Rabia en la sala
No es usual en la ¨®pera valenciana (m¨¢s bien no pasa nunca) que se abuchee a los pol¨ªticos
No es usual en la ¨®pera valenciana (m¨¢s bien no pasa nunca) que se abuchee con fuerza a los pol¨ªticos cuando, a veces, aparecen por el palco principal, ni que el p¨²blico enloquezca cuando el director entra en el foso, ni que se aplauda con furor al acabar cada uno de los actos y al empezar el siguiente, ni que las ovaciones del final se acerquen al cuarto de hora. Tampoco, que se lancen octavillas de colores con la foto del director y mensajes del tipo ¡°Maestro Mehta, qu¨¦dese¡± ¡°Pol¨ªticos ignorantes¡± ¡°Gracias, maestro Mehta¡± ¡°No te vayas¡±, etc. Las localidades estaban agotadas para el estreno y para el resto de representaciones. Hab¨ªa corrido la voz de que Zubin Mehta se marcha, de que hab¨ªan fracasado ¨Cpor inexistentes- las negociaciones con la conseller¨ªa de cultura (cuya titular, M? Jos¨¦ Catal¨¤, fue quien desat¨® las iras del p¨²blico al entrar en el palco), y de que la orquesta de la casa estaba en peligro. Y la gente protest¨® con rabia.
Turandot
De Giacomo Puccini. Solistas: Lise Landstrom, Jorge de Le¨®n, Jessica Nuccio, Alexander Tsymbalyuk, Germ¨¢n Olvera, Valentino Buzza, Pablo Garc¨ªa L¨®pez, entre otros. Coro y Orquesta de la Comunidad Valenciana. Escolan¨ªa de la Mare de D¨¦u dels Desemparats. Director musical: Zubin Mehta. Director de escena: Chen Kaige. Palau de les Arts. Valencia, 11 de junio de 2014.
Zubin Mehta ha sido, desde los conciertos inaugurales, uno de los pilares m¨¢s firmes del Palau de les Arts, aunque solo ostente la titularidad del Festival del Mediterrani (en primavera). Su frecuente presencia, su sabidur¨ªa musical y la delicada empat¨ªa que estableci¨® desde un principio con los m¨²sicos han originado, ante la noticia de su marcha, una fuerte sensaci¨®n de p¨¦rdida entre todos los trabajadores del recinto, desde los administrativos hasta los miembros de la orquesta. Saben que, si Mehta se va, la orquesta peligra. Y si peligran orquesta y batuta, se tambalea la ¨®pera entera. Sobre todo, cuando no hay dinero para pagar grandes voces ni car¨ªsimas producciones. La Generalitat empez¨®, desde hace meses, una campa?a a favor de los m¨²sicos valencianos (Zubin Mehta es de Bombay) y en contra de pagar sumas importantes a los directores de orquesta, por buenos que sean y aunque la taquilla se incremente mucho, como en todas partes, cuando en el podio hay batutas de altura. ¡°?Fuera, fuera!¡± ¡°?Uuuuuuh!¡± le gritaba a M? Jos¨¦ Catal¨¤ un p¨²blico enardecido. La consellera, que entr¨® al palco cuando ya se hab¨ªan apagado las luces, charlaba mientras tanto con sus vecinos de asiento o utilizaba el m¨®vil, como si nada fuera con ella. Hoy, al ser preguntada por los medios, ha manifestado que la Generalitat estaba dispuesta a mantener a Mehta en las mismas condiciones de ahora, con lo cual podr¨ªa pensarse que la mejora de tales condiciones habr¨ªa sido solicitada. Al parecer, lo que s¨ª habr¨ªa pedido el maestro de Bombay, seg¨²n indicaba hoy el diario Levante y manifestaban tambi¨¦n algunos empleados de Les Arts, era que se reflotase la orquesta (cuyas plazas han pasado de las 85 iniciales a las 54 de ahora), pero la Generalitat no est¨¢ dispuesta a cubrir las bajas. Tambi¨¦n, que se clarificase el presupuesto con que se contaba para el siguiente Festival del Mediterrani, del que ¨¦l ha sido, hasta ahora, su director. Precisamente, el no poder planear la programaci¨®n con tiempo, m¨¢xime en un momento de gran estrechez presupuestaria, ha sido una queja constante de los responsables de les Arts y de los miembros de la orquesta. De hecho, estando ya a mediados de junio, no se sabe nada con certeza de la siguiente temporada.
Si volvemos a la representaci¨®n de ayer, es preciso se?alar que el mal ambiente inicial influy¨®, como es l¨®gico, en los primeros momentos de la representaci¨®n. Aunque fuera una reposici¨®n (es la tercera vez que esa misma producci¨®n, con direcci¨®n de escena del cineasta Chen Kaige, se exhibe en les Arts), los nervios de una premi¨¨re est¨¢n siempre ah¨ª, y la dislocada atm¨®sfera de la sala contribuy¨® a acrecentarlos. Por eso, ni siquiera Mehta, que parec¨ªa tambi¨¦n abrumado por la situaci¨®n, consigui¨® ajustar del todo el principio de la ¨®pera. Algo despu¨¦s, cuando Jessica Nuccio (en el papel de Li¨´) enton¨® el Signore ascolta! con una voz profundamente conmovedora, cantantes, orquesta y p¨²blico se relajaron y parecieron olvidarse de que el teatro se iba al garete. Pero s¨®lo hasta que acab¨® el acto, cuando los aplausos volvieron a arreciar de tal forma que ni Mehta ni la orquesta pod¨ªan irse del foso. Y as¨ª, en todos los intermedios, hasta el final, con la gente puesta en pie y alg¨²n grito de ?Zubin, no te vayas!.
La producci¨®n de Turandot, repuesta el mi¨¦rcoles, se ha comentado ya desde estas mismas p¨¢ginas: escena minuciosa, preciosista, y bien planteada tanto en el movimiento esc¨¦nico como en el vestuario. Eso s¨ª, muy tradicional. Comercialmente ha tenido ¨¦xito, ya que ha sido solicitada y alquilada por diversos teatros, alguno de los cuales en la propia China, el pa¨ªs de Turandot. En cuanto a las voces, tuvimos una protagonista (Lise Landstrom) de agudos potent¨ªsimos, centro s¨®lo pasable y graves inaudibles. El Calaf de Jorge de Le¨®n, como siempre: un instrumento impresionante, de registro brillante e igualado en todas las zonas pero que, de vez en cuando, mete un resbal¨®n. La Li¨´ de Jessica Nuccio, con s¨®lo 29 a?os, no triunf¨® tanto como en La Traviata del a?o pasado, pero el p¨²blico andaba sacando el pa?uelo cuando ella cantaba. Alex¨¢nder Tsymbalyuk (Timur) gust¨® un mont¨®n, como las otras veces que ha hecho el papel. Los inefables Ping, Pang y Pong (Olvera, Buzza y Garc¨ªa L¨®pez), de los que depende en buena medida el calor humano de esta ¨®pera ¨Cson personajes reales y no estereotipos como Turandot o Calaf- cumplieron perfectamente su cometido.
Los mejores momentos de Mehta y la orquesta se situar¨ªan en el gracioso fraseo dise?ado para el inicio del segundo acto, los sugerentes colores con que se acompa?¨® el planteamiento de los enigmas, la expresi¨®n del terror del pueblo de Pek¨ªn -con tambi¨¦n destacadas intervenciones del coro- o el acompa?amiento en la muerte de Li¨´, donde todos los m¨²sicos supieron llorar por ella.
Sesiones as¨ª est¨¢n cada vez m¨¢s amenazadas. Y el edificio de Calatrava, que cost¨® 478 millones de euros, puede quedarse vac¨ªo de contenido o reducido a igual mediocridad que la albergada por sus hermanos del complejo (?gora, Museo de la Ciencia y Hemisf¨¦rico): c¨¢scaras rutilantes sin nada dentro.
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