Todos los caminos de Alicante conducen a Enrique Ortiz
Las escuchas del 'caso Brugal' son una radiograf¨ªa de la sociedad en la que se mueve el constructor

¡°Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley¡±, cantaba Enrique Ortiz las pasadas navidades con unos amigos durante una comida en un restaurante alicantino. La ranchera El Rey parece escrita por el mexicano Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez para el empresario, un hombre voraz en los negocios que mueve los hilos de los pol¨ªticos, del color que sean, en funci¨®n de su inter¨¦s. Canciones aparte, el promotor alicantino prefiere con dinero que sin ¨¦l. ¡°Nada¡±, le dec¨ªa a un empleado que le anunciaba la posibilidad de acudir a un concurso para construir un aparcamiento subterr¨¢neo en la madrile?a calle Serrano por 110 millones de euros. ¡°O tenemos garant¨ªa de que nos lo dan o no vamos¡±, sentenci¨® Ortiz, en una de las grabaciones cuya transcripci¨®n llena m¨¢s de un millar de p¨¢ginas.
Las conversaciones telef¨®nicas interceptadas por la Unidad Central de Delincuencia Econ¨®mica en el caso Brugal, en el que est¨¢ imputado Ortiz, servir¨¢n para instruir la pieza del caso Rabassa. Su contenido trasciende los m¨²ltiples intereses del promotor. Constituye una radiograf¨ªa de la sociedad en la que se mueve el constructor, en la que todo parece relacionado con todo y en la que los intereses de lo p¨²blico y de lo privado se confunden: viajes de vacaciones en aviones privados con alcaldes y concejales del PP, negociaciones para vender un coche de lujo a un t¨¦cnico municipal, comidas y cenas celebrando la adjudicaci¨®n de contratas...
"Somos m¨¢s ricos que ayer"
Enrique Ortiz (Huesca, 1960) empez¨® en la empresa familiar de su padre dedicada a las peque?as reformas en la construcci¨®n. Pero pronto aprendi¨® a relacionarse y su cartera de clientes fue engordando al cobijo de diferentes Gobiernos. Es una persona hecha a s¨ª misma, de gustos austeros, seg¨²n dicen sus amigos, salvo por los coches que conduce a veces (un Ferrari, un Bentley¡). Tiene un yate, atracado en el puerto de Alicante y que ahora alquila, cuyo objetivo parece que sea m¨¢s contentar a ciertos pol¨ªticos que su uso y disfrute particular, ya que apenas lo usa. Sin embargo, como cualquier empresario que se precie lo que m¨¢s le gusta es amasar dinero y conseguir contratas. El promotor, en una llamada telef¨®nica en abril de 2009, busca a su esposa y llama a su hija Laura:
Ortiz: ?Y tu madre? No me coge.
Laura: ?Qu¨¦ ha pasado, pap¨¢?
Ortiz: Nada, que hay que celebrar una llamada, porque somos m¨¢s ricos que ayer. Acabo de vender unas parcelas por 53 millones de euros.
Laura: Oye, qu¨¦ bien.
Ortiz: Son ocho mil millones de pesetas, hemos ganado porque somos un equipo.
Laura: Me est¨¢s tomando el pelo.
Ortiz: Que ya me han pagado, ya est¨¢ el dinero en el banco, hemos ganado porque somos los mejores, el ?ngel que dices t¨² [en referencia a como cari?osamente llaman a Ortiz en su casa].
Y otra conversaci¨®n, en mayo de 2008, con otro empresario alicantino confiesa que acaba de conseguir una adjudicaci¨®n por 35 millones de euros. ¡°Est¨¢ muy bien, no te quejes tanto¡±, dice su interlocutor y Ortiz responde: ¡°No est¨¢ mal, pero tengo que llorar m¨¢s porque soy la polla insaciable¡±.
La lista de favores es abultada. El exalcalde de Alicante, Luis D¨ªaz Alperi, lleg¨® incluso a pedir a Ortiz trabajo para el hijo del fiscal jefe de Alicante, Jos¨¦ Antonio Romero. Gran parte de la sociedad alicantina habla por tel¨¦fono con Ortiz, un incansable buscador de negocios que no entiende de horarios ni de fronteras. Sus intereses son m¨²ltiples: los parques e¨®licos y el equipamiento de los nuevos juzgados, un hotel en Tabarca para otro amigo empresario o la explotaci¨®n de tranv¨ªas, no solo en territorio valenciano, tambi¨¦n en Murcia. Si se lo piden, coloca a gente en alg¨²n hospital privado en cuyo accionariado participa o bien en sus empresas encargadas de limpiar las dependencias universitarias, municipales e incluso la Audiencia de Alicante, donde est¨¢ la fiscal¨ªa que lo investiga.
A tenor de las escuchas e informes policiales no es alguien que se arriesgue. ¡°Hay que ver qu¨¦ compromiso pol¨ªtico de si nos lo van a dar [sic]; si no, no perdemos el tiempo, que te diga Juan Amirola [el presidente de la escuela de negocios alicantina Fundesem] qui¨¦n es su padrino¡±, le dijo a un empleado respecto al negocio del aparcamiento madrile?o. ¡°Sin un 75 u 80% de porcentaje de ¨¦xito¡±, la opci¨®n de Ortiz era clara: ¡°No me gasto el dinero¡±.
Mucho dinero se mueve en sus manos y muchos son los contactos pol¨ªticos que tiene en su agenda, y de los que alardea entre otros empresarios. En las conversaciones figuran una larga lista de alcaldes, diputados y altos cargos del PP, pero tambi¨¦n destacados dirigentes socialistas como ?ngel Franco o Chema Paj¨ªn, padre de la exministra Leire Paj¨ªn.
Su principal objetivo urban¨ªstico fue primero el Plan Rabassa, cuya tramitaci¨®n anularon hasta en cuatro ocasiones diferentes los tribunales, y ahora pretende rescatar con la instalaci¨®n de una gran ¨¢rea comercial sobre esos terrenos, la mayor¨ªa propiedad de una sociedad participada por ¨¦l. En un pinchazo del 11 de septiembre de 2008, referido a la instalaci¨®n de una tienda Ikea en Rabassa, Sylvain Laval, director de Expansi¨®n de la multinacional sueca en Espa?a, Ortiz le llam¨® para ver c¨®mo hab¨ªan ido unas reuniones de la multinacional con la consejera de Industria de entonces, Bel¨¦n Juste. ¡°Contigo siempre, es un placer: ?mafia espa?ola!¡±, exclam¨® un Laval a Ortiz que, en tono jocoso, contest¨®: ¡°?La mafia espa?ola! ?Qu¨¦ grande! ?Qu¨¦ grande! Te gust¨®, eso te gust¨®, tener un amigo mafioso, ?eh?¡±. El negocio millonario de Ortiz est¨¢ en la venta del suelo y posterior explotaci¨®n y gesti¨®n del centro comercial. La Generalitat acaba de aprobar una Actuaci¨®n Territorial Estrat¨¦gica (ATE) para agilizar los plazos y poder iniciar la urbanizaci¨®n de la zona.
Cuando quiere algo, Ortiz no ceja. La entonces consejera solo quer¨ªa una tienda Ikea en la Comunidad Valenciana, pero Ortiz brinda y compromete a los suecos el apoyo del entonces alcalde de Alicante, Luis D¨ªaz Alperi, y se ofrece como mediador con otros consejeros. ¡°Tengo muy buena relaci¨®n, yo siempre te lo he dicho desinteresadamente, cuando me necesit¨¦is para lo que sea, me lo dices porque yo puedo hablar tambi¨¦n con Vicente Rambla¡±, entonces vicepresidente primero de la Generalitat y n¨²mero dos de Francisco Camps.
Otro de los detalles que desvelan las conversaciones es que Ortiz, al enemigo, ni agua. El promotor, molesto por la oposici¨®n de la Plataforma de Iniciativa Ciudadanas (PIC), que recurri¨® el Plan Rabassa, se encarg¨® de pedir a un director del diario gratuito Metro, con accionariado de Ortiz, que ¡°pusiera a su gente a trabajar contra el prestigio¡± de Manuel Alcaraz, presidente entonces de la PIC. Alcaraz, profesor de Derecho en la Universidad de Alicante, exdiputado y exconcejal, fue compa?ero de colegio de Ortiz. En la conversaci¨®n Ortiz se despide as¨ª del periodista: ¡°Bueno, empezad a pegarle hostias¡±.
Tanto el empresario como a la alcaldesa, Sonia Castedo, les motiva colocar a los amigos y descabalgar a los enemigos. Uno de los episodios m¨¢s turbios de las escuchas es el intento de la alcaldesa que quitarse de en medio a Pedro de Egea, entonces presidente de los comerciantes de Alicante, que se opon¨ªa a una gran ¨¢rea comercial en Rabassa. En una conversaci¨®n grabada el 9 de febrero de 2010, la regidora pide a Ortiz, propietario del H¨¦rcules club de f¨²tbol, la posibilidad de ¡°meter a alguien en el consejo del H¨¦rcules¡± para echarlo despu¨¦s. El empresario accede. El plan de la alcaldesa, seg¨²n la grabaci¨®n, es ¡°provocar¡± que dimita como presidente de los comerciantes. ¡°Eres una m¨¢quina¡±, piropea Ortiz a Castedo.
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