Agricultura social, un potencial a explotar
La actividad fomenta el desarrollo rural sostenible y facilita la inserci¨®n laboral
Se denomina agricultura social y consigue tres beneficios: frena el abandono rural; facilita la inserci¨®n laboral de discapacitados y colectivos en riesgo de exclusi¨®n trabajando en el campo, y potencia el desarrollo rural sostenible con explotaciones ecol¨®gicas, que facilita la recuperaci¨®n de servicios comunes, como la actividad comercial, o p¨²blicos, como la salud. En Catalu?a el sector emplea a 2.800 personas, seg¨²n un estudio capitaneado por el Departamento de Geograf¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, la Fundaci¨®n Cedricat por el desarrollo econ¨®mico, rural, local y sostenible y financiado por RecerCaixa.
El estudio, la primera radiograf¨ªa de la agricultura social en Catalu?a, identifica las casi 200 experiencias existentes, analiza sus beneficios y lanza propuestas para fomentarlas. Lo explica Antoni Tulla, investigador principal del proyecto. El trabajo concluye que la agricultura social, que en Europa se conoce como Social Farming, tiene un gran potencial de explotaci¨®n en Catalu?a.
Por ejemplo, los investigadores han constatado c¨®mo este sector se ha dedicado casi exclusivamente a la inserci¨®n sociolaboral de personas discapacitadas o con trastornos mentales, ¡°cuando hay otros colectivos que se podr¨ªan beneficiar¡±. Desde j¨®venes con problemas educativos hasta personas que necesitan ayuda para reincorporarse a la sociedad (toxic¨®manos, expresos o v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero), parados o jubilados con pocos recursos.
El estudio ha sistematizado los ¡°sujetos y elementos b¨¢sicos¡± para impulsar iniciativas de agricultura social. Aspectos como que las iniciativas, adem¨¢s de la inserci¨®n y el desarrollo rural sostenible, tengan por objetivo ¡°conseguir el empoderamiento de los colectivos en riesgo de exclusi¨®n¡±, o bien que jur¨ªdicamente tomen formas de organizaci¨®n colectivas, como las cooperativas. Tambi¨¦n contempla como aspecto positivo el hecho de que comienza a haber territorios que est¨¢n poniendo en valor la producci¨®n ecol¨®gica de proximidad y advierte de la existencia de un gran n¨²mero de tierras susceptibles de volver a ser explotadas. En este sentido apela a la colaboraci¨®n de proyectos p¨²blicos o privados que faciliten la ubicaci¨®n o la financiaci¨®n para arrancar y mantener la actividad.
El estudio tambi¨¦n recuerda que ¡°relacionar la ocupabilidad de estos colectivos con el desarrollo rural tambi¨¦n forma parte de los objetivos de la PAC en el Programa Horizonte 2014-2020 de la Uni¨®n Europea¡±.
?Un trabajo con recompensa
Quiz¨¢s un d¨ªa las lechugas que cultivan Armin y Aliou en El Prat se puedan servir en el catering de un avi¨®n de los que cada poco pasan por encima de sus cabezas. Son empleados de Cuina Justa, empresa de econom¨ªa social de la Fundaci¨® Cassi¨¤ Just, que elabora comida para colectividades, bocadillos y ensaladas y productos frescos envasados. Entre sus clientes figuran Vueling, Singapur Airlines o ¨¢reas de servicio, y llevan las cocinas de varias escuelas. Con 250 trabajadores, factura 4,5 millones y acaba de poner en marcha el huerto en Cal Tudela del Parque Agrario para cerrar el c¨ªrculo: autoabastecerse de verdura.
La educadora Elena Calandric explica que el huerto es fruto de la colaboraci¨®n con el Ayuntamiento de El Prat: les ha cedido el terreno a cambio de emplear a personas con riesgo de exclusi¨®n del municipio. ¡°El trabajo es en un espacio ordenado, tiene ritmos y la alimentaci¨®n es un objeto muy interesante porque cada d¨ªa hay un resultado final¡±, enumera Calandric.
Entre los empleados hay personas con distintas discapacidades, pero trabajan de forma casi aut¨®noma, con supervisi¨®n de especialistas ¡°que atienden la singularidad de cada persona¡±. Armin luce una sonrisa de oreja a oreja: tras meses en paro tiene empleo y en el aire libre. Aliou valora ¡°un trabajo que con cada fruto tiene una recompensa¡±.
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