Un 16% de patriotas

A veces, en la letra peque?a de las encuestas, se esconden asuntos de gran trascendencia, que suelen causar cierta sorpresa a quienes se aventuran a consultarlos, una vez satisfecha su curiosidad electoral, que es b¨¢sicamente para lo que en este pa¨ªs se suelen consultar las encuestas. Hace un mes conoc¨ªamos los resultados de una de ellas, realizada por el CIS, y en los que se pon¨ªa de manifiesto que ¨²nicamente un exiguo 16% de los espa?oles estar¨ªan dispuestos a defender Espa?a con las armas, para perplejidad de numerosos pol¨ªticos, medios de informaci¨®n, y contertulios diversos, patriotas todos ellos de intachable curr¨ªculum.

A m¨ª, sin embargo, no me ha causado perplejidad alguna; m¨¢s bien, me parece una cifra extraordinaria. En primer lugar, porque nunca he cre¨ªdo en la existencia de un patriotismo espa?ol, en sentido genuino. M¨¢s precisamente, nunca he cre¨ªdo en los patriotismos genuinos. Y mucho menos en aquellos que est¨¢n dispuestos a enviar a otros al frente a defender la Patria, mientras ellos ponen a buen recaudo su dinero en para¨ªsos fiscales, con la intenci¨®n de recuperarlo cuando esa est¨²pida guerra que ellos mismos provocaron, termine.

Pero es que, adem¨¢s, resulta bastante obvio que una buena parte de los patriotismos, o nacionalismos, se acaban definiendo siempre en sentido negativo, frente a terceros, los cuales, en incontables ocasiones, sencillamente, pasaban por all¨ª. El nacionalismo espa?ol, por ejemplo, No es comunista, ni separatista, ni mas¨®n; ni, desde las ¨²ltimas elecciones, de Ahora Podemos; los nacionalistas vascos y catalanes No son espa?oles, de ninguna manera; y, en un nivel algo m¨¢s ex¨®tico, a la par que rid¨ªculo, numerosos patriotas valencianos se proclaman No catalanes, como principal se?a de identidad.

Es decir, nada que tenga que ver con un proyecto colectivo, de car¨¢cter positivo, cultivador de la cultura propia, inclusivo, respetuoso de las diferencias, solidario, y generoso con los dem¨¢s. No, nada de eso. Es todo mucho m¨¢s simple: est¨¢ el enemigo exterior, y est¨¢n ¡°los nuestros¡±. Y aunque, como afirmaba F. D. Roosevelt, los nuestros sean unos hijos de p¡­, no importa, porque, en rigor, son nuestros hijos de p¡­ O sea, unos grandes patriotas, pese a todo.

Pero el patriotismo espa?ol tiene, adem¨¢s, algunas caracter¨ªsticas espec¨ªficas que contribuyen a explicar el escaso ¨¦xito de sus proclamas. Para empezar, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil saber a qu¨¦ nos referimos exactamente cuando hablamos de Espa?a. Y para continuar, est¨¢ la muy mermada credibilidad y confianza que los espa?oles tienen en sus jefes. ?O es que acaso alguien cree que Rajoy ser¨ªa un l¨ªder fiable como comandante de los ej¨¦rcitos, dando ¨®rdenes a bordo de un helic¨®ptero? Y, en fin, est¨¢ la m¨¢s que dudosa eficacia de nuestras armas y de nuestros aviones. Por no hablar del mantenimiento de estos ¨²ltimos, como bien han podido constatar reiteradamente algunos ministros, y hasta el mism¨ªsimo Rey de Espa?a. Admit¨¢moslo: no se puede parar una guerra cada ma?ana para reparar un F-18, y sentarse a esperar que venga la pieza (que, inevitablemente, tendr¨¢ que venir de Alemania).

Y lo peor de todo: el ¨²nico que tiene experiencia en ganar guerras, incluso al alba y con viento duro de levante, que es Federico Trillo, lo tienen exiliado en Londres. Y as¨ª va a ser muy dif¨ªcil.

Lo dicho, que un 16% me parece una enormidad.