Independentismo subordinado

Una cosa buena, al menos, tiene el hecho de que un buen n¨²mero de catalanes quieran independizarse del resto de Espa?a para fundar un estado propio: est¨¢n convencidos de que ser¨ªan capaces de autogobernarse ellos solos, sin ayuda de nadie. O, dicho de otro modo, conf¨ªan en s¨ª mismos para lograrlo. Parecer¨¢ una obviedad sin importancia, pero no lo es; sobre todo si comparamos su situaci¨®n con lo que ocurre por estas entra?ables y ex¨®ticas tierras situadas al sur del S¨¦nia.

No creo equivocarme mucho si afirmo que la experiencia de estos ¨²ltimos 20 a?os, nos conduce inevitablemente a la conclusi¨®n de que lo ¨²ltimo que querr¨ªan los valencianos ahora, es precisamente eso: autogobernarse en soledad. ?O es que acaso alguien sabe de alg¨²n asunto en el que todos hayamos estado de acuerdo alguna vez, desde los albores del primer Estatut y m¨¢s all¨¢? Que yo recuerde, el ¨²ltimo consenso de enjundia que se produjo fue la creaci¨®n de la Academia Valenciana de la Lengua, hace diecis¨¦is a?os, y ya conocen lo que opinan ahora de ella los dirigentes pol¨ªticos del partido que la impuls¨® (el PP). Se lo resumo en cinco palabras: les pone de los nervios.

Reconozc¨¢moslo, los valencianos nunca nos independizaremos de nada; pero no porque seamos menos nacionalistas que los catalanes o vascos (que lo somos), sino porque no nos pondr¨ªamos de acuerdo ni siquiera en de qui¨¦n tenemos que independizarnos. Estamos tan habituados a vivir a salto de mata, sin objetivos a largo plazo, con unos dirigentes pol¨ªticos empe?ados en pasar a la Historia por construir grandes ciudades de cualquier cosa, inaugurar un gran evento cada a?o, o posar para la posteridad junto a un gran edificio recubierto de ef¨ªmero trencad¨ªs, que ya nos da todo igual, con tal de llegar a fin de mes, aunque sea con la lengua fuera.

No hay estrategia, proyecto en com¨²n, metas colectivas, consensos b¨¢sicos. Tan s¨®lo un permanente tacticismo cortoplacista, un cont¨ªnuo s¨¢lvese quien pueda, una concepci¨®n pol¨ªtica provinciana, de vuelo gallin¨¢ceo, orientada en exclusiva a ganar las pr¨®ximas elecciones, con el ¨²nico fin de ostentar el poder, y ganar las pr¨®ximas elecciones para ostentar el poder¡­ Y as¨ª, hasta el infinito, y m¨¢s all¨¢.

Y si, para ello, hace falta resucitar el fantasma del catalanismo, ese que, al parecer, anida en el interior de todos aquellos que no son el partido gobernante, pues se resucita sin pudor alguno, y se lanzan proclamas por doquier para advertir al pueblo soberano de que la patria corre, por en¨¦sima vez, peligro inminente de caer en manos del pancatalanismo.

Sin darse cuenta siquiera de que, al intentar asustar al personal con tama?a estupidez, est¨¢n asumiendo, impl¨ªcitamente, que hasta para independizarnos, necesitar¨ªamos un socio. Como buenos valencianos que son, estos propagandistas del apocalipsis secesionista, solo alcanzan a entender que pueda existir un independentismo subordinado, por as¨ª decirlo. Lo que, por otra parte, no har¨ªa sino ratificar la doctrina, tantas veces expuesta por valencian¨®logos de toda clase y condici¨®n, de que, por mucho que lo intent¨¢ramos, nosotros no podr¨ªamos ir solos a ning¨²n sitio. En primer lugar, porque no sabr¨ªamos a d¨®nde. Y en segundo lugar, porque tampoco sabr¨ªamos qu¨¦ hacer all¨ª, una vez hubi¨¦ramos llegado.

Y en eso estamos

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