La inquietud se desata en Alcorc¨®n por la enfermera contagiada de ¨¦bola
El vecindario se entera de que la afectada reside en el barrio al descubrir a los medios de comunicaci¨®n frente al portal de la vivienda de Teresa Romero

Ante la falta de informaci¨®n oficial, Alcorc¨®n (170.000 habitantes) se convirti¨® ayer una ciudad de bulos. Los hab¨ªa de todo tipo: supermercados y grandes superficies cerrados por el miedo al contagio, personas ingresadas en los hospitales con solo una mascarilla de protecci¨®n... Pero nada de eso era verdad. Todo funcionaba con la habitual normalidad, aunque los comentarios y los rumores eran incesantes. No hab¨ªa ayer una calle donde no se estuviese hablando de la enfermera contagiada por el ¨¦bola. El lunes, sin embargo, el miedo no se hab¨ªa extendido a¨²n como ayer, pues eran muchos los que pensaban que Teresa Romero, de 44 a?os, viv¨ªa en otro pueblo, aunque hubiese acudido al hospital de Alcorc¨®n para ser atendida.
A medida que pasaba la ma?ana, cada vez m¨¢s ciudadanos optaron por anular las consultas en el centro hospitalario. El habitual trasiego del vest¨ªbulo central del hospital fue palideciendo. Algunos de los transe¨²ntes portaban m¨¢scaras. ¡°Me la he tra¨ªdo de mi casa. Padezco de los pulmones¡±, se justificaba un anciano escoltado por dos familiares que tambi¨¦n iban con la boca cubierta.
Pero la escena m¨¢s angustiosa se vivi¨® el lunes en el hospital de Alcorc¨®n cuando una de las auxiliares de enfermer¨ªa que trat¨® a la paciente el d¨ªa de su ingreso sufri¨® una crisis de ansiedad y hubo que atenderla: no quer¨ªa atenderla por miedo.
De hecho, a las 12.00 de ayer, los trabajadores se concentraron a la entrada del hospital en protesta por la forma de actuar de la direcci¨®n del centro.

Mientras, el ambulatorio Pedro La¨ªn Entralgo, en la avenida de la Libertad y muy cerca de la salida del metro, trabajaba a pleno rendimiento y sin que sus pacientes supieran que a este centro hab¨ªa acudido la enfermera afectada a finales de septiembre. Es m¨¢s, la direcci¨®n estaba m¨¢s preocupada en que no entrasen los periodistas que en informar a los pacientes. En la puerta, los vigilantes de seguridad se encargaban de filtrar el acceso. Los enfermos y sus familiares permanecieron ajenos a todo lo que estaba ocurriendo. ¡°La verdad, no ten¨ªa ni idea. Me lo acaban de decir por tel¨¦fono y no me lo pod¨ªa creer¡±, afirmaba una funcionaria municipal que acudi¨® a por una receta al centro de salud.
Los que m¨¢s sorprendidos estaban eran los de los negocios m¨¢s pr¨®ximos a la urbanizaci¨®n en la que reside la infectada. Los establecimientos ¡ªbares y peluquer¨ªas, principalmente¡ª abrieron con normalidad y, conforme avanzaba la ma?ana, la comidilla de todos ellos era el contagio del ¨¦bola. ¡°Pues quiz¨¢s si les viera, sabr¨ªa qui¨¦nes son, pero as¨ª, de primeras, no les pongo cara¡±, dec¨ªa el camarero de un bar situado enfrente de la casa. ¡°Desde luego da un poco miedo pensar que est¨¢ tan cerca. Espero que no pase nada¡±, a?ad¨ªa el empleado mientras serv¨ªa una cerveza. De fondo, el informativo de televisi¨®n abr¨ªa en directo con Alcorc¨®n. ¡°Mira, si eso es ah¨ª mismo, en la otra calle¡±, dec¨ªa un grupo de obreros mientras miraban la pantalla.
Bastantes vecinos de Alcorc¨®n paraban sus coches justo delante de la vivienda, al ver la presencia de dos coches patrulla y algunos periodistas. Muchos permanec¨ªan ajenos pero, al enterarse, se molestaban por no haber sido informados de lo ocurrido. En los bares y cafeter¨ªas, a la salida de los colegios y en las redes sociales, el tema del ¨¦bola hab¨ªa sustituido al habitual del f¨²tbol.
La que vivi¨® una jornada m¨¢s o menos tranquila fue la farmacia situada junto al domicilio de Teresa Romero. Tan solo una mujer de unos 70 a?os acudi¨® a este establecimiento para comprar un desinfectante. Ninguna persona hab¨ªa entrado para adquirir mascarillas o alg¨²n material de protecci¨®n.
Una fuente de bulos en la Red
En el Ayuntamiento de Alcorc¨®n no dan abasto para desmentir todos los rumores ¡ªque terminan convirti¨¦ndose en bulos¡ª que circulan por la Red. ¡°No hay ning¨²n colegio o instituto cerrado como se ha dicho. Ni lo va a haber¡±, explica un portavoz del Consistorio at¨®nito por la espiral paran¨®ica que ha cundido en la ciudad. Alcorc¨®n est¨¢ muy lejos de parecerse a Liberia, en el coraz¨®n del foco del ¨¦bola, que s¨ª suspendi¨® las clases para evitar el movimiento de poblaci¨®n. Incluso algunos padres se han planteado llevar a sus hijos a un pueblo, lejos de una posible fuente de contagio.
Asimismo, cundi¨® la psic¨®sis de que hab¨ªa otros dos infectados en el Hospital Univeristario Fundaci¨®n Alcorc¨®n, el primer centro que atendi¨® a Teresa Romero. Incluso alguno alert¨® de que su marido, Javier Lim¨®n, hab¨ªa dado positivo en un an¨¢lisis para certificar la enfermedad. La noticia fue desmentida de inmediato por las autoridades sanitarias. Algunas indicaron, incluso, que a Lim¨®n no le hab¨ªan hecho siquiera pruebas porque no presentaba ning¨²n s¨ªntoma de la enfermedad.
De hecho, la situaci¨®n era de tal tranquilidad que la polic¨ªa no sab¨ªa a primera hora la direcci¨®n de la mujer afectada por el ¨¦bola. Los servicios de emergencia tan solo se enteraron a mediod¨ªa porque les llamaron los vecinos de la urbanizaci¨®n afectada. ¡°No es un tema policial¡±, se limitaban a decir los responsables policiales.
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