Haz crecer tu vida sonora
Los directores del festival invitan a explorar y divertirse
Acab¨® la primavera del son y ya tenemos aqu¨ª el verano del sonido. S¨®nar arrancaba ayer a mediod¨ªa aunque tuvo un preludio apocal¨ªptico con la dif¨ªcil llegada a Barcelona desde el aeropuerto la noche antes de muchos seguidores (y casualmente empotrado -literalmente- con ellos este cronista) a causa de la huelga de taxis y la j... escasez de alternativas. No import¨®. Un joven ruso descalzo ya se marcaba de madrugada unos pasos en plaza de Espanya, reci¨¦n descendido de un dantescamente abarrotado bus nocturno en el que, extrapolando las estad¨ªsticas que afirman que el 22 % de los turistas estos d¨ªas vinen por el S¨®nar , uno de cada cuatro pasajeros era cliente del festival (y cuatro de cada cuatro no sab¨ªan c¨®mo llegar¨ªan a donde iban).
Ayer a mediod¨ªa no hab¨ªa rastro del ruso ¡ªa lo mejor est¨¢ en el t¨²nel del terror digital del SonarPlanta, tan oscuro¡ª pero su entusiasmo lo compart¨ªa un mont¨®n de gente de lo m¨¢s variado. Todos a¨²n muy enteros, aunque m¨¢s adelante algunos se metamorfosear¨¢n en esa cosa del cartel perge?ada por Sergio Caballero que sugiere una mezcla de criatura lovecraftiana con el amasijo de pelos que sacas del desague de la ducha cuando se atasca.
El calor apret¨® de lo lindo, la gente se visti¨® en consecuencia y junto a tirantes, shorts y ba?adores y otras indumentarias sugerentes ¡ªespecialmente en dos j¨®venes escandinavas seguidoras de Hjalmtysdottir y Hlooversson, que no son los hijos de Ragnar Calzas Peludas, sino m¨²sicos islandeses¡ª, pudo verse tocados tan curiosos como un sombrero cordob¨¦s y otro de charro mexicano. En el S¨®nar Village junto al monolito negro que luego volver¨ªa incandescente Richie Hawtin, un tipo multitatuado evolucionaba como un hom¨ªnido con la m¨²sica de Mo y su bater¨ªa medio en cueros para acabar lanzando al aire su vaso de cerveza, que no fue a convertirse en astronave (o dron) sino que cay¨® entero sobre el escote de su vecina cubriendo de l¨ªquido ambarino el llamativo collar dorado del pase que suministra la patrocinadora Bershka.
Los tres directores del festival com¨ªan en el bar del ¨¢rea de invitados con la mirada intensa y reconcentrada del capit¨¢n Miller de Tom Hanks llegando a la playa Omaha. Sergio Caballero, no obstante, llevaba el plato abarrotado y recomendaba el cebiche. No creen que se bata el r¨¦cord de los 121.000 espectadores del a?o pasado, pero las expectativas son muy buenas. ¡°Seguimos explor¨¢ndonos y reinvent¨¢ndonos, y eso es lo importante¡±, dec¨ªan Ricard Robles y Enric Palau. Se trata, recalcan, de estimular al p¨²blico y animarle a descubrir propuestas nuevas, replanteando de paso el concepto de directo.
S¨®nar no puede permanecer ajeno a sucesos como los del vecino? Can Vives, seg¨²n los organizadores
Opinan que las ofertas del Primavera Sound y el S¨®nar se complementan y se apoyan mutuamente. ¡°Cuando ellos tienen un buen a?o, nosotros tambi¨¦n¡±. La crisis es la crisis, reconocen, y habr¨¢ quien tenga que escoger lo uno u lo otro (o ninguno) pero ¡°la realidad es que ambos crecemos en p¨²blico¡±. ?Es el del S¨®nar m¨¢s l¨²dico o especializado? ¡°Hay de todo, en una amplia gama¡±, responde Robles sin que se sepa si ha visto al hom¨ªnido del concierto de Mo . ¡°En el S¨®nar hay m¨¢s de dos festivales, sucede algo muy especial entre estas cuatro paredes, coexisten desde el experto que quiere saber lo ¨²ltimo que pasa en m¨²sica hasta el que tiene cuatro discos pero quiere intoxicarse de experiencias ins¨®litas. Mucha gente viene a divertirse en un contexto de riesgo y novedad. Hay muchos est¨ªmulos distintos para venir al S¨®nar. Eso nos hace ¨²nicos, como tener el p¨²blico m¨¢s curioso del mundo y que haya el mismo esp¨ªritu a las cinco de la tarde y a las cuatro de la madrugada¡±.
Les pregunto personalmente interesado ¡ªy porque he visto a una c¨¦lebre editora acompa?ada de su hijo barbudo¡ª cu¨¢ndo se hace uno demasiado mayor para ir al S¨®nar. ¡°Eso es un sentimiento individual m¨¢s que generacional. Son decisiones ¨ªntimas. Hay mucha gente para la que, pese a su edad, S¨®nar sigue siendo a?o tras a?o una cita ineludible o si quieres un ritual¡±.
Cuando aqu¨ª al lado en Sants a¨²n humea la Batalla de Can Vies, ?no parece S¨®nar tan alejado de la realidad de la ciudad como un Ed¨¦n techno o la feria de atracciones de Pinocho? ¡°No se puede negar que el noruego que viene aqu¨ª a bailar vive en otro mundo, pero S¨®nar est¨¢ ligado esencialmente a la reflexi¨®n, con la cultura como un activo¡±, apunta Robles. ¡°El festival, que es un ¨¢gora, no puede vivir ajeno a la ciudad, ni a su malestar", a?ade¡±. Se?ala que una forma de implicarse de S¨®nar es volver a poner en valor su impacto cultural para influir m¨¢s. ¡°El v¨ªnculo tecnolog¨ªa+creatividad que es nuestro sello principal y el terreno en que jugamos fuerte no deja de estar heredando la inquietud para innovar del tejido c¨ªvico hist¨®rico barcelon¨¦s; ese es un camino para crear sinergias que enriquezcan a la ciudad y colaboren en su desarrollo¡±.
?Es obligatorio ir al S¨®nar para ser moderno?, inquiero. ¡°Obligatorio no hay nada¡±, sonr¨ªe ligeramente Robles. ¡°Recomendable, estimulante, necesario, puede. Aunque tu banda sonora est¨¦ en otro lado es muy interesante experimentar aqu¨ª. Siempre puedes hacerla crecer".
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