos con falcata a un soldado de la Nueve, la Divisi¨®n Leclerc que luch¨® contra los nazis, con muchos republicanos espa?oles entre sus filas, pasando por miembros de la Coronela, miquelets, fusileros napole¨®nicos, una miliciana, tropas republicanas de la Batalla del Ebro, y un perdido sargento colonial de la guerra de Cuba, con sombrero de paja.
Tomando el mando, y tras la exhibici¨®n en la calle, Hern¨¢ndez (que los bautiz¨® como ¡°soldados al servicio de la cultura¡±) los hizo desfilar a todos hacia la sala de actos del museo, en la cuarta planta, y fue cosa de verse todos aquellos hombres de guerra, entonando sus gritos de batalla, subir la rampa armados con lanzas, mazas, rifles o metralleta Sten.
En el acto de presentaci¨®n, rodeados de tropa, los autores destacaron la minuciosidad de su trabajo y se desmarcaron de cualquier veleidad militarista. ¡°Esto es historia y conocimiento del pasado¡±, recalcaron.
La selecci¨®n de militares del libro, extens¨ªsima, presenta alg¨²n detalle discutible, como no incluir en el ¨¢mbito de la Guerra Civil a soldados catalanes del bando franquista (uno echa a faltar a los chicos del Tercio de Nuestra Se?ora de Montserrat). Tampoco aparece en la secci¨®n dedicada a la II Guerra Mundial ning¨²n catal¨¢n de la Divisi¨®n Azul, que haberlos los hubo (mi t¨ªo abuelo, sin ir m¨¢s lejos). En cambio se incluye al 24? regimiento de tiradores senegaleses aduciendo que entre su oficialidad hab¨ªa catalanes y que la unidad hab¨ªa estado radicada en Perpi?¨¢n. Una l¨¢mina tambi¨¦n sorprendente es la de los ¡°catalanes en la Primera Guerra Mundial¡±. Otra l¨¢mina, ¡°Temps de mili (1955-2000)¡± presenta soldados de unidades como la Compa?¨ªa de Operaciones Especiales del regimiento de infanter¨ªa Palma 27 o un esquiador de Viella. ¡°Contra el franquisme i el seus hereus (1962-1991)¡± incluye un militante del MIL con metralleta, una manifestante en minifalda (!) lanzando piedras a la polic¨ªa (1973) o un activista de los ochenta con tirachinas. Las actuales unidades especiales de los mossos y las fuerzas de seguridad andorranas cuentan con l¨¢minas propias.
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