Ni un euro para Fabra
La Comunidad Valenciana ha dado un giro social hacia la izquierda
La bajada de impuestos aprobada el pasado viernes por el Consejo de Ministros se compadece mal con las exigencias del secretario de Estado del Ministerio de Hacienda, Antonio Beteta, al Consell exigiendo m¨¢s recortes. O s¨ª. El peso del ajuste en las Administraciones P¨²blicas ha reca¨ªdo fundamentalmente en las comunidades aut¨®nomas. Con datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), las Administraciones P¨²blicas despidieron 218.900 personas en el a?o 2011. De esa cifra m¨¢s de dos terceras partes (148.000) correspondieron a las autonom¨ªas. La Administraci¨®n local despidi¨® a 47.200 empleados, mientras que la central apenas suprimi¨® 15.900 puestos, cuando la mayor parte de los servicios los prestan los gobiernos auton¨®micos.
Enrique Ossorio, consejero de Econom¨ªa y Hacienda de la Comunidad de Madrid (nada sospechosa de despilfarradora, al contrario que su Ayuntamiento) en una entrevista publicada en Cinco D¨ªas el pasado mes de abril hablaba claro: ¡°Los n¨²meros ponen de manifiesto que la Administraci¨®n del Estado no ha hecho todav¨ªa un gran esfuerzo de austeridad (...) Cuando la Administraci¨®n central haga un esfuerzo de recorte del gasto, ser¨¢ de justicia que las comunidades aut¨®nomas reciban m¨¢s dinero para sostener la sanidad, la educaci¨®n y los servicios sociales¡±. Y conclu¨ªa: ¡°La Administraci¨®n central tiene unos ministerios muy grandes con competencias en materias que son de las comunidades¡±. Blanco y en botella.
El ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, y su n¨²mero dos tienen tajo si realmente pretenden embridar un d¨¦ficit que, con la anunciada bajada de impuestos, va a ser dif¨ªcil de alcanzar. De hecho, como recordaba ayer Jos¨¦ Carlos D¨ªez en este peri¨®dico, 2014 ha empezado con una ca¨ªda de los ingresos p¨²blicos de 15.000 millones respecto de lo que est¨¢ previsto en los presupuestos. Se entienden los nervios en Hacienda. No tanto la prepotencia de su secretario de Estado el pasado lunes en Valencia. Beteta humill¨® al Consell y, de paso, nos humill¨® a todos los valencianos porque, con independencia de que guste m¨¢s o menos, este es el Gobierno de todos. Motivos no le faltan al consejero de Hacienda, Juan Carlos Moragues, para poner el grito en el cielo.
La Comunidad Valenciana est¨¢, cosa sabida, infrafinanciada. Lo reconoce hasta el presidente extreme?o. Y ya es dif¨ªcil que Monago asuma que hay regiones que est¨¢n peor que la suya. Por eso la prepotencia de Beteta fue tan insufrible. Aunque los valencianos fu¨¦ramos los griegos de Espa?a merecemos un respeto. Ni la troika ha sido tan desde?osa con los griegos originales.
La propuesta de Rajoy y Montoro de bajar los impuestos tiene un tufo electoralista que echa de espaldas y es probable que incluso les sirva para recuperar algunos votos a costa de su irresponsabilidad fiscal. Pero no parece que ese vaya a ser el caso en la Comunidad Valenciana. Moragues lleva raz¨®n cuando da por perdida la Generalitat para el PP si no hay un gesto (dinero contante y sonante, nada de cr¨¦ditos al 3% que solo incrementan la deuda) desde Moncloa.
Deber¨ªa desenga?arse. En los an¨¢lisis efectuados tras las europeas hay algo parecido a la unanimidad a la hora de considerar que la derecha va a perder el Consell despu¨¦s de 20 a?os en el poder. Dar¨¦ un dato. En una escala de 0 a 10, siendo 0 la extrema izquierda y 10 la extrema derecha, los espa?oles se sit¨²an en el 4,7, pr¨¢cticamente en el centro. Los valencianos se ubican en el 4. Un giro social a la izquierda insalvable en lo que queda de legislatura. En Madrid lo saben. ?Dinero para Fabra o para el tripartito? Va a ser que no.
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