?L¨¢stima de sala!
La ac¨²stica del auditorio superior del Palau de les Arts desluce el concierto dedicado a Richard Strauss
El 150 aniversario del nacimiento de Richard Strauss se celebr¨® en el Palau de les Arts, ya que no con una ¨®pera suya, con un concierto monogr¨¢fico. Pero se incluy¨®, al menos, un recuerdo del g¨¦nero: la suite de El caballero de la rosa, acompa?ada de obras bien significativas en otros dos campos asiduamente cultivados por el compositor muniqu¨¦s: el del poema sinf¨®nico, representado el mi¨¦rcoles por As¨ª habl¨® Zaratustra, y el del lied, para el que se escogieron los cuatro ¨²ltimos (Vier letzte Lieder, quiz¨¢s una de sus partituras m¨¢s inefables).
A la batuta, Zubin Mehta, que se encuentra de nuevo en Valencia. All¨ª estaba tambi¨¦n, por supuesto, la orquesta de la casa, que tan evidente sinton¨ªa tiene con ¨¦l. El concierto se celebr¨® en el Auditorio superior, cuya ac¨²stica es, sencillamente, mala, en contraposici¨®n a la excelencia de la sala principal, destinada a la ¨®pera. Arriba la m¨²sica se emborrona (especialmente con una orquesta tan nutrida como la de Also sprach Zaratustra), o no se empasta, y aparecen los timbres excesivamente aislados.
Zubin Mehta
Dirigiendo a la Orquesta de la Comunidad Valenciana. Soprano: Dorothea R?schmann. Obras de Richard Strauss. Valencia, Palau de les Arts, 4 de junio de 2014
Con todo, y a pesar de una infraestructura arquitect¨®nica tan hostil para Strauss, las prestaciones de la orquesta parecieron impecables, tanto en su labor de grupo como en los solos individuales o de secci¨®n: entre otros los de oboe, flauta, trompa y, especialmente, el primer viol¨ªn, que tuvo un relevante papel en la velada.
Zubin Mehta, como de costumbre, adem¨¢s de dirigir, ¡°molde¨®¡± la m¨²sica, atendiendo las diferentes atm¨®sferas que se describen en una obra tan program¨¢tica como la de Also sprach Zaratustra, en ese compendio de sonoridades plateadas ¨Co, tambi¨¦n a veces, desenfadadas- que es la suite de Der Rosenkavalier, o en el indescriptible camino hacia el ocaso que traducen las ¨²ltimas canciones de Strauss. El fraseo, nunca r¨ªgido, y los et¨¦reos pianissimi entusiasmaron al p¨²blico que abarrotaba la sala. S¨®lo cabr¨ªa reprocharle al maestro de Bombay, sobre todo estando tan ligado al Palau de les Arts desde el comienzo, que no tuviera en cuenta las mencionadas condiciones del auditorio superior, y que marcara el forte con la misma intensidad que cuando dirige desde el foso (ahora mismo est¨¢ al frente de las representaciones de La forza del destino), en el marco de una ac¨²stica totalmente distinta.
Cant¨® los lieder de Strauss Dorothea R?schmann, que debi¨® tener un mal d¨ªa: tiranteces, bastante vibrato y escaso volumen en los graves. En la parte positiva, sin embargo, no puede negarse su atenci¨®n al legato y la intencionalidad expresiva, plasmada con fuerza en el sentimiento de despedida que impregna de arriba a abajo la partitura, incluso en el primer lied que, s¨®lo aparentemente, es un canto a la primavera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.