Trifulca en el Soriano
El teatro del Paral¡¤lel fue el foco m¨¢s violento de las peleas entre aliad¨®filos y german¨®filos
Los barceloneses ve¨ªan llegar un verano caliente, pero en aquellos ¨²ltimos d¨ªas de junio de 1914 nadie supon¨ªa que ser¨ªa el m¨¢s c¨¢lido y seco de todo el siglo XX. Cuando se conoci¨® el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, las noticias locales m¨¢s destacadas eran un concurso h¨ªpico, la llegada al puerto de un grupo de turistas mallorquines y la verbena de San Pedro que organizaban los duques de Villamediana aquella misma noche. S¨®lo un mes m¨¢s tarde, los austro-h¨²ngaros iniciaron la invasi¨®n de Serbia. Las potencias europeas llamaron a sus reservistas y en tal fecha como hoy ¡ª1 de agosto¡ª, Alemania y el imperio Austro-H¨²ngaro le declararon la guerra a Rusia. Dos d¨ªas m¨¢s tarde, los alemanes decidieron atacar Francia y sin m¨¢s dilaci¨®n invadieron B¨¦lgica. Todo el continente se dej¨® llevar por el entusiasmo, hasta el punto que las autoridades espa?olas dieron orden a sus cuerpos de seguridad para reprimir cualquier manifestaci¨®n de apoyo a uno u otro bando en liza. El pa¨ªs seguramente se iba a declarar neutral, y hab¨ªa que impedir toda complicaci¨®n diplom¨¢tica. Se prohibi¨® a la prensa barcelonesa instalar pizarras en la puerta de sus redacciones para dar cuenta de las ¨²ltimas novedades y se anunci¨® que se vigilar¨ªan los consulados de las naciones implicadas. En el alem¨¢n se formaron colas de entusiastas voluntarios que marchaban a combatir, lo cual contrastaba con la discreci¨®n con que el franc¨¦s inici¨® el alistamiento o con la reserva ap¨¢tica de los de Austro-Hungr¨ªa y Rusia. La comunidad italiana que resid¨ªa en la Pen¨ªnsula confluy¨® en Barcelona para regresar en barco a su pa¨ªs y su consulado tambi¨¦n se encarg¨® de facilitar documentaci¨®n a los naturales de los Balcanes.
Ante el Cr¨¦dit Lyonnaise de la Rambla hab¨ªa colas brutales: los ahorradores retiraban sus fondos
En aquellas primeras jornadas de guerra se comunic¨® que los trayectos en tren entre Barcelona y Par¨ªs quedaban suspendidos. Llegaron miles de emigrantes que hu¨ªan del conflicto y que acabaron durmiendo por las calles. Y en el puerto comenzaron a concentrarse naves de las marinas contendientes buscando asilo. El ataque alem¨¢n sobre B¨¦lgica provoc¨® una oleada de p¨¢nico en aquellos que ten¨ªan inversiones en empresas y bancos franceses. Durante dos d¨ªas se formaron colas quilom¨¦tricas ante la sede del Cr¨¦dit Lyonnais de la Rambla de Santa M¨®nica: los ahorradores retiraban sus fondos. Escenas como esa se repitieron en todas las entidades bancarias, aunque para la hosteler¨ªa barcelonesa fue una edad dorada. La Rambla rebosaba de transe¨²ntes que comentaban las noticias en todos los idiomas y hab¨ªa extranjeros en todas partes, en los caf¨¦s, en las terrazas, en los tranv¨ªas, en los cines. Ese septiembre se conmemor¨® el bicentenario del sitio de 1714, por ese motivo el ayuntamiento traslad¨® la estatua de Rafael de Casanova a la Ronda de Sant Pere. En aquella ceremonia se inici¨® la costumbre de las ofrendas florales, aunque los asistentes acabaron celebrando que ese mismo d¨ªa los franceses hab¨ªan frenado a los alemanes frente al r¨ªo Marne. Todo el mundo comentaba que el art¨ªfice de aquella victoria era un catal¨¢n de Banyuls, el mariscal Josep Joffre.
Aquel sangriento enfrentamiento a las puertas de Par¨ªs dividi¨® a los barceloneses entre franc¨®filos y german¨®filos, a veces de una manera absurda; lo cont¨® Josep Mar¨ªa de Sagarra en sus fant¨¢sticas memorias. Sacerdotes y mon¨¢rquicos iban con los alemanes, mientras artistas e intelectuales defend¨ªan a los aliados. Se dieron casos inveros¨ªmiles, como el de los m¨¦dicos, que se pusieron mayormente al lado de Alemania por el prestigio de su ciencia. Sagarra refiere que, en general, la gente del campo era pro-alemana, por un profundo sentimiento anti-franc¨¦s que proced¨ªa de la Guerra de la Independencia.
Los asistentes a la ofrenda del bicentenario de 1714 celebraron la victoria del ¡®catal¨¢n¡¯ Joffre en el Marne
En oto?o de 1914 la poblaci¨®n estaba tan enfrentada que muchas comidas familiares acababan a pu?etazos. Corr¨ªa la voz que los alemanes hab¨ªan fusilado a ciudadanos espa?oles tras la ocupaci¨®n de Lieja, lo cual provoc¨® muchas peleas. El caso m¨¢s sonado tuvo lugar a mediados de noviembre en el Gran Teatro Soriano del Paral¡¤lel, donde se organiz¨® una funci¨®n ben¨¦fica en apoyo de B¨¦lgica. Asistieron los c¨®nsules de Inglaterra, Francia, Rusia, Serbia y Portugal. Cuando entr¨® el c¨®nsul belga, la orquesta toc¨® su himno y se vitore¨® a los aliados, pero desde la galer¨ªa fueron respondidos con vivas a Alemania. Al instante se inici¨® un tremendo enfrentamiento a pu?etazos y bastonazos, que involucr¨® a gran parte del p¨²blico. Parad¨®jicamente, el ¨²nico herido de gravedad result¨® ser uno de los polic¨ªas que entraron en la sala para separar a los contendientes, al que alguien dispar¨® a quemarropa. Dos a?os m¨¢s tarde, la familia Soriano vendi¨® el negocio y el nuevo propietario rebautiz¨® la sala como teatro Victoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.