Agricultura urbana sin l¨ªmites
El auge de los huertos sociales en los municipios lleva a la Junta a regular sus usos y primar el bien social y medioambiental en estas pr¨¢cticas
Es lo que se llama furor por lo agrourbano. La agricultura a peque?a escala gana cada vez m¨¢s adeptos en las ciudades y municipios como reflejo de una clara tendencia que valora los productos cercanos. En los ¨²ltimos a?os ha sido significativo el aumento de huertos sociales ecol¨®gicos, promovidos la mayor¨ªa de las veces por Ayuntamientos y otras instituciones p¨²blicas pero tambi¨¦n por asociaciones y entidades privadas. En Andaluc¨ªa ya hay funcionando m¨¢s de 200 y, aunque es una competencia municipal, la Junta se ha visto obligada a poner orden y reglamentar los usos de esta nueva agricultura urbana que fusiona lo social con lo econ¨®mico sin desde?ar lo medioambiental y lo urban¨ªstico.
Los huertos del Parque de Miraflores (Sevilla), Los Barrios (C¨¢diz), Loja (Granada), el Parque Moret (Huelva) y el Parque de la Asomadilla (C¨®rdoba) han sido algunas de las experiencias pioneras surgidas en los ¨²ltimos a?os en Andaluc¨ªa. Sin embargo, actualmente se est¨¢ produciendo un alud de propuestas en las agendas pol¨ªticas de Ayuntamientos, diputaciones y Junta de Andaluc¨ªa. ¡°Se est¨¢ demostrando que los huertos urbanos suponen una opci¨®n viable para mejorar los aspectos sociales, econ¨®micos y ambientales de los municipios¡±, explica Ra¨²l Puente Suero, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y autor de la Gu¨ªa para la creaci¨®n de huertos sociales ecol¨®gicos en Andaluc¨ªa editada por la Consejer¨ªa de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural.
M¨¢s all¨¢ de aportar una herramienta ¨²til a las instituciones, lo que la Junta quiere es homogeneizar el campo de acci¨®n de estos huertos, y hacerlo bajo par¨¢metros de tipo legal, urban¨ªstico, econ¨®mico, social y ambiental, que se establecen en esta gu¨ªa, que sirve de documento de recomendaciones a los municipios y otras entidades interesadas. ¡°El modelo que queremos impulsar es el de los huertos sociales ecol¨®gicos destinados solo al autoconsumo¡±, se?ala Ana Mar¨ªa Romero, directora general de Calidad, Industria Agroalimentaria y Producci¨®n Ecol¨®gica. De ah¨ª que la Consejer¨ªa haya impulsado la creaci¨®n de una red de huertos que desarrollen t¨¦cnicas de cultivo ecol¨®gicas fomentando as¨ª el consumo de productos de calidad natural, promocionando conductas de respeto hacia la biodiversidad y animando a una alimentaci¨®n saludable.
La ¡®olla comunitaria¡¯ en El Valle
Juan Manuel Almagro acude cada d¨ªa a mimar su huerto, una peque?a parcela de las 20 que han empezado a gestionar otras tantas familias en la barriada del Pol¨ªgono de El Valle, en Ja¨¦n. Los tomates o las berenjenas empiezan a asomar en los 1.500 metros cuadrados de terrenos cedidos por el Ayuntamiento jiennense a familias desfavorecidas de un barrio muy castigado por el paro.
Sin embargo, la filosof¨ªa de este primer huerto en El Valle tiene un componente mucho m¨¢s social que agr¨ªcola. Algunas familias, entre ellas la de Juan Manuel, destinan los productos que salen de la huerta a la llamada olla comunitaria, una innovadora experiencia que intenta dar respuesta a las muchas personas que no tienen para comer. Cada d¨ªa, en un peque?o comedor comunitario se van turnando distintos vecinos para preparar men¨²s con los que se da de comer a unas 250 personas. El nivel de ayuda que recibe cada familia lo determinan los servicios sociales municipales.
En apenas unos meses de funcionamiento, la olla comunitaria ha sido capaz de implicar a muchas familias y, sobre todo, remover conciencias. ¡°Se ha logrado romper con la din¨¢mica de pedir por pedir, con la verg¨¹enza que eso implica para las personas; ahora ellos mismos se hacen part¨ªcipes de una experiencia comunitaria¡±, se?ala Jos¨¦ Ignacio G¨¢mez, de la Fundaci¨®n Don Bosco, la entidad promotora de este proyecto en colaboraci¨®n con la asociaci¨®n vecinal Passo.
La fundaci¨®n recibe una subvenci¨®n con la que sufragar el coste de los men¨²s, pero son las familias las que le dan cuerpo al proyecto, unas sembrando las hortalizas en la huerta y otras cocinando los men¨²s y compartiendo cosechas.
?Y a qu¨¦ se debe este auge por los huertos urbanos? Romero lo justifica en ¡°el movimiento para volver hacia el consumo local y la venta directa, y por valorizar la producci¨®n de cercan¨ªa¡±. El aspecto ecol¨®gico de estos huertos es algo que gusta a la Junta, consciente de los bajos ¨ªndices de consumo de estos productos que hay en Andaluc¨ªa.
Pero los expertos asocian m¨¢s este fen¨®meno a la actual crisis econ¨®mica. ¡°En el actual contexto de multicrisis, y como mecanismo de respuesta de la poblaci¨®n, se est¨¢ produciendo un crecimiento exponencial de los huertos urbanos con una clara vocaci¨®n asistencial, de autoconsumo, de garante de la soberan¨ªa y la seguridad alimentaria y como recurso social para familias desfavorecidas¡±, argumenta el profesor Ra¨²l Puente. Otras ventajas que aportan este tipo de huertos son, en su opini¨®n, de tipo econ¨®mico al mejorar la renta familiar; de tipo ambiental, favoreciendo la creaci¨®n de espacios verdes; o de tipo urban¨ªstico, regenerando espacios bald¨ªos y poniendo en valor solares en desuso y suelos abandonados.
Sin embargo, es el componente social el que quiere primar la Consejer¨ªa de Agricultura como modelo de expansi¨®n de estos huertos. Y para ello ha tomado como referente la experiencia de los huertos de las Moreras, en el parque Miraflores de Sevilla. Fue en 1983 cuando sus vecinos constituyeron la Asociaci¨®n Comit¨¦ Pro Parque Educativo Miraflores para la conversi¨®n de una escombrera en parque. Y en 1991 ech¨® a andar la experiencia del huerto, hoy con cuatro l¨ªneas de trabajo bien diferenciadas: 180 parcelas agr¨ªcolas de ocio de m¨¢s de 100 metros cuadrados; 11 parcelas de huertos escolares donde se implican 11 centros p¨²blicos; un invernadero joven; y, finalmente, de rutas pedag¨®gicas que reciben m¨¢s de 6.000 visitas al a?o.
¡°El huerto de Miraflores es un ejemplo a seguir porque es el ¨²nico de Espa?a que aglutina en un mismo proyecto a ni?os, j¨®venes, adultos y personas mayores de diferentes entornos sociales¡±, se?ala Ra¨²l Puente, que coordin¨® esta experiencia incluida en el Primer Cat¨¢logo Espa?ol de Buenas Pr¨¢cticas Ciudadanas y que este a?o ha recibido el Premio Andaluc¨ªa de Medio Ambiente como Mejor Proyecto de Educaci¨®n Ambiental. En estos a?os, gracias a los huertos se ha puesto en valor un valioso patrimonio que ha permitido recomponer la historia de la agricultura en Sevilla, desde una villa romana, la finca Albarrana o el aljibe que surt¨ªa de agua al Hospital de las Cinco Llagas. Ahora el objetivo es recuperar la cultura del olivar a trav¨¦s del molino de aceite del siglo XVIII.
Con todo, el mayor auge de los huertos urbanos se est¨¢ dando en el ¨¢rea metropolitana de Sevilla, en especial en el Aljarafe, donde son muchos los colectivos que reclaman terrenos bald¨ªos para poner en marcha estos proyectos. Muchas m¨¢s dificultades est¨¢n encontrando los vecinos del Pol¨ªgono de El Valle, en Ja¨¦n, que llevan a?os reclamando la creaci¨®n de estos huertos en los numerosos solares abandonados del barrio. Incluso en 2012 pusieron en conocimiento del Ayuntamiento un inventario de parcelas, con una superficie de m¨¢s de 4.000 metros cuadrados, que podr¨ªan ser aprovechadas. ¡°Aqu¨ª los huertos son una ocupaci¨®n necesaria incluso desde el punto de vista terap¨¦utico y para la obtenci¨®n de alimentos para familias necesitadas¡±, expone ?ngel Ib¨¢?ez, secretario de la asociaci¨®n vecinal Passo.
La presi¨®n ciudadana ha logrado, al menos, que el Ayuntamiento habilite una parcela junto al centro de servicios sociales de El Valle, algo positivo pero insuficiente para los vecinos de esta barriada desfavorecida de Ja¨¦n. ¡°La realidad indica que los vecinos van muy por delante de los cargos municipales¡±, se?al¨® Mario Li¨¦bana, al defender la moci¨®n que los vecinos llevaron al ¨²ltimo pleno municipal de la mano del PSOE. Finalmente, el gobierno del PP se comprometi¨® a promover nuevos huertos y crear en tres meses una normativa para su funcionamiento.
Aunque la mayor¨ªa de los huertos son para autoconsumo, otros intentan dar salida a su producci¨®n ecol¨®gica. Y lo hacen por canales nada convencionales. Una de las referencias en Andaluc¨ªa es Almocafre, una cooperativa de productores y consumidores creada en C¨®rdoba hace 20 a?os y con tiendas tambi¨¦n en Sevilla, M¨¢laga o Granada. ¡°Ofrecemos a los productores precios estables y dignos durante todo el a?o y a los consumidores unos productos sanos y sostenibles y la garant¨ªa de la certificaci¨®n ecol¨®gica¡±, se?ala Carmen Casas, la gerente de esta tienda con m¨¢s de 2.000 referencias y donde se hacen descuentos a sus m¨¢s de 360 asociados.
Una filosof¨ªa similar inspira a Tierras Vivas, en Ja¨¦n, que trabaja con productores y distribuidores ecol¨®gicos de proximidad lo que le permite ofrecer a los clientes el producto fresco o envasado desde los valores del comercio justo. La ecotienda que dirige Lorenza Olivares va a m¨¢s all¨¢ y organiza tambi¨¦n visitas a los huertos ecol¨®gicos y rutas gastron¨®micas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.