Visibilidad
Han pasado 18 a?os y los socialistas valencianos vuelven a adquirir un relevante protagonismo en otro c¨®nclave del PSOE. Pero una cosa es materializar el problema valenciano y otra solucionarlo
En marzo de 1994, Joan Lerma presid¨ªa el XXXIII Congreso federal del PSOE. Entonces, como ahora, la direcci¨®n socialista pretend¨ªa dar visibilidad al PSPV. Se acercaban las elecciones municipales y auton¨®micas y los socialistas valencianos corr¨ªan el serio riesgo de perder las elecciones, como as¨ª fue. Pero un a?o antes a¨²n quedaba un h¨¢lito de esperanza para recuperarse. Aquel congreso no le fue mal al PSPV, Cipri¨¤ C¨ªscar ocup¨® la secretar¨ªa federal de Organizaci¨®n, y Pepa Frau tambi¨¦n form¨® parte de la direcci¨®n. Nunca fue tan evidente la presencia de valencianos en Ferraz; pero no sirvi¨® de mucho. C¨ªscar se dedic¨® a laminar a los guerristas y, tras la derrota en 1995, a organizar gestoras en el Pa¨ªs Valenciano que solo sirvieron para dividir a¨²n m¨¢s a la ya de por si fraccionada federaci¨®n. Lerma y los suyos continuaron maniobrando para controlar el partido (algo que, de una u otra manera, todav¨ªa siguen haciendo) y al resto se los llev¨® el viento de la historia.
Han pasado 18 a?os y los socialistas valencianos vuelven a adquirir un relevante protagonismo en otro c¨®nclave del PSOE. Hay un cierto paralelismo entre aquella ¨¦poca y la actual, pero la situaci¨®n es muy distinta. En 1994, el PSPV caminaba derecho hac¨ªa la oposici¨®n. La crisis econ¨®mica, los casos de corrupci¨®n que asediaban al PSOE y el agotamiento de un proyecto auton¨®mico hac¨ªan inviable que Lerma continuara al frente de la Generalitat. Hoy quienes padecen la crisis, est¨¢n carcomidos por los esc¨¢ndalos y se han quedado sin proyecto alguno son los populares. No es de extra?ar que el actual secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, haya jugado sus bazas y lo haya hecho con inteligencia. Nada de vocales en la ejecutiva federal, aunque eso disguste a quienes apoyaron a Pedro S¨¢nchez en las primarias. Lo primero es lo primero. Y siempre es m¨¢s importante disponer de dos secretarias de ¨¢rea ¡ªla suya y la de Carmen Mont¨®n¡ª que ir pillando vocal¨ªas que satisfacen a los propios, pero no aportan nada al objetivo final: la visibilidad y, aunque no se diga, la influencia en la direcci¨®n federal. Puig ha apostado por esto ¨²ltimo, aunque al final la jugada no le haya salido todo lo redando que esperaba: conseguir la secretar¨ªa de Pol¨ªtica Federal. Pero es lo mejor que le ha ocurrido al PSPV en muchos a?os (que Leire Paj¨ªn fuera temporalmente secretaria de Organizaci¨®n con Zapatero y no menos temporalmente ministra de Sanidad no cuenta. Paj¨ªn nunca represent¨® al PSPV. Se representaba a si misma)
Pero la visibilidad tiene contrapartidas. Una cosa es materializar el problema valenciano y otra encontrar la soluci¨®n. Ximo Puig puede gobernar la Generalitat; pero no lo va a tener f¨¢cil. Es muy probable que la izquierda consiga la mitad m¨¢s uno de los diputados en las Cortes Valencianas necesarios para gobernar. Pero coordinar tres o cuatro partidos no va a ser tarea c¨®moda. M¨¢s en una autonom¨ªa que ya es oficialmente pobre. Se sab¨ªa desde hace a?os, incluso cuando los inconscientes del PP derrochaban dinero a manos llenas o llevaban el sistema financiero valenciano al desastre. Pero ni aqu¨ª ni el resto de Espa?a se quiso ver. En la Comunidad Valenciana todo era pan y circo. Ahora ya somos visiblemente pobres; pero ni por esas el ministro Montoro se apiada de nuestros males econ¨®micos y financieros. Claro que a santo de qu¨¦ lo va a hacer. En el Consell no habr¨¢ dinero para pagar las n¨®minas pero no faltar¨¢ para los bous al carrer. Pan no habr¨¢; pero circo, a todas horas.
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