Hermoso salva una tarde de decepci¨®n
El navarro corta la ¨²nica oreja de la tarde El Juli y Perera se estrellan ante una descastada corrida
A lomos de "Napole¨®n", "Disparate" y "Pirata", Pablo Hermoso brill¨® con alta distinci¨®n. Elegancia pura. Toreo a caballo, pero toreo en fin. Dos farpas levantaron el tel¨®n, en banderillas una exhibici¨®n, encelando al toro a dos pistas y cambiando de lado en los mismos pitones. Luego, con las cortas, continu¨® la gran fiesta. A todo ello, un toro con la calidad propia de su encaste "murube?o", con son del bueno. La demostraci¨®n acab¨® a la par con jinete y "Pirata". Con el toro herido de muerte y ya pie a tierra, Hermoso se vio perseguido y tuvo que ser "Pirata" quien hiciera el quite a mordiscos con el toro. La plaza, entregada, oblig¨® a Hermoso a compartir honores con su joya equina.
No fue lo mismo el cuarto, el segundo de rejones. M¨¢s parado; menos por la labor, aunque con fondo bueno. Hermoso tuvo que poner toda la carne en el asador en este turno. Todo m¨¢s trabajado y de llegar mucho al toro para sacar rendimiento. Con "Duende" y "Habanero" se trabaj¨® mucho en banderillas y luego, con el famoso "Pirata", ya con el toro sin entrega, un par de las cortas a dos manos levantaron la faena. Una l¨¢stima que descordara al toro en el rej¨®n de muerte.
BOHORQUEZ, DEL RIO / HERMOSO; JULI, PERERA
Toros para rejones, reglamentariamente despuntados, de Ferm¨ªn Boh¨®rquez y de Victoriano del Rio para lidia de a pie. Los de rejones con clase, aunque parado el segundo. Los de lidia ordinaria, bien presentados, pero faltos de casta y de poco juego.
Pablo Hermoso de Mendoza. Pinchazo y estocada (oreja); estocada que descuerda al toro (saludos).
El Juli. Entera echando la muleta y descabello (saludos); pinchazo, entera y cuatro descabellos (saludos).
Miguel ?ngel Perera. Dos pinchazos y entera (silencio); estocada (palmas).
Plaza de Valencia, 25 de julio 5? de Feria. Casi tres cuartos.
Bien toreado de capa el segundo de la tarde, no fue toro luego para encontrarse a gusto. Tuvo entrega ese toro en el primer puyazo, pero se dej¨® ah¨ª toda la p¨®lvora. Tras un quite de Juli, por chicuelinas, y otro de Perera, por gaoneras, el toro no anduvo por la labor en la muleta. Quiso El Juli meterle una marcha m¨¢s, pero el toro le rest¨® cualquier intento de hacerse con la situaci¨®n. Fue faena trabajada, aunque en cada muletazo el toro sal¨ªa desplazado hacia afuera. Toreo a la inercia del toro, sin completar la obra. La estocada fue casi un desencuentro con el toro, echando la muleta en el embroque.
No enga?¨® el quinto; no fue una sorpresa. Ya con la capa quiso saber poco, o casi nada. Se dej¨® en el primer tercio y distra¨ªdo y suelto anduvo en el segundo. Juli plant¨® batalla, lo ¨²nico que pod¨ªa hacer para resolver mejor que mal el asunto. Se meti¨® en el terreno del toro y en una primera serie con la izquierda, sonsacada a golpe de tes¨®n, pareci¨® que la faena ten¨ªa futuro. Pero no. Se puso inc¨®modo el toro, hizo hilo en la muleta y no dej¨® asentarse a El Juli. Terco, tesonero, volvi¨® a probar con la izquierda. Ayudado con la espada le rob¨® un par de naturales de m¨¦rito. Ya para entonces la faena era m¨¢s una pelea. A esa pelea no quiso sumarse el toro, que miro de reojo las tablas. No fue un simple amago, visto que la batalla la ten¨ªa perdida, el de Victoriano del Rio volvi¨® grupas y, sin disimulo, puso la directa hacia las tablas. Busc¨® el abrig¨® del terreno de toriles y all¨¢ que El Juli se dispuso a acabar con la pelea. Tampoco se lo puso f¨¢cil el toro. Ni mucho menos. Pero al menos a los puntos, El Juli se sinti¨® vencedor.
El tercero, primero de Perera, se neg¨® casi en rotundo. Gast¨® sus pocas intenciones en la primera vara y a partir de ah¨ª se puso m¨¢s defensivo que otra cosa. Perera intent¨® consentirlo en los primeros muletazos, pero la cosa no vio futuro. El toro, con escasa entrega y rebrincado de viaje, se puso a lanzar pitonazos al aire cada vez que sal¨ªa de la muleta. Ni de cerca, su terreno preferido, pudo Perera componer. Un apuro, un desarme y adi¨®s a las pocas esperanzas que quedaban. Desisti¨® el torero, que no quiso perder m¨¢s tiempo.
Pareci¨® prometer m¨¢s el sexto, pero fue mero espejismo. Apenas cumpli¨® en varas y sin ser gran cosa, se prest¨® noble y suav¨®n en los primeros muletazos. Pero apenas dur¨® la cosa. Perera le rob¨® algunos naturales que el toro trag¨® a medio gas, pero sin convencimiento. Lo intent¨® Perera, mas la faena se desliz¨® sin pena ni gloria. Sin emoci¨®n. Ya con el de Victoriano del Rio rendido a su falta de casta y con todo el pescado vendido, Perera le peg¨® una estocada y puso punto y final al tema.
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