En el alambre
?Qu¨¦ debe hacer Mas si el Constitucional suspende la consulta: dimitir, cambiar de aliados o adelantar las elecciones?
Si la manifestaci¨®n del d¨ªa 11 en Barcelona fue la mayor jam¨¢s registrada en la capital catalana, no menos grande, y relevante, es el desprecio con que ha sido despachada por aquellos a quienes pretend¨ªa interpelar, el Gobierno de Mariano Rajoy y su partido, y por los numerosos corifeos que les secundan en el universo medi¨¢tico espa?ol. Es un desprecio proporcional a la magnitud de la concentraci¨®n. Contra m¨¢s numerosos sean los manifestantes m¨¢s insistir¨¢n estos palmeros en que se trata de una multitud manipulada, una masa a la que se ha lavado el cerebro, muchedumbres entontecidas por la propaganda del p¨¦rfido nacionalismo, etc¨¦tera.
Ya fue muy chocante que fuera tambi¨¦n ignorada en la capital de Espa?a una manifestaci¨®n tan enorme como la de 2010 contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catal¨¢n. Pero aquella fue la que inaugur¨® el presente ciclo de las grandes concentraciones anuales del catalanismo. Un calent¨®n, se dijo entonces. Un sufl¨¦ que bajar¨¢ cuando baje la temperatura, se a?adi¨®, despu¨¦s. Lo cierto es que el term¨®metro no ha hecho m¨¢s que subir.
En 2010, sin embargo, ya algunas voces muy autorizadas por su condici¨®n de padres de la Constituci¨®n o de especialistas en derecho pol¨ªtico, advirtieron que en Catalu?a hab¨ªa entrado en crisis el sistema constitucional espa?ol. O, por lo menos, la parte del modelo constitucional que trata de la articulaci¨®n de las nacionalidades y regiones en el Estado espa?ol. Contra esta interpretaci¨®n se alz¨® otra, sostenida sobre todo por el PP y su Gobierno, con sus correspondientes especialistas en derecho, que niega la existencia de esa crisis constitucional y atribuye la responsabilidad del malestar pol¨ªtico catal¨¢n a la debilidad e imprudencia de los partidos moderados, CiU y PSC, por haberse entregado a los independentistas de Esquerra Republicana.
Todo se deber¨ªa, seg¨²n esa interpretaci¨®n, a que movidos por sus respectivas necesidades de apoyos parlamentarios, los socialistas de Pasqual Maragall en 2003 y el centroderecha nacionalista de CiU en 2010, se habr¨ªan convertido en los tontos ¨²tiles del independentismo. Todo se arreglar¨ªa volviendo a los viejos buenos tiempos de los pactos de CiU con Aznar o Gonz¨¢lez.
La propuesta de consultar al electorado sobre el futuro pol¨ªtico de Catalu?a es fruto y exponente principal de la crisis constitucional espa?ola
Mas act¨²a de acuerdo con la primera de estas dos interpretaciones. La propuesta de consultar al electorado sobre el futuro pol¨ªtico de Catalu?a es fruto y exponente principal de la crisis constitucional espa?ola. La responsabilidad de esta crisis recae para Mas en la obstinada determinaci¨®n del PP a aplicar una involuci¨®n en materia auton¨®mica y a oponerse a todas las propuestas que, en ese orden de cosas, han surgido de Catalu?a en la ¨²ltima d¨¦cada. El no al Estatuto catal¨¢n de 2006 hasta lograr que el Tribunal Constitucional lo desarbolara en 2010. El no a la propuesta de negociar un pacto fiscal. M¨¢s tarde, el no a consultar al electorado sobre el modelo de articulaci¨®n de Catalu?a en Espa?a.
Es cierto que a cada una de estas negativas le ha seguido una escalada de la temperatura pol¨ªtica en Catalu?a. La manifestaci¨®n del pasado d¨ªa 11 muestra claramente que el universo social y pol¨ªtico catalanista sigue movilizado y ahora mismo est¨¢ a la espera de que el Gobierno catal¨¢n le convoque a las urnas para el d¨ªa 9 de noviembre.
Mas reafirm¨® ayer su decisi¨®n de hacerlo y, como un equilibrista en el circo, empez¨® a cruzar la pista sobre el delgado alambre situado a una altura en la que las ca¨ªdas son mortales. Reafirm¨® su hoja de ruta. Pero el Parlamento catal¨¢n y el Gobierno de CiU no son los ¨²nicos protagonistas de esta pel¨ªcula y si su agenda prev¨¦ la convocatoria de la consulta, la agenda del Gobierno de Rajoy tiene tambi¨¦n prevista la suspensi¨®n de la misma por el Tribunal Constitucional. En las previsiones difundidas para estas semanas figura incluso la del fiscal general del Estado, que ya ha buscado los art¨ªculos del C¨®digo Penal que fueren de aplicaci¨®n en el supuesto de que al presidente Mas se le ocurriera convocar un referendo sin la bendici¨®n del Gobierno de PP.
Llegados a este punto cabe preguntarse qu¨¦ opciones le quedar¨¢n a Mas y a su partido cuando el Gobierno del PP suspenda la consulta. ?Dimitir, ante el fracaso de su apuesta, para dar paso a un nuevo gobierno del mismo color con otro presidente y otro programa? ?Ensayar la formaci¨®n de otra mayor¨ªa parlamentaria, sustituyendo el pacto con ERC por otro con el PSC? ?Convocar elecciones, como le reclaman algunos de sus adversarios?
A dificultar la adopci¨®n de cualquiera de estas medidas, u otras que surjan en el bloque pol¨ªtico parlamentario favorable a la consulta, contribuye poderosamente la percepci¨®n de que el mapa electoral se halla en ebullici¨®n. Las elecciones al Parlamento Europeo lo mostraron, la demoscopia electoral lo avala. CiU y PSC est¨¢n en sus peores momentos desde 1980. Nadie est¨¢ en condiciones de prever c¨®mo responder¨ªa el electorado en unas elecciones anticipadas. El alambre por el que Mas ha comenzado a cruzar la pista est¨¢ muy alto. Y no hay red.
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