M¨¢s Catalu?a pero dentro de Espa?a
Los partidarios de ¡®terceras v¨ªas¡¯, encorsetados entre los independentistas y los defensores de la situaci¨®n actual, buscan alzar la voz en el conflicto soberanista
Sandra Avellaneda, de 42 a?os, profesora de Historia en un instituto de Gav¨¤ (Barcelona), no ha participado nunca en la manifestaci¨®n del 11 de septiembre en favor de la independencia de Catalu?a. Este 2014 tampoco ir¨¢. Empezar¨¢ el curso abordando con sus estudiantes la Diada y poniendo el acento en que en 1931 el presidente de la Generalitat, Francesc Maci¨¤, no proclam¨® la independencia, sino la rep¨²blica catalana en el seno de una federaci¨®n ib¨¦rica. Con un c¨ªrculo lleno de amigos soberanistas ¡ªsu hijo lleg¨® el primer d¨ªa de clase del a?o pasado con esta frase escrita en su carpeta: ¡°Catalu?a es libre y somos independientes¡±¡ª, Sandra admite que su entorno la ve como un ¡°bicho raro¡±, aunque no se lo recrimine. Opina que la secesi¨®n no es ninguna soluci¨®n m¨¢gica, pero tampoco le gusta la situaci¨®n actual. Exvotante de Iniciativa per Catalunya, reclama nuevas f¨®rmulas, aunque es esc¨¦ptica con la posibilidad real de una reforma federal. No cree que el PP la acepte y el PSOE, a sus ojos, ha perdido credibilidad.
Los sondeos en Catalu?a muestran una realidad compleja. Cuando se pregunta solo por el sentimiento independentista, aparece una divisi¨®n en dos mitades: un 45,2% defiende la secesi¨®n, mientras el bloque federalista y autonomista se eleva al 45,9%, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro de la Generalitat. Pero, si se ampl¨ªa el foco, la imagen es muy distinta. Cuando en la encuesta de Metroscopia publicada el domingo en este diario se introduce la opci¨®n de que Catalu?a siga formando parte de Espa?a con nuevas y blindadas competencias, resulta ser la primera opci¨®n: la elige un 38% de los ciudadanos. Por detr¨¢s quedan tanto los que desean un Estado independiente (el 31%) como los que quieren que Catalu?a siga formando parte de Espa?a con las mismas competencias que ahora (19%).
El porcentaje mayor de catalanes, por tanto, apoya un camino intermedio, una v¨ªa de concordia entre los otros polos. A partir de este punto, sin embargo, las certezas son pocas. La llamada ¡°tercera v¨ªa¡± no est¨¢ detallada pol¨ªticamente. Podr¨ªa ser una v¨ªa federal o la continuaci¨®n del Estado auton¨®mico, pero con mayores atribuciones para el Gobierno catal¨¢n. Podr¨ªa incluir o no una consulta a los ciudadanos, algo que defienden algunos partidarios de esta v¨ªa y critican otros. Y podr¨ªan votar solo los catalanes o todos los espa?oles. Las cuestiones abiertas son muchas, y de calado. EL PA?S ha hablado con una decena de catalanes o residentes en Catalu?a (juristas, empresarios, profesores, artistas, sindicalistas, un pol¨ªtico¡) partidarios de que, sea de la forma que sea, Catalu?a siga formando parte de Espa?a, pero con un estatus distinto del actual.
¡°A m¨ª la reforma federal me parece un planteamiento correcto¡±, sostiene el inform¨¢tico de 36 a?os Alex Luna, de Mollet (Barcelona), que pasa sus vacaciones en C¨¢ceres, la tierra de sus suegros. Inflexible con los soberanistas, Luna dice que no le interesa en absoluto una Catalu?a independiente. ¡°No he participado en ninguna Diada¡±, explica. ¡°Pero tampoco en el D¨ªa de la Hispanidad. Este ¨²ltimo no responde a mi idea de Espa?a en absoluto¡±, dice este licenciado en Historia, que lamenta los dardos que los pol¨ªticos extreme?os lanzan contra Catalu?a. ¡°Me molesta que se critiquen realidades a 500 kil¨®metros de distancia. Cuando me dicen algo, les respondo que vayan a Catalu?a¡±.
Los empresarios catalanes, principales impulsores de esta tercera v¨ªa junto al democristiano Josep Antoni Duran, que acu?¨® el t¨¦rmino, han hecho llegar al presidente, Mariano Rajoy, una alternativa a la secesi¨®n, basada en cuatro pilares: el reconocimiento de Catalu?a como naci¨®n, plenas competencias en lengua y cultura, un pacto fiscal para que Catalu?a recaude y gestione los tributos mediante una Agencia Tributaria propia, y plena capacidad para la organizaci¨®n local.
Aunque pol¨ªticamente el acuerdo podr¨ªa canalizarse a trav¨¦s de una reforma constitucional, Fomento del Trabajo, la gran patronal catalana, cree que podr¨ªa llevarse a cabo incluso sin ese requisito. Sostiene que podr¨ªa seguirse la propuesta del pol¨ªtico conservador Miguel Herrero de Mi?¨®n ¡ªuno de los padres de la Constituci¨®n¡ª de agregar una disposici¨®n adicional a la Ley Fundamental. El pacto, defiende, deber¨ªa ser ratificado en una consulta por los catalanes. ¡°Es la gran oportunidad de alcanzar un gran acuerdo que evite el choque de trenes¡±, opina Joaquim Gay de Montell¨¤, presidente de la patronal.
El 39% quiere que Artur Mas mantenga la consulta, pero negoci¨¢ndola
Los socialistas de esta comunidad, por su parte, creen que la soluci¨®n est¨¢ en la Declaraci¨®n de Granada, aprobada por el PSOE hace un a?o. Esta implicar¨ªa reconocer derechos hist¨®ricos a Catalu?a; blindar competencias en lengua y cultura, y un pacto fiscal solidario. La f¨®rmula jur¨ªdica, dicen, deber¨ªa ser una reforma constitucional votada por todos los espa?oles. Ellos rechazan la consulta soberanista en los t¨¦rminos actuales.
Esta ¨²ltima cuesti¨®n no es menor en Catalu?a. Un sondeo del Centro de Estudios de Opini¨®n de la Generalitat publicado en marzo (con una muestra de 1.600 encuestados) mostraba que un 74% de los ciudadanos apoya su celebraci¨®n. Sin embargo, una vez m¨¢s, cuando se introduce una nueva pregunta, este apoyo se matiza. El 35% s¨ª desea, seg¨²n una encuesta de Metroscopia publicada por este peri¨®dico, que el presidente Mas mantenga la consulta del 9 de noviembre pase lo que pase. Pero la opci¨®n mayoritaria es de nuevo el gris: el 39% prefiere que Mas mantenga la idea de la votaci¨®n, pero negociando la forma y el momento de su celebraci¨®n con el Gobierno espa?ol para que pueda ser plenamente legal. Otro 21%, finalmente, desea que por ahora el refer¨¦ndum se aplace.
La consulta es la opci¨®n que defienden los sindicatos CC?OO y UGT en Catalu?a. Ambos aprobaron sendas resoluciones a favor del ¡°derecho a decidir¡± sin dar consignas sobre el voto. ¡°Este problema debe solucionarlo la gente¡±, esgrime Juan Carlos Gallego, secretario general de CC OO en Catalu?a, lanzando un dardo al PSOE. ¡°No es cre¨ªble una propuesta federal que no incorpore una consulta. Hay que negociar¡±. M¨¢s incisivo, Jos¨¦ Maria ?lvarez, l¨ªder de UGT, da su apoyo absoluto a Mas en la negociaci¨®n y opina que la situaci¨®n actual es insostenible: ¡°El Estado mete el dedo en el ojo incluso donde no hay problemas, como en el caso de la lengua en las escuelas¡±. No oculta que envidia el proceso escoc¨¦s porque se discute sin tapujos. ¡°Votar no es igual a pedir la independencia¡±, defiende. ¡°No se pueden poner puertas al campo ni evitar la consulta¡±.
"El federalismo s¨ª tiene recorrido pol¨ªtico", opina? el fil¨®sofo Manuel Cruz
Marta Rodi?o, viguesa de 36 a?os y residente en Barcelona, licenciada en Ciencias del Mar, coincide con los sindicatos. Cree que votar es imprescindible: ¡°Hay un clamor popular. No s¨¦ qu¨¦ miedo hay a una votaci¨®n. Ni siquiera tengo claro que ganara la independencia. Yo no soy nacionalista ni independentista, pero siento cierto rechazo hacia Catalu?a en el resto de Espa?a. Y convivir con faltas de respeto no me parece sano¡±.
De sentimientos habla tambi¨¦n, pero para oponerse a la fractura, el actor Abel Folk. ¡°Yo tengo un problema. Soy hijo de padre andaluz. ?Ser¨¦ feliz si alg¨²n d¨ªa me dicen que me independice del pa¨ªs de mi padre?¡±, dice en un v¨ªdeo del PSC titulado La soluci¨®n es federal. En la cinta interviene tambi¨¦n el actor Ramon Madaula, que interpreta a Gonzalo Chac¨®n en la serie Isabel: ¡°Si un d¨ªa me dijeran que Miguel Hern¨¢ndez se ha convertido en un poeta extranjero, me quedar¨ªa jodido. Me sentir¨ªa menos rico¡±. Con todo, Madaula est¨¢ a favor de la consulta, aunque con matices: ¡°Quiero lo mejor para los ciudadanos de Catalu?a. Necesito informaci¨®n imparcial. Nos est¨¢n manipulando los unos y los otros. Estoy esperando a que alguien neutral me explique qu¨¦ ganamos o perdemos con la independencia¡±. Y remacha: ¡°Tengo la intuici¨®n que con el federalismo ganamos todos¡±.
El fil¨®sofo Manuel Cruz preside Federalistes d¡¯Esquerres, con unos 500 asociados, una organizaci¨®n nacida tras la primera Diada multitudinaria, en septiembre de 2012. Cruz rebate la opini¨®n, muy extendida en Catalu?a, de que no quedan federalistas en la comunidad porque no hay nadie al otro lado del r¨ªo. Pero el escepticismo existe. Seg¨²n el Centro de Estudios de Opini¨®n de la Generalitat, el 64,7% de la poblaci¨®n no cree que el Estado vaya a ofrecer un pacto aceptable para el Parlamento catal¨¢n. ¡°Es una t¨¢ctica del soberanismo, que adopta diversos rostros¡±, defiende Cruz. ¡°Ahora que resulta que s¨ª hay partidarios del federalismo en Espa?a, dicen que no se puede lograr nada porque est¨¢ el PP en el poder. No se puede ser independentista solo porque gobierne ese partido¡±.
Cruz asegura que su apuesta tiene recorrido pol¨ªtico: ¡°Adem¨¢s del PSC, hay muchos federalistas en Iniciativa per Catalunya o en Podemos. Que tres fuerzas de izquierdas sean federalistas es para valorarlo¡±. Miquel Iceta, flamante primer secretario del PSC, replica al escepticismo sobre la tercera v¨ªa con esta reflexi¨®n: ¡°A la gente que me dice que la reforma constitucional es imposible, le digo: ¡®?Y la independencia no lo es?¡±.
Eugeni Gay, ex magistrado del Constitucional, que no es independentista, acepta el clamor de los ciudadanos que quieren votar
Pero, pol¨ªticamente, se trata de una v¨ªa a la que le cuesta hallar su espacio. Encorsetados por la ola independentista, que los acusa de ser un caballo de Troya, y por los centralistas, que los ningunean, los federalistas o confederalistas pugnan por un hueco en un conflicto cada vez m¨¢s en blanco y negro. Aunque la tercera v¨ªa sea la opci¨®n preferida en las encuestas, los sondeos no se traducen en votos. El pulso se ha cobrado v¨ªctimas: Pere Navarro, ya exl¨ªder del PSC, dimiti¨® tras perder 350.000 votos el pasado 25 de mayo en las elecciones europeas. Y, harto de clamar en el desierto en favor de su tercera v¨ªa, Duran ha tirado la toalla como n¨²mero dos de CiU.
El escritor Javier Cercas, extreme?o de nacimiento y afincado en Catalu?a, tilda de ¡°desesperante y trist¨ªsimo¡± que no se pueda tratar el tema de forma racional. El autor de Anatom¨ªa de un instante apela a la Ley de Claridad de Canad¨¢, que ¡°fij¨® c¨®mo debe romperse de forma civilizada un Estado¡±, se?ala en alusi¨®n a la norma emanada de la sentencia de la Corte Suprema de Canad¨¢ sobre Quebec. ¡°En eso tiene raz¨®n Rajoy¡±, sostiene. ¡°La soberan¨ªa no se trocea. En un proceso de este tipo deben seguirse cuatro pasos. Primero, los electores tendr¨ªan que votar de forma clara, inequ¨ªvoca y continuada que quieren la independencia. Despu¨¦s, como la democracia no puede ignorar una demanda as¨ª, deber¨ªa hacer una cesi¨®n temporal de soberan¨ªa para que se celebre una consulta. Si es afirmativa, los dos Gobiernos tendr¨ªan que llegar a un acuerdo sobre la separaci¨®n. Y, finalmente, todos los espa?oles deber¨ªan votarlo¡±.
El abogado Eugeni Gay, exmagistrado del Tribunal Constitucional, que no es independentista, acepta el clamor de los ciudadanos que quieren votar. Ve muy dif¨ªcil que la consulta del 9-N quepa en la Constituci¨®n. Pero, m¨¢s all¨¢ de la cuesti¨®n jur¨ªdica, pide di¨¢logo: ¡°Es el arte de la pol¨ªtica y del derecho. Cuando una sociedad entra en conflicto, es terrible la inhibici¨®n de los pol¨ªticos. ?Si lo han hecho Rajoy o Mas? No puedo atribuir la culpa a ninguno, pero el resultado es de una gran irresponsabilidad¡±.
A mes y medio de la Diada, Rajoy y Mas se reunir¨¢n el mi¨¦rcoles por primera vez en 11 meses. ¡°Si no llega pronto la oferta, no servir¨¢ de nada¡±, alerta Uni¨®. Abon¨¢ndose a cierto discurso del miedo, vaticina que, sin pacto, la protesta social crecer¨¢, habr¨¢ m¨¢s inestabilidad pol¨ªtica, desconfianza en la econom¨ªa y quiz¨¢ se dispare la prima de riesgo. Manteniendo la fe en el federalismo, los partidarios de esta v¨ªa esperan que Mas d¨¦ el mismo volantazo que dio en su d¨ªa hacia el soberanismo y abrace el pacto.
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