Manzanares encendi¨® las hogueras
El torero alicantino y Morante de la Puebla salen por la puerta grande
Manzanares encendi¨® las hogueras antes de tiempo en el tercero. Incendio provocado ante un torillo de Zalduendo, de escaso trap¨ªo. Pero de gran juego a la postre. Una vez fue al caballo, se dej¨®, lo picaron a gusto y lo dejaron a punto de cocinar. Al aire del toro, Manzanares compuso una faena luminosa, no tan profunda. Sin gran ajuste, pero siempre muy enganchado el toro, se pas¨® al bueno del Zalduedo por donde quiso y como quiso. Una serie con la izquierda, solo una y nada m¨¢s que una, fue lo m¨¢s a ley de un faena coreada a gusto por el paisanaje. Hubo pausas, largas, y una puesta en escena de torero sabedor que ten¨ªa al gent¨ªo entregado. La estocada fue rotunda y lo m¨¢s puro de un trabajo de gran pantalla. Del trance sali¨® enganchado, por fortuna con solo un roto en la taleguilla. Las dos orejas cayeron de parte del torero, pero nadie se acord¨® de rendirle honores p¨®stumos a un toro de vuelta al ruedo.
Cerr¨® plaza otro toro de El Pilar, bonito cono el resto. Y de fuerzas tan justas como sus dos hermanos anteriores. Manzanares volvi¨® a poner en pr¨¢ctica sus habilidades. Esta vez con m¨¢s ajuste, sin exagerar. Y ya con el festejo a gusto del cliente, complacido e incondicional, todo era bienvenido: lo bueno y lo regular.
PILAR, ZALDUENDO / FINITO, MORANTE, MANZANARES
Toros de El Pilar -1?, 2? y 6?- y de Zalduendo. Muy justos de presencia. De poca clase el conjunto de El Pilar. Tercero y quinto, de Zalduendo, de muy buen juego.
Finito de C¨®rdoba. Cuatro pinchazos y media baja (pitos); -aviso- estocada (oreja).
Morante de la Puebla. Media (silencio); pinchazo, entera ¨Caviso- (dos orejas).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares. Estocada (dos orejas); pinchazo -aviso- y estocada trasera (ovaci¨®n).
Plaza de Alicante, 21 de junio. 2? de Feria. Lleno.
El toro que abri¨® plaza, por su aspecto ofensivo parec¨ªa m¨¢s bien toro preparado para festejo de rejones: pitones romos e insignificantes. Insignificante fue la lidia de ese primero. Floje¨® desde que salt¨® al ruedo, en varas se simul¨® la suerte y en la muleta ni fue ni vino. Un desconfiado Finito, tampoco era para tanto, se pas¨® el tiempo buscando el arca perdida. No la encontr¨® y el toro, aburrido, acab¨® por volverle la cara al propio torero. El colmo fue la manera de entrar a matar de Finito: huyendo despavorido de la suerte.
M¨¢s actitud puso Finito en el cuarto, un Zalduendo m¨¢s aparente de cara, que no tuvo pizca de gracia en la muleta: nulo de clase. La faena fue de metraje largo. M¨¢s de sudar la camiseta que de componer. Siempre el toro desplazado hacia afuera. Finito, acelerado de principio, fue ganando confianza. No hubo brillo, pero s¨ª esfuerzo. Esta vez se ech¨® a matar con m¨¢s confianza y cobr¨® premio. La tarde estaba embalada.
Anovillado de tipo y de cara, el segundo. De fuerzas muy justas tambi¨¦n. Descabalg¨® m¨¢s que derribar en el primer encuentro con el caballo y en una segunda entrada lo dejaron listo. Morante se dobl¨® de entrada, con mucha est¨¦tica y torer¨ªa. Pero todo fue un espejismo. No hubo nada m¨¢s. Voluntad en el torero de la Puebla, que cont¨® con el apoyo del tendido, pero solo esbozos muy borrosos. Defensivo el toro, oblig¨® a Morante a perder muchos pasos. La faena qued¨® en un intento. Vano.
Tan claro vio Morante al quinto, de Zalduedo, que se fue direto a brindar al p¨²blico. No se equivoc¨® el torero. Otro buen toro, que hab¨ªa recibido un puyazo al relance y se hab¨ªa marchado sueltecillo. Un quite por chicuelinas del propio Morante, descubri¨® el pastel. Muleta en mano, sinfon¨ªa del torero de la Puebla del Rio. La calidad ante todo. Desde los ayudados de saludo, hasta el molinete de cierre de obra. En medio, hondura y clase, y originalidad sin fin. Faena posada y reposada, hasta exprimir al buen ejemplar. Muy abrochado todo, sobre todo cuando la muleta vol¨® templada sobre la mano izquierda. Tan a gusto todo, que tras una entera tendida el propio Morante cogi¨® la puntilla y acert¨® a la primera. Delirio.
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