?Quo vadis Felipe?

De qu¨¦ se trata ahora: de un jarr¨®n chino, de un cultivador de bons¨¢is, de un dise?ador de joyas, de un asesor de empresas multinacionales, de un ex presidente, de un conseguidor, de un pensador, de un omnisapiente¡­? Ha irrumpido en la campa?a para las elecciones europeas Felipe Gonz¨¢lez, y lo ha hecho de forma brillante, m¨¢s a¨²n deslumbrante, tanto que ha dejado a todos los l¨ªderes pol¨ªticos espa?oles estupefactos.

Su propuesta de llegar a un acuerdo PP-PSOE, hasta el extremo de formar un Gobierno de coalici¨®n "si el pa¨ªs lo necesita" ha dejado descolocados a todos, incluso a ¨¦l mismo, que no sabe explicar ni el modo como se puede hacer, ni en qu¨¦ t¨¦rminos, ni cuales son las necesidades del pa¨ªs. Porque, me da la impresi¨®n de que desde hace tiempo imita a ?caro, y vive sobrevolando Espa?a aunque guardando muy bien que sus alas no se derritan. Sin embargo, no s¨¦ qu¨¦ es lo que desde sus alturas, porque yo siempre he visto Espa?a como un lugar en que m¨¢s de cuarenta millones de ciudadanos normales y corrientes, algunos de ellos muy humildes y atribulados por escaseces varias, viven supeditados al poder y caprichos de unos pocos.

S¨ª, es verdad que votan, como ahora, mayoritariamente a los escasos poderosos, pero es el miedo el que tantas veces les gu¨ªa, y el temor a que no les queden ni las migajas desprendidas de las hogazas de los ricos. Propugnar un acuerdo de los socialistas con el PP mediante un Pacto de Gobierno es despreciar al socialismo que ¨¦l mismo ayud¨® a reconstruir.

?Cu¨¢ntos socialistas espa?oles, desde Pablo Iglesias hasta Ram¨®n Rubial se mostrar¨ªan dispuestos a ejecutar tama?a afrenta? Creo que ninguno, lo cual no quiere decir que no haya asuntos que requieren acuerdos y buenas disposiciones compartidas por ambos partidos pero ?qui¨¦n ser¨ªa el virtuoso capaz de escribir el programa de gobierno de tal uni¨®n PP-PSOE?

Da la impresi¨®n de que Felipe Gonz¨¢lez habla mucho de p¨¢jaros y flores (que son las necesidades del pa¨ªs) y muy poco de miserias, de paro, de ancianos mal atendidos, de ni?os pobres, de pobres de todas las categor¨ªas (que son las necesidades de los paisanos). Tal vez lo haga inspirado por el viejo dicho de que "todo el mundo es g¨¹eno", pero cuando se trata de reflexionar en un programa de televisi¨®n, el rigor es fundamental.

?Alguien cree que si el Gobierno del PP propone una subida razonable de las pensiones p¨²blicas, el PSOE se va a oponer? No, luego no hace falta estar sometido a un pacto de gobierno para ser juicioso. Y bien, ?alguien ve por alg¨²n lado la posibilidad de que un jornalero andaluz, votante del PSOE, pueda ir a votar cogido de la mano de Aznar, por ejemplo, convencidos ambos de que persiguen el mismo fin? Pues no, las enso?aciones acontecen cuando uno est¨¢ dormido y ahora son muchos los espa?oles que no pueden so?ar porque tampoco pueden dormir, perseguidos como est¨¢n por sus penurias, agobiados por las amenazas de recortes y p¨¦rdidas de derechos que Rajoy enarbola en cada comparecencia.

Menos mal que la direcci¨®n socialista ha sido tajante al decir que no est¨¢ de acuerdo con Felipe y que "no habr¨¢ gobierno de concentraci¨®n". Nunca he compartido la afirmaci¨®n felipista de que un ex presidente debe ser considerado como un jarr¨®n chino porque estorba en todos los sitios. Un ex presidente no tiene por qu¨¦ perder sus principios ¨¦ticos ni su ideolog¨ªa, que se ver¨¢n positivamente enriquecidos por sus conocimientos y experiencia en el ejercicio de su cargo, por eso no debe estorbar. Eso s¨ª, cuando el jarr¨®n chino tiene ruedas y se mueve sin control por las estancias s¨®lo para hacerse omnipresente corre el riesgo de mostrarse fuera del tiempo, de no ser coet¨¢neo de las gentes que viven a su lado, lo cual es casi imposible y perjudicial.

Por todo esto, bueno ser¨¢ que Felipe Gonz¨¢lez muestre discreci¨®n y, si a¨²n le quedan arrestos, retorne a la arena para ver si encuentra adhesiones para sus teor¨ªas diab¨®licas. De no hacerlo ser¨¢ mejor que no use los servicios de megafon¨ªa de este coso taurino que es Espa?a porque un gobierno de coalici¨®n entre el toro y el torero se me antoja tan imposible como contraproducente para quienes viven y admiran el espect¨¢culo desde el grader¨ªo.