Liberales
Ser liberal en Econom¨ªa no es nada de lo que uno deba arrepentirse
Ser liberal en Econom¨ªa no es nada de lo que uno deba arrepentirse. Es m¨¢s, muchas de las cr¨ªticas que los liberales hacen al papel que el Estado juega en todos aquellos asuntos que se relacionan, directa o indirectamente, con ella, no solo son ciertas, sino que debieran ser consideradas muy seriamente por quienes, como yo, defienden que el Estado debe asumir una funci¨®n central en la sostenibilidad del desarrollo econ¨®mico, la equidad entre ciudadanos, la estabilidad en el crecimiento, y el correcto funcionamiento de los mercados.
En realidad, nadie pone en duda, ni siquiera los liberales, que el mercado tenga carencias que sea necesario paliar con cierto tipo de actuaciones p¨²blicas. El problema comienza a serlo cuando descubrimos que tambi¨¦n el Estado tiene fallos; y que ¨¦stos, si son lo suficientemente grandes, pueden incluso anular los efectos positivos que debieran esperarse tras su intervenci¨®n. Con la caracter¨ªstica a?adida de que, adem¨¢s, nos cuesta dinero a todos los ciudadanos. As¨ª las cosas, si el Estado no cumple correctamente la funci¨®n que se le encomienda, uno puede preguntarse de manera m¨¢s que justificada, si no ser¨¢ peor el remedio que la enfermedad.
Burocracia excesiva, lentitud en la justicia, reguladores ineficientes, y proclives a las presiones de aquellos a quienes regulan, descoordinaci¨®n entre los diferentes niveles de la Administraci¨®n, provisi¨®n de bienes p¨²blicos olvidando los criterios m¨ªnimos de eficiencia exigibles a cualquier organizaci¨®n; por no hablar de la continua injerencia partidaria en las instituciones econ¨®micas, que socava el car¨¢cter neutral y profesional que debe presidir su actuaci¨®n, son algunas de las razones que juegan a favor de esa versi¨®n del liberalismo extremo, y que podr¨ªa resumirse en el lema: el mercado no es perfecto, pero el Estado es mucho peor.
El hecho de que la derecha pol¨ªtica espa?ola opte de manera recurrente por la opci¨®n liberal en econom¨ªa, no obstante, obedece a una raz¨®n mucho m¨¢s pedestre: el desprestigio del Estado, su ineficiencia, y la escasa calidad de los servicios p¨²blicos, favorece sus intereses, porque dota de "justificaci¨®n cient¨ªfica" a su escaso entusiasmo por contribuir a su financiaci¨®n mediante el pago de impuestos. Y, en la medida en que dichos factores persistan, cada vez m¨¢s cantidad de "gente normal" pensar¨¢ igual, uni¨¦ndose al club de los descontentos. Por eso suelen ganar las elecciones.
El gran error de la socialdemocracia espa?ola ha sido, fundamentalmente, haber desistido de su principal responsabilidad en estos asuntos, dejando que calara en el ciudadano la percepci¨®n de que el Estado no es m¨¢s que una pesada carga, llena de ineficiencias y corruptelas, que, como no pueden ser evitadas, hay que aligerar cuanto antes. Cuando Indalecio prieto dijo aquello de "Soy socialista, a fuer de liberal", a mucho les pareci¨® un contrasentido, pero con la perspectiva que dan los a?os, ahora se ve que ten¨ªa toda la raz¨®n.
Mientras tanto, aqu¨ª, el gobierno central y auton¨®mico, liberales declarados del PP todos ellos, se dedican a hacer justo lo contrario, en un alarde de sutilidad digna de mejor causa: intervenir la actividad privada, controlar las televisiones p¨²blicas, y engordar la administraci¨®n utilizando el clientelismo pol¨ªtico al por mayor. ?Alguien entiende algo? Ay, si Von Hayeck y Karl Popper levantaran la cabeza...
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