Rom¨¢n convence y logra la puerta grande

El toro que levant¨® el tel¨®n de la corrida apunt¨® poca fuerza desde que apareci¨® en el ruedo. Con todo, fue capaz de derribar en el segundo encuentro con el caballo. Un derribo de inercia m¨¢s que de fuerza. Cumplido un mero tr¨¢mite burocr¨¢tico, el toro ni fue malo ni bueno en la muleta. Tuvo su punto defensivo, pero tambi¨¦n su nobleza y hasta cierto recorrido. Castella le puso ganas, pero no todo eran ganas lo que hab¨ªa que poner. No encontr¨® la manera de salir m¨¢s airoso del trance, aunque una serie al natural, bien entrada la faena, tuvo incluso profundidad. Nada m¨¢s. Luego vino un apuro y, a continuaci¨®n, el toro le rob¨® la franela. Ya para entonces esa labor resultaba pesada. Y pasada de rosca.

Se acab¨® pronto el cuarto; antes de lo que tocaba. Castella lo salud¨® de muleta con un cambiado por la espalda, seguido de un banderazo y un nuevo cambio. Ah¨ª acab¨® la cosa. Castella se meti¨® muy de cerca, encimista siempre, y el toro que apenas ten¨ªa fuelle se vio agobiado: ahogado. Un soseras el toro y un obcecado Castella con las cercan¨ªas. La faena, ni para delante ni para detr¨¢s.

Un buen toro el segundo. Justo de fuerzas para aguantar un primer tercio de ley, pero con suficiente motor para la muleta. Obediente y noble a la vez. Toro de recorrido largo, que aguant¨® dos quites, de Rom¨¢n y de Luque, respectivamente, y una faena de su matador, Daniel Luque, larga y de muchos pases. Larga y de muchos pases la faena, tambi¨¦n solvente y de una seguridad aplastante. Pero ayuna de sensibilidad. Faena mec¨¢nica a veces; controlada siempre y de una sola marcha. Luque mat¨® a ese toro de un estoconazo, algo pasado, del que se resisti¨® a morir, tanto que hasta hubo tiempo de que llegaran dos avisos.

De nuevo otra vez bien con la capa Luque en el quinto. Lo mejor con creces de Luque, el capote. Pero nada m¨¢s puntu¨®. El toro con viaje a media altura, sin pizca de gracia y un Luque que comenz¨® bien pero que se desmoron¨® enseguida. Sin temple, ni mando, muchos enganchones tuvo la faena, y el toro que no ayud¨® a que la causa mejorara. Acab¨® el tema deslavazado y con torero y toro rendidos a la resignaci¨®n.

Un toro con mucho que torear el tercero. Y un torero dispuesto, valiente, con actitud: Rom¨¢n. No pas¨® nada en varas, solo que el toro apenas fue picado porque no apuntaba para m¨¢s. En plena brega del segundo tercio cogi¨® de mala manera al banderillero C¨¦sar Fern¨¢ndez, que se salv¨® de milagro. No ser¨ªa el ¨²nico susto. El toro desarroll¨® a listo y aunque tuvo embestida pronta, tambi¨¦n lo hac¨ªa un punto rebrincado. Rom¨¢n plant¨® cara. Mucha actitud, aunque sin gobernar la situaci¨®n. Al intentar un natural result¨® empalado y, de nuevo, el milagro apareci¨® en el ruedo. No se asust¨® Rom¨¢n, que aguant¨® miradas desconfiadas del toro y a¨²n tuvo que salvar alg¨²n apuro m¨¢s. Con el toro ya orientado, Rom¨¢n se plant¨® de nuevo y a punto estuvo de ser cogido cuando intentaba una Bernardina. No se vino nunca abajo el torero, que acab¨® acobardando al toro que, sin disimulos, se fue a buscar refugio a terrenos de toriles. All¨ª lo mat¨® Rom¨¢n. Y oreja ganada a ley, con sudor y casi con sangre.

El sexto, que cogi¨® e hiri¨® al banderillero Miguel ?ngel Garc¨ªa al intentar clavar un par, fue toro para mayores logros. No como para echar las campanas al vuelo, pero dej¨® estar m¨¢s. Rom¨¢n lo aprovech¨®. M¨¢s sereno, m¨¢s seguro, Rom¨¢n lo llev¨® toreado casi siempre al nivel que le exig¨ªa el toro. No hubo diferencias entre el toreo con la izquierda y la derecha, todo muy nivelado. Con el de Cuvillo ya al paso, Rom¨¢n no baj¨® el tono. Cada pasaje de la faena era como ganar seguridad. Buen nivel el de Rom¨¢n en su presentaci¨®n como matador en Valencia. Se gan¨® el premio de otra oreja y una singular vuelta al ruedo acompa?ado por el ¨²nico banderillero que le quedaba en pie.