Porrazos y forcejeos para evitar que las protestas llegasen ante Merkel
Cientos de personas intentaron sin ¨¦xito acceder a la plaza del Obradoiro para manifestarse
Las protestas por la visita de Angela Merkel a Santiago y contra las pol¨ªticas de austeridad reunieron a apenas unos cientos de personas en las inmediaciones de la plaza del Obradoiro, donde los jefes de gobierno alem¨¢n y espa?ol hicieron un peque?o recorrido a pie desde el lugar de su reuni¨®n hasta la catedral compostelana. Aunque la manifestaci¨®n fue relativamente tranquila, se produjo un momento de tensi¨®n cuando el grupo ¡ªfundamentalmente militantes de partidos de izquierda y nacionalistas¡ª trat¨® de acceder a la plaza y forceje¨® con el cord¨®n policial. Los agentes exhibieron sus porras y golpearon a algunos de los que encabezaban la marcha, que finalmente acabaron retrocediendo.
La polic¨ªa se hab¨ªa apostado en todas las entradas al Obradoiro, sin impedir el paso de transe¨²ntes, aunque registraba bolsas y mochilas al tiempo que tomaba medidas para que no se registrasen protestas dentro de la plaza. A un grupo de activistas de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, que trataban de entregar una carta a la canciller alemana, los agentes les incautaron una pancarta.
A unos cientos de metros, en la plaza de la Quintana, al otro lado de la catedral, se hab¨ªan concentrado cientos de personas con pancartas y banderas nacionalistas gallegas. Eran mayor¨ªa los dirigentes y militantes del BNG, como su portavoz en el Parlamento gallego, Francisco Jorquera, aunque tambi¨¦n participaron miembros de Esquerda Unida -entre ellos su l¨ªder, Yolanda D¨ªaz- y colectivos sociales como un grupo de jubilados, emigrantes retornados de otros pa¨ªses, que mantienen un conflicto con Hacienda por el pago de los impuestos correspondientes a las pensiones que reciben del extranjero. Hab¨ªa pancartas en alem¨¢n, con lemas contra la troika y las pol¨ªticas de austeridad, y una pareja disfrazada de Merkel y Rajoy, con la figura de la canciller arrastrando al presidente espa?ol de una correa atada al cuello.
Los incidentes se produjeron cuando el grupo abandon¨® la Quintana con el prop¨®sito de llevar la protesta al Obradoiro, justo en el momento en que Rajoy y Merkel ofrec¨ªan su conferencia de prensa en uno de los edificios de la plaza. "?Libertad de expresi¨®n!", "?queremos entrar en nuestra plaza!", gritaban los manifestantes. La polic¨ªa lo evit¨® a porrazos. Entre los que se llevaron alg¨²n golpe estaba el portavoz del BNG en el Ayuntamiento de Santiago, Rub¨¦n Cela. Tras la intervenci¨®n policial, la marcha se retir¨® unos metros y ya no volvi¨® a intentar m¨¢s acometidas.
Los jefes de gobierno hab¨ªan cambiado el programa anunciado oficialmente y acudieron a la catedral, cruzando el Obradoiro desde el Hostal dos Reis Cat¨®licos, media hora antes de lo previsto. Desfilaron por un pasillo acordonado, tras el cual se apostaban algunas decenas de personas, la mayor¨ªa turistas que se limitaron a contemplar y fotografiar la escena. Hubo alg¨²n t¨ªmido aplauso y un hombre grit¨® a Merkel en ingl¨¦s: "Your policies kill people" ("Sus pol¨ªticas matan gente"). ?
Alli se encontraba tambi¨¦n el peque?o grupo de activistas por la memoria hist¨®rica, ya sin pancarta, encabezados por un hombre de 94 a?os, el gallego-argentino Dar¨ªo Rivas. Hijo del ¨²ltimo alcalde republicano de Castro de Rei (Lugo), asesinado por los falangistas, Rivas fue el promotor de la querella en Argentina por los cr¨ªmenes del franquismo. Su prop¨®sito era entregar una carta a Merkel para reclamarle que pida disculpas por el apoyo de la Alemania nazi a los militares sublevados contra la II Rep¨²blica. "No quiero indemnizaciones ni nada de eso. Solo que pidan disculpas", explicaba el anciano, arropado, entre otros, por el escritor gallego Manuel Rivas. "Yo conozco Alemania, respeto a la se?ora Merkel y creo que puede hacerlo".
Dar¨ªo Rivas se situ¨® en primera fila tras el cordon y, cuando Merkel y Rajoy pasaron a su lado, les llam¨®. Ambos hicieron amago de detenerse, pero los escoltas impidieron que les entregase el escrito, que, entre otras cosas, dec¨ªa: "Llevamos meses escuchando repetidamente hablar del pago de la deuda espa?ola a Alemania, pero tambi¨¦n existe una enorme deuda del pa¨ªs del que usted es canciller hacia las v¨ªctimas de la dictadura franquista en Espa?a".
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