Abr¨®chense el cintur¨®n
Rita Barber¨¢ ya nos ha anticipado lo que espera a la izquierda en el decisivo y electoral curso pol¨ªtico que empieza
Bru?ida por el sol y con las pilas recargadas la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, ha regresado de las vacaciones dispuesta a sentarle la mano a la izquierda y ya nos ha anticipado estos d¨ªas lo que a ¨¦sta le espera en el decisivo y electoral curso pol¨ªtico que empieza. Y no es que haya innovado algo su repertorio, que reproduce el habitual de la caverna que representa. Ya se sabe: la oposici¨®n se mueve por el odio, es antisistema, puro remedo de Cuba y Venezuela y, en suma, es c¨ªnica y totalitaria. Ha faltado sacar a relucir, o no lo hemos advertido, el esperpento del catalanismo, pero todo se andar¨¢. Lo nuevo en todo caso ha sido el tono insidioso y beligerante, anticipatorio de las turbulencias pol¨ªticas que nos esperan. Abroch¨¦monos los cinturones que vienen tiempos agitados.
Tampoco ha de extra?arnos. El PP se siente amedrentado porque se sabe contra las cuerdas, como revelan las sucesivas encuestas y el pulso de la calle. En el orden municipal ya s¨®lo puede salvarle que se cumplan dos condiciones. Una de ellas es que el presidente Mariano Rajoy lleve a cabo la trampa electoral que postula, en virtud de la cual ser¨¢ alcalde el candidato del partido m¨¢s votado. El PP valenciano conf¨ªa en que su clientela m¨¢s entregada no le castigue en las urnas por haber sido durante tantos a?os un partido colonizado por maleantes e incompetentes. O que ni siquiera le penalice ¡ªlo que resulta m¨¢s dudoso¡ª por el desguace que v¨ªa privatizaci¨®n o restricci¨®n est¨¢ llevando a cabo de servicios esenciales, como la sanidad, ense?anza y ayuda a los dependientes. Hay que ser gilipollas o masoca para darle el voto a quien nos roba y empobrece. Por desgracia, la feligres¨ªa conservadora es de pi?¨®n fijo y transige con todo, como ha sido el caso por estos pagos a lo largo de m¨¢s de dos d¨¦cadas.
La otra de las condiciones aludidas es que la izquierda no responda a la oportunidad que le brinda este cambio de ciclo pol¨ªtico que se atisba. Ya sea en el plano municipal como en el auton¨®mico, ha de hallar la f¨®rmula para que su pluralidad no sea una desventaja para optar el gobierno, ya sea de la Generalitat o de los ayuntamientos. Sumados somos m¨¢s, estamos m¨¢s preparados y vacunados contra la corrupci¨®n. Otra cosa ser¨¢ que tengamos el talento y la generosidad suficientes para sobreponernos a los demonios familiares, ego¨ªsmos personales y man¨ªas ideol¨®gicas. Queremos suponer que la larga traves¨ªa por el desierto habr¨¢ aleccionado a los responsables de las distintas opciones, aplicados ahora a las reflexiones y tanteos sobre lo que convenga para que no haya que a?adir otro fracaso a su epitafio.
En casual sinton¨ªa con esta apertura de curso se han producido dos novedades pol¨ªticas que merecen una glosa, por breve que sea. La primera ¡ªcon visos de acontecimiento¡ª ha sido el relevo y promoci¨®n del arzobispo Osoro, un pastor que huele a oveja, en palabras del papa Francisco. Sencillo, pr¨®ximo al aprisco, evang¨¦lico, dicen que era. Le sustituye el cardenal Ca?izares, proclive a otras fragancias sociales y compa?¨ªas integristas.
La otra novedad ¡ªrealmente sorprendente¡ª ha sido la soledad partidaria e institucional en que se ha dejado al otrora poderoso Carlos Fabra, relegado a mero delincuente que implora el indulto. Ya saben, pues, qu¨¦ les espera a los futuros condenados del PP valenciano, que son la tira. Ha sido una reacci¨®n tard¨ªa del partido, pero plausible. A cada cual, lo suyo. No nos duelen prendas.
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