Libros y pa?ales
Una peque?a pero eficaz red de librer¨ªas infantiles ofrece sorprendentes talleres con libros y cuentacuento
Dicen los expertos que la pasi¨®n por los libros se inocula desde la cuna. Y hay, incluso, quien adelanta la fecha a la gestaci¨®n materna. Sea cuando sea, lo cierto es que las actividades de fomento infantil a la lectura en bibliotecas p¨²blicas (hoy sometidas a recortes de medios) y en las librer¨ªas especializadas es esencial. Y Madrid cuenta con una corta pero selecta y mimada red de peque?as tiendas regentadas por unos entusiastas libreros. Estos han convertido en oficio su amor por la literatura. Y as¨ª, tan pronto recomiendan un t¨ªtulo, que organizan un taller en ingl¨¦s o leen a unos oyentes ensimismados.
A esta oferta literaria se han sumado en los ¨²ltimos meses dos ambiciosos proyectos: La Casa del Lector, de la Fundaci¨®n Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, y el Espacio Kalandraka, un centro de exposiciones y actos abierto por la hom¨®nima editorial, que naci¨® hace 16 a?os para llevar al gallego t¨ªtulos cl¨¢sicos.
La Comunidad se enorgullece de liderar el ¨ªndice de lectura de Espa?a. El 71,3% de los mayores de 14 a?os lee (frente al 59,1% de la media nacional), seg¨²n el informe H¨¢bitos de lectura 2012 de la federaci¨®n de editores. Y encabezan tambi¨¦n el listado de compras: un 48,3% consumi¨® ese a?o y con un promedio de <TB>10,4 libros. Con estos mimbres se entiende que muchos s¨¢bados en la librer¨ªa El drag¨®n lector (Sagunto, 20) no quepan todos los que quieren asistir al cuentacuentos y haya cola en la calle, como si un concierto de masas se tratase. Algunos hacen coincidir su visita a Madrid desde otra provincia con un acto en la librer¨ªa.
Pilar P¨¦rez y Jos¨¦ Andr¨¦s Villota, sus due?os, acaban de traspasar el otro local del Drag¨®n Lector (Fern¨¢ndez de la Hoz, 72) a Alejandra Casado, quien siendo madre y bibliotecaria los visitaba como clienta. Hubo hasta lloros y un casting para elegir al due?o. Est¨¢ pr¨®xima al Liceo italiano y comenz¨® teniendo la mitad de su cat¨¢logo en ese idioma. La inaugur¨® el c¨®nsul alpino y una vez al mes las familias italianas se reun¨ªan a leer en su lengua. A Alejandra le gustar¨ªa ahora recuperar esa pr¨¢ctica. Es biling¨¹e en ingl¨¦s y tanto ella como su marido (un abogado extrovertido) dinamizar¨¢n lecturas en su diminuta y coqueta librer¨ªa que acaba de reformar para sacar el almac¨¦n a la vista del p¨²blico.
El libro debe gustar al ni?o y al progenitor, para transmitir ilusi¨®n
¡°Mucha gente nos ped¨ªa que el cuentacuentos fuese biling¨¹e, pero no hay mucha gente que pueda hacerlo¡±, explica Pilar P¨¦rez, que hace una d¨¦cada se embarc¨® en la aventura comercial tras 15 a?os en la editorial SM. La irrupci¨®n de centros p¨²blicos con las dos lenguas en Madrid es imparable: m¨¢s de 335 colegios y 97 institutos y otros 163 concertados. Cada biblioteca organiza a su manera las actividades en ingl¨¦s. Unas alternan los relatos en las dos lenguas y otras como De cuento (Paseo de Santa Mar¨ªa de la Cabeza, 33), lo dramatizan en ambos o usan un ingl¨¦s b¨¢sico para que los menos avezados no se pierdan. Tambi¨¦n organizan cursos de cocina, manualidades o cumplea?os con animaci¨®n.
En un radio de distancia peque?o en Chamber¨ª hay una tercera librer¨ªa, Liberespacio (Joaqu¨ªn Mar¨ªa L¨®pez, 25), que no es vista como competencia. Cuanto m¨¢s fomento haya m¨¢s crecer¨¢ el potencial p¨²blico. Estos d¨ªas su propietaria, Zaida P¨¦rez, que dej¨® su trabajo en una multinacional, prepara con mimo la fiesta de su cuarto cumplea?os. Ser¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles y todos los lectores est¨¢n invitados. Zaida anima a que los ni?os vayan disfrazados del mundo del circo. Habr¨¢ un cuentacuentos, un taller en el que se crear¨¢ un mural de elementos circenses y la velada terminar¨¢ brindando en un bar. Mel¨®mana, incluye en muchos talleres arpa o piano, ha programado uno con los m¨®viles de Calder¡ ¡°Si los ni?os son mayores es mejor que en un taller no est¨¦n los padres porque se despistan. Pero en un cuentacuentos nos gusta que est¨¦n las familias. Que compartan el momento¡±, sostiene la librera. Septiembre es un mal mes en ventas, con las familias ahogadas por los libros de texto. As¨ª que aprovechan para ordenar, hacer inventario y conocer las novedades.
Lejos de all¨ª Clara Porras, propietaria de La mar de letras (Santiago, 18), echa n¨²meros y sospecha que terminar¨¢ el a?o con cuentas en rojo. El 30% de margen de beneficio no es suficiente ahora que los colegios apenas compran t¨ªtulos y la venta institucional no pasa de simb¨®lica. ¡°Ahora hasta las grandes librer¨ªas hacen actividades y, claro, es competir contra armamento pesado¡±, sostiene pesarosa.
La reentr¨¦ veraniega arranca el 4 de octubre con la visita del Pollo Pepe ¡ªun superventas infantil desde hace a?os¡ª que deja a los ni?os sin palabras. Los m¨¢s peque?os crear¨¢n un comedero para el ave ¡ª¡°con quicos grandes, si no es peligroso¡±¡ª y los mayores crear¨¢n un pico de papel.
¡°Como la calle es peatonal y el espacio peque?o, salimos fuera¡±, explica Clara. En su cat¨¢logo no faltan t¨ªtulos de pedagog¨ªa ¡ª¡°muy pensados para la crianza del barrio, que es natural y muy libre¡±¡ª y cuenta con una amplia secci¨®n para los m¨¢s peque?os. ¡°Aqu¨ª los ni?os est¨¢n pocos a?os, se van al parque. Los padres son parejas modernas que huyen del centro cuando el ni?o necesita correr y montar en bicicleta¡±, describe Clara al vecindario de ?pera. Sus talleres para beb¨¦s acuden un m¨¢ximo de seis ni?os con un padre. Existen en casi todas las librer¨ªas. Se trata de que el ni?o disfrute, pero tambi¨¦n de que los padres aprendan a usar un cuento y que distingan los que son para aprender, estimular o dormir.
Septiembre es el peor mes de ventas y se aprovecha
Didacticalia (Illescas, 83) s¨ª ofrece un gran cat¨¢logo pedag¨®gico y juguetes poco usuales. Y destaca tambi¨¦n Kiruk¨² y la bruja (Rafael Salazar Alonso, 24), que en vez de ser un refugio atiborrado de vol¨²menes est¨¢ abierta con una gran cristalera a una zona verde.
No muy lejos de all¨ª, en Santa Mar¨ªa, abri¨® hace unos meses el Espacio Kalandraka. Cinco a?os tard¨® la editorial en encontrar el local deseado. El que no era demasiado caro, estaba mal ubicado o era inc¨®modo, pues todo tendero infantil tiene en cuenta el parque de carritos que arrastra su clientela, los taburetes para los abuelos y las embarazadas¡ En el espacio caben 60 ni?os o 50 personas si entre ellos hay adultos. Por eso Bel¨¦n S¨¢ez, su gestora, recomienda reservar.
¡°Avisamos de las actividades en la web [una pr¨¢ctica com¨²n a todas las librer¨ªas] pero hay muchos s¨¢bados que aparecen ni?os. Saco un ukelele que tenemos y cantamos algo. La poes¨ªa es ritmo y el ritmo m¨²sica¡±, reflexiona Bel¨¦n. Una vez al mes una asociaci¨®n internacional de ilustradores se re¨²ne en Kalandraka, que acoge tambi¨¦n exposiciones ¡ªcomo la pr¨®xima en octubre del autor de Donde viven los monstruos, Maurice Sendak ¡ª o conciertos.
Se recomienda que el libro guste al padre y al hijo ¡ªel entusiasmo paterno se transmite¡ª si son peque?os, pero en la adolescencia es mejor un contacto directo con el vendedor. Liberespacio, por ejemplo, cuenta con un club de lectura.
Muchos de los clientes tienen un t¨ªtulo universitario ¡ªen muchos casos primera generaci¨®n de la familia¡ª y aunque no disfrutaron de libros tan bien editados en su infancia, s¨ª que valoran la importancia de la lectura. La comprensi¨®n lectora resulta vital para aprender y muy ¨²til para comunicarse. Y, si a ello se suma, que se necesitan ciudadanos imaginativos que sepan dar respuesta a los problemas que nos depare el futuro, pocos dudan de la importancia de estas librer¨ªas que en las tabletas y el m¨®vil han encontrado un enemigo.
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