¡°Se debe desdramatizar el conflicto y encarar una reforma com¨²n¡±
El presidente del C¨ªrculo de Econom¨ªa afirma que este es el momento de encarar
Ant¨®n Costas (Vigo, 1949), catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada en la Universidad de Barcelona y presidente del C¨ªrculo de Econom¨ªa, es contrario a la consulta ciudadana, tal como est¨¢ planteada, por no ser legal ni pactada. Defiende una reforma de la Constituci¨®n para resolver el conflicto de Catalu?a y solucionar el problema institucional en Espa?a.
Pregunta. Usted invit¨® a Rajoy en junio a dialogar y tener el mismo coraje que cuando desoy¨® a quienes le empujaban a pedir el rescate. ?Le ha hecho caso?
Respuesta. No digo que haya influido, pero semanas despu¨¦s reconoci¨® por primera vez que en Catalu?a hab¨ªa un problema. Es un gesto, y no s¨®lo simb¨®lico. Ped¨ª a Rajoy y Mas que se dieran una segunda oportunidad. Hay que negar esa actitud fatalista de choque de trenes o de que el tiempo se ha agotado. Hay que dar margen a la raz¨®n y a la esperanza. Y desdramatizar la existencia del conflicto, que no es malo en s¨ª. Lo bueno es ser consciente de que existe. Hay que mimarlo y atenderlo. Si no, se llega a las posiciones extremas, a la tragedia griega.
P. ?No llega tarde?
R. No hace tanto que se plantea. El problema se presenta en diciembre de 2012, cuando con el pacto de gobernabilidad entre CiU y ERC se llegan a fijar una fecha y una pregunta para una consulta que no es pactada, lo que lleva a la otra parte a decir que es un tr¨¢gala. No hablo del problema catal¨¢n: ese s¨ª tiene una historia y un recorrido m¨¢s dilatados en el tiempo. A?o y medio no es demasiado.El tiempo pol¨ªtico se crea con cada decisi¨®n. El problema se ha planteado como un enroque, en t¨¦rminos de una partida de ajedrez, y mientras no se saque una pieza la soluci¨®n es dif¨ªcil.
P. ?Puede haber di¨¢logo si Rajoy rechaza la consulta y Mas no renuncia a ella?
R. Hay muy poco margen si s¨®lo van a tratar de eso. Pero conf¨ªo en que aborden m¨¢s asuntos, como la financiaci¨®n y el deseo de Catalu?a de que le reconozcan competencias como la lengua, la cultura y la educaci¨®n. Ya est¨¢n cambiando cosas: ahora ya empieza a aceptarse la ordinalidad.
P. ?Rechaza la consulta?
R. Tal y como est¨¢ planteada, s¨ª. No es legal ni acordada ni informada. Y quienes la han convocado acabar¨¢n renunciando. Son dem¨®cratas y pac¨ªficos. Han explorado caminos, pero ser¨¢n respetuosos con la legalidad.
P. ?Cree que no es informada?
R. Es un ejercicio de fuegos artificiales. No se conocen las consecuencias. ?Qu¨¦ pasar¨¢ al d¨ªa siguiente de votar?
P. ?Los ciudadanos no lo saben?
R. Creo que no. Pero el problema catal¨¢n no es un sufl¨¦ ni el resultado de una manipulaci¨®n. Hay un malestar de fondo que se alimenta de muchos factores hist¨®ricos. Y a ¨¦l se ha a?adido una nueva corriente independentista funcional, oportunista, y lo digo sin ¨¢nimo despectivo. Se han generado muchas expectativas. Se piensa: ¡®Si vamos solos, pues mejor¡¯. Pero tambi¨¦n hay malestar en el resto de Espa?a. La soluci¨®n deber¨ªa abordarse como un proyecto nuevo de futuro capaz de reconstruir el contrato social y pol¨ªtico de Espa?a. Es m¨¢s f¨¢cil buscar as¨ª el encaje catal¨¢n. No son privilegios, sino reconocimiento.
La consulta , tal y como se plantea, no es legal ni acordada ni informada
P. ?Qu¨¦ dir¨ªa a la mayor¨ªa de ciudadanos que quieren votar?
R. Que la gente ir¨¢ manifest¨¢ndose en las elecciones. Lo hacemos de forma continuada. En el frontispicio de la Constituci¨®n hay dos principios: el Estado de derecho y el democr¨¢tico de atender a los deseos de los ciudadanos. Si de manera reiterada en las elecciones un elevado n¨²mero de electores manifiesta esa voluntad, habr¨¢ que atenderlo.
P. ?Cu¨¢l es su propuesta?
R. No s¨¦ si mi funci¨®n es concretarla, pero s¨ª deber¨ªa basarse en el reconocimiento del doble problema catal¨¢n y espa?ol e identificar las dimensiones de ambos. Primero est¨¢ la necesidad de reconocer las especificidades de Catalu?a y sus competencias. Por otro lado, est¨¢ el problema de la financiaci¨®n y recaudaci¨®n de impuestos. Ahora los consejeros auton¨®micos elaboran presupuestos sin saber qu¨¦ transferencias recibir¨¢n. No es solo un problema de Catalu?a: aunque se fuera, el problema en Espa?a existir¨ªa igual. Sea una u otra f¨®rmula, nos llevar¨¢ a una reforma de la Constituci¨®n.
P.? ?La ve agotada?
R. Querer avanzar no quiere decir fracasar. Nadie cuestiona el modelo del Estado auton¨®mico. La Constituci¨®n dise?¨® el esqueleto del reparto pol¨ªtico, pero no escribi¨® el manual de instrucciones, y hay que hacerlo. Es un problema conjunto. Debe tener mecanismos que bloqueen la discrecionalidad del ministro de turno o de un organismo del Estado para interferir en las autonom¨ªas. Y hace falta tambi¨¦n un Senado, que existe en todos los Estados federales, para decidir sobre las competencias. Eso dotar¨ªa a las autonom¨ªas de mayor seguridad jur¨ªdica y pol¨ªtica. Es un camino que tiene m¨¢s probabilidades de ser aceptado en el resto de Espa?a. Otra cosa puede ser vista como un privilegio.
P. ?Imagina una secesi¨®n?
R. No, no imagino un proceso de ruptura e ilegal.
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