As¨ª acaba la mejor orquesta de Espa?a
Catal¨¤ puede ser recordada como la responsable de terminar con la formaci¨®n
El 25 de octubre de 2006, tras algunos conciertos preliminares, se estren¨® en el foso la Orquesta de la Comunidad Valenciana, creada para atender a la ¨®pera que se pon¨ªa en marcha en el Palau de les Arts. Lo hizo con el Fidelio de Beethoven, Zubin Mehta en el podio y un reparto de locura: Waltraud Meier, Peter Seiffert, Matti Salminen y Juha Uusitalo. La escena, de Pier¡¯Alli fue tradicional, pero no casposa. El Coro de Valencia, constituido mucho tiempo antes, se trasvas¨® tambi¨¦n a la ¨®pera.
Los miembros de la orquesta hab¨ªan sido cuidadosamente seleccionados por Lorin Maazel, su director titular, quedando Zubin Mehta como responsable del Festival del Mediterrani (a celebrar al final de cada temporada), as¨ª como de intervenciones aisladas a lo largo del a?o, bien desde el foso o en conciertos de repertorio sinf¨®nico. Con una media de edad que rondaba los 29 a?os, y provenientes de distintos pa¨ªses, la mayor¨ªa de instrumentistas ten¨ªan ya trabajo y un curr¨ªculo prometedor fuera de aqu¨ª, pero acudieron atra¨ªdos por la ilusi¨®n de colaborar con dos grandes directores, en un proyecto que part¨ªa de cero y unas muy buenas condiciones econ¨®micas. Los resultados se vieron pronto. Boh¨¨me, Simon Boccanegra, L¡¯enfant et les sortil¨¨ges, o Parsifal, por citar s¨®lo unas pocas, se fueron desgranando ante un p¨²blico asombrado al escuchar a una orquesta espa?ola (eso s¨ª, con pasaportes variados) de cuerda sedosa, maderas sugerentes y metales impecables.
Las voces que se paseaban por el escenario, seleccionadas por Helga Smith, la intendente del teatro, eran el otro foco de atenci¨®n. Se alternaban las grandes figuras con cantantes j¨®venes de voz prometedora, ganas de agradar y, desde luego, un cach¨¦ menor. El tema de las producciones que se han exhibido estos ochos a?os merecer¨ªa un comentario aparte. Baste decir ahora que se opt¨® por no ¡°irritar¡± demasiado a un p¨²blico presumiblemente conservador. Es preciso, sin embargo, mencionar otros acontecimientos que han marcado profundamente el trabajo de la orquesta, todos ellos relacionados con problemas del edificio de Calatrava: la imprescindible eliminaci¨®n del trencad¨ªs de la cubierta, que se ca¨ªa, que todav¨ªa est¨¢ pendiente de solucionar y que oblig¨® a cerrar el teatro al p¨²blico durante dos meses, el derrumbe de la plataforma esc¨¦nica reci¨¦n estrenada, que tambi¨¦n oblig¨® a replantear espect¨¢culos, y la gran inundaci¨®n de 2007, que aneg¨® y destroz¨® toda la planta inferior del coliseo.
En el marco de esas coordenadas continu¨®, sin embargo, el trabajo de la orquesta, donde se observ¨® enseguida la intensa influencia que ejerc¨ªan Maazel y Mehta. El primero, siempre exquisito en la b¨²squeda de la sonoridad, con una batuta curtida en todo el globo y un mal genio de a¨²pa, lij¨® todas las aristas que la agrupaci¨®n pudiera tener. Equivocarse con ¨¦l costaba caro, se dec¨ªa. Pero el temor era de tipo reverencial. En una orquesta con tan buenos m¨²sicos se percib¨ªa muy bien toda la sabidur¨ªa que emanaba de su batuta y se le perdonaba el mal humor. A¨²n se recuerda en Les Arts el Ravel de ¡°L¡¯enfant et les sortil¨¨ges¡±, por ejemplo, o el Puccini de Madama Butterfly. De todas formas, en esta historia era el ¡°malo¡± de la pel¨ªcula, un ¡°malo¡± que les ense?aba mucho, seg¨²n confesaron varios m¨²sicos cuando empez¨® a hablarse de su partida.
El ¡°bueno¡±, casi desde el principio, era Zubin Mehta, tambi¨¦n curtido en escenarios de todo el mundo, pero de car¨¢cter m¨¢s afable. Mehta es un artista ideal para el foso de ¨®pera, no s¨®lo por su sabidur¨ªa musical, sino por la capacidad que tiene para contar bien una historia. Con su batuta los personajes se hacen cre¨ªbles, el libreto fluye con facilidad y adereza cada situaci¨®n con la salsa m¨¢s adecuada. Adem¨¢s, ha desarrollado con la orquesta una sinton¨ªa especial, ese c¨®digo intangible que transmiten los grandes directores y que facilita a los m¨²sicos la comprensi¨®n exacta de cada gesto y de cada mirada. Quedar¨¢ para el recuerdo la premiad¨ªsima Tetralog¨ªa de Wagner que Mehta y la Orquesta de la Comunidad empezaron a poner en pie s¨®lo un a?o despu¨¦s del primer estreno (primavera de 2007), y que culminaron, con dos ciclos completos, en 2009. Por no hablar de los mucho m¨¢s modestos, marcados por la crisis pero tambi¨¦n impecables, Otello y Traviata de 2013 . Por otra parte, el posicionamiento del maestro de Bombay en defensa de la ¨®pera valenciana, denunciando los exiguos presupuestos que se le asignan desde el gobierno central en comparaci¨®n con lo percibido por otras ¨®peras del estado, ha sido siempre constante y p¨²blico, tanto cuando depend¨ªan del PSOE como luego, con el PP. No hubo respuesta en ninguno de los dos casos.
La crisis tambi¨¦n ha recortado dr¨¢sticamente el dinero que se asignaba a Les Arts por parte de la Generalitat, disminuyendo el n¨²mero de ¨®peras y la posibilidad de contratar voces famosas, excepto contactos particularmente ligados a Helga Schmidt como el de Pl¨¢cido Domingo. Por otra parte, el presupuesto cada vez m¨¢s exiguo y la carencia de un proyecto claro por parte de los responsables pol¨ªticos han ido produciendo un goteo de m¨²sicos que abandonan la agrupaci¨®n, pasando de casi 90 en la primera temporada a los 54 que hay ahora en plantilla. En los ¨²ltimos d¨ªas han pedido la excedencia Guiorgui Anichenko (solista de violonchelo) y Christopher Bowman (solista de oboe). Cuando hacen falta m¨¢s (que es casi siempre), se acude a los refuerzos (instrumentistas contratados para una sola velada).
No se cubren las vacantes, y, al parecer, si alguna vez se hace, el hecho de ser valenciano ser¨¢ un valor a?adido, incluido el puesto de director titular. Y es que, en estos ¨²ltimos meses, se ha puesto en marcha desde la Consejer¨ªa de Cultura un intento de ¡°valencianizaci¨®n¡± de la ¨®pera, exigiendo que se programe al menos un compositor valenciano cada a?o (habr¨¢ que ver c¨®mo se las arreglan cuando se les acabe Mart¨ªn y Soler), y dando m¨¢s cancha a las bandas de m¨²sica. Parad¨®jicamente, el espect¨¢culo audiomusical de la Fura dels Baus que deb¨ªa abrir este a?o el VII Festival del Mediterrani, con la colaboraci¨®n de las bandas Primitiva y Uni¨®n Musical de Ll¨ªria, se ha cancelado por falta de dinero.
Antes de todo esto, en 2010, Lorin Maazel march¨® de Valencia para dirigir la Filarm¨®nica de M¨²nich, cuando las sombras de la crisis ensombrec¨ªan ya el panorama. Fue sustituido, sin demasiado ¨¦xito, por el jovenc¨ªsimo Omer Meir Wellber, que s¨®lo dur¨® hasta la pasada temporada. Comenz¨® la que estamos sin director titular, pero entonces Helga Schmidt le ofreci¨® el puesto a Zubin Mehta, que continuaba dirigiendo a la orquesta con frecuencia. Tal propuesta se hizo p¨²blica en febrero de este a?o, sabiendo que contaba con la aquiescencia total de la orquesta y del p¨²blico. Tambi¨¦n es cierto que se requer¨ªa el visto bueno de la conselleria de Cultura, regentada por M? Jos¨¦ Catal¨¤. Junto a ese tema, empez¨® a hablarse en los medios del asunto de la ¡°valencianizaci¨®n¡±, de los nombres que sonaban para el cargo, de los presupuestos disponibles para la temporada, de las negociaciones del ERE en marcha y una larga retah¨ªla de complicaciones sin fin.
Al parecer, Zubin Mehta habr¨ªa pedido entrevistarse con la consejera para hablar al respecto hace m¨¢s de un mes, sin haber recibido respuesta alguna. Con la agenda repleta de compromisos, el m¨¢s vistoso de los cuales es el pr¨®ximo concierto de A?o Nuevo con la Filarm¨®nica de Viena, y sin que nadie le explique los planes previstos para el Palau de les Arts ¨Cposiblemente porque no existen-, el maestro de Bombay comunic¨® el jueves pasado -a sus m¨²sicos en primer lugar y a la intendente en segundo- que se iba.
Es dif¨ªcil que, llegado tan lejos, este asunto tenga marcha atr¨¢s. Y tambi¨¦n es dif¨ªcil que los miembros de la orquesta, sin ning¨²n aliciente profesional y con los sueldos rebajados, no se marchen de Valencia. Como ¨²ltimo eslab¨®n de un desmantelamiento que empez¨® hace tiempo pero que se presta ahora a concluir, Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¤ puede ser recordada, entre otros derrumbes, como la responsable de haber acabado con la mejor orquesta del estado. Quiz¨¢s est¨¦ sugiriendo, entre l¨ªneas, algo muy sencillo: quien quiera disfrutar de Zubin Mehta, puede hacerlo libremente: encienda usted la tele el d¨ªa 1 de enero.
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