Israel Galv¨¢n se divierte
El bailaor sevillano presenta una obra en la que reina la distensi¨®n

Fla.co.men de Israel Galv¨¢n. Direcci¨®n, coreograf¨ªa y baile: Israel Galv¨¢n. M¨²sicos: David Lagos, Tom¨¢s de Perrate, Elo¨ªsa Cant¨®n, Caracaf¨¦, Proyecto Lorca (Juan Jim¨¦nez Alba, Antonio Moreno). Direcci¨®n art¨ªstica y coreograf¨ªa de "sevillanas": Pedro G. Romero. Direcci¨®n esc¨¦nica y coreograf¨ªa de las "alegr¨ªas": Patricia Caballero.
Teatro Lope de Vega. Sevilla. Domingo, 14 de septiembre
La nueva propuesta del artista sevillano anunciaba una intenci¨®n antol¨®gica a trav¨¦s de la m¨²sica que le ha acompa?ado en sus obras anteriores, pero sabido es que, viniendo de ¨¦l, ese revisitar lo ya transitado no va a ser banal ni va a dejar indiferente. Por m¨¢s que se reconozca la evocaci¨®n a algunos pasajes de esas obras, se impone la creaci¨®n, el acto creativo constante que casi tritura lo anterior (la imagen es el zapato blanco de su primer espect¨¢culo) para crear una obra totalmente nueva, qui¨¦n sabe si una etapa, un discurso renovado y distinto que, a la vez, sigue siendo plenamente galv¨¢nico.
A Israel le puede valer cualquier soporte para crear. Nos tiene acostumbrados a verle bailar sobre el silencio, el cante o la huella que deja en el aire. Ahora ha elegido la m¨²sica, pero no cualquier m¨²sica ni de cualquier forma. M¨¢s all¨¢ de que se trate de cante, guitarra, vientos o percusi¨®n, la clave reside en c¨®mo esos elementos se integran/desintegran en el discurso y en el permanente juego que su baile mantiene con ellos. El resultado es una obra gozosa y abierta que desborda las expectativas y sorprende a cada instante con un toque l¨²dico y, por momentos, guas¨®n. El artista est¨¢ en plenitud expresiva y, como hab¨ªa anunciado, disfruta en escena y lo transmite.
Mostrando una aparente relajaci¨®n, se para y escucha, reflexiona quiz¨¢s, para entregarse luego a bailes plenamente flamencos mientras su cuerpo dibuja formas con una geometr¨ªa de l¨ªneas suavizadas, con menos aristas. Su integraci¨®n en escena, su interacci¨®n con los dem¨¢s m¨²sicos se presenta sin fisuras en un discurso que puede aparentar discontinuidad, pero que es perfectamente coherente.
Una de las letras m¨¢s herm¨¦ticas del flamenco, la de la sole¨¢ de La Serneta (¡°Fui piedra y perd¨ª mi centro...¡±) se convierte en leitmotiv de la obra y en una suerte de mantra que va y viene con forma de sole¨¢, de malague?a o de taranto. Los estilos flamencos, en cualquier caso, se insinuan apenas y se rompen casi de inmediato. Se busca la distorsi¨®n que aportan los m¨²sicos, la percusi¨®n subraya con trazo grueso o fino y lo flamenco se enfrenta a la m¨²sica contempor¨¢nea. En breves islas, se condensa un estilo que se baila de una forma siempre distinta. Y vuelta a empezar. La soltura se?alada y, hacia el final, la b¨²squeda del juego y del humor (pasodoble, sevillana...) El artista se divierte. El p¨²blico tambi¨¦n.
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