Hasta las siete, Ca?ete
Hay cosas que se dicen sin pensar, precisamente porque pertenecen al territorio de lo muy pensado y asumido
Es muy curioso el tropez¨®n de Arias Ca?ete en su comentario sobre su debate con Elena Valenciano. Y recuerda las ocurrencias de un actor c¨®mico a lo Jos¨¦ Luis Ozores en aquella pel¨ªcula de los a?os cincuenta ?Ah¨ª va ese recluta!, cuando hace sus bromas diciendo cosas como ¡°?Te esperar¨¦ hasta las siete, Ca?ete!¡±, o bien ¡°Te esperar¨¦ todo el d¨ªa, Mat¨ªas¡± y otros flashes de ese estilo. Y resulta curioso porque ya no estamos en los cincuenta, pese a lo que crea Arias Ca?ete, nada menos que candidato del PP para encabezar la lista de los elegidos en Bruselas, seguido por un Gonz¨¢lez Pons que lleva ya demasiados a?os esperando su verdadera oportunidad.
Aunque Arias Ca?ete no se haga una idea exacta de c¨®mo pasa el tiempo, lo cierto es que no puede pretender hacerse pasar por un caballero al sugerir que no se ha empleado a fondo contra su adversaria pol¨ªtica para no hundir a una pobre mujer, cuando lo cierto es que en ese debate fingido actu¨® peor que Ozores al llevar sus notas escritas, lo que supone de entrada un desprecio infinito hacia el contrincante y una declaraci¨®n impl¨ªcita de debilidad de argumentaci¨®n en directo. Muy valiente es este hombre. Y si estaba cansado para argumentar por s¨ª mismo, tambi¨¦n lo estar¨ªa la pobre y d¨¦bil mujer que ten¨ªa enfrente. Se ve que no son las mujeres las que estimulan al se?or Ca?ete a emplearse a fondo seg¨²n en qu¨¦ ocasiones, pero todav¨ªa sorprenden m¨¢s sus excusas un tanto tardonas, asegurando que no ha querido ofender a nadie, cuando es tanto m¨¢s probable que su instinto de machote haya ejercido sobre su persona m¨¢s poder que la capacidad posterior de fingimiento. Hay cosas que se dicen sin pensar, precisamente porque pertenecen al territorio de lo muy pensado y asumido.
Es muy posible que las mujeres ignoren muchas veces lo que los hombres dicen de ellas cuando se creen a salvo. Desde el segurata que acompa?a en algunas cenas al responsable municipal de hacienda, con su bigotito de juguete hitleriano y su afici¨®n a las fiestas borrachinas con sus amigos disfrazados de broncos oficiales de las SS, hasta los mozos de Nuevas Generaciones del PP que celebran sus reuniones en las terrazas de las cafeter¨ªas y a los que siempre se les escapa un rotundo ¡°Vaya par de tetas¡± en cuanto pasa por la acera una mujer o bien, si la miran desde atr¨¢s, ¡°La de cosas que har¨ªamos con esa culata¡±, todo ello entre grandes risotadas y codazos de complicidad. Y no se trata de proletas de andamio y tentetieso, sino de j¨®venes de traje y corbata un poquito colocados y acaso hasta universitarios.
No todos son Strauss-Khan, claro, pero les encantar¨ªa serlo una vez que la acumulaci¨®n de trienios se lo permitiera. Y ah¨ª tenemos uno de los mayores problemas locales y europeos en lo que respecta a la igualdad de sexo: que abundan m¨¢s los varones que no creen en ello que los que la respetan. Y si para PP el PSOE es un sarampi¨®n que hay que pasar, el PP es una met¨¢stasis sin curaci¨®n posible.
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