Un ¡®president¡¯ en la cuerda floja
Solo un prodigio podr¨ªa salvar la cabeza de Alberto Fabra y no digamos renovar la mayor¨ªa absoluta en las urnas
Entre el cogollo dirigente del PP tan solo el president Alberto Fabra ha tenido el arrojo de manifestar en Madrid que hab¨ªa de proceder ¡°con contundencia¡± contra los predadores de las ya famosas tarjetas negras de Bankia. Y sin excepciones. Cayese quien fuere. Por un momento percibimos que el molt honorable se desprend¨ªa de su habitual docilidad con respecto a las altas instancias de su partido y acomet¨ªa un discurso m¨¢s engallado y personal, acaso porque una reciente encuesta realizada a instancias de su formaci¨®n maquilla los deprimentes y reiterados resultados electorales que otros estudios demosc¨®picos menos o nada sospechosos otorgan a su formaci¨®n. En todo caso nuestro gobernante procedi¨® con la coherencia de quien se siente seguro y, sobre todo, seguro candidato para revalidar la poltrona.
Y la verdad es que algunos m¨¦ritos le acompa?an para avalar esta expectativa. Por lo pronto, como es sabido, apenas llegado al Consell traz¨® las pol¨¦micas -pol¨¦micas en el seno de su partido- l¨ªneas rojas que hac¨ªan incompatibles la condici¨®n de imputado y el ejercicio de un cargo electivo. Con algunas salvedades, ciertamente escandalosas, ha conseguido desprenderse de unos cuantos presuntos delincuentes que est¨¢n a la espera del banquillo. No obstante, esta semana se le ha colado en las Cortes un tal Felipe del Ba?o como sustituto del dimitido Juan Cortino. Este nuevo diputado anda empapelado por el escamoteo de cien mil euros mientras fue concejal de San Antonio de Benag¨¦ber. Resulta obvio que el PP no encuentra la manera de sacudirse la larga sombra de la corrupci¨®n, de la que es reo.
No se le puede negar tampoco al todav¨ªa president su prop¨®sito de atenuar la espesa opacidad heredada de su predecesor, Francisco Camps, que gobern¨® con la mentalidad de un pandillero e hizo de la Generalitat su cortijo. Algo ha cambiado esta cerraz¨®n, aunque a ello haya contribuido sobre todo el incesante goteo de sentencias instadas por la oposici¨®n para acceder a los documentos p¨²blicos que se le niegan. La ¨²ltima y m¨¢s reciente condena obliga al Consell a airear los gastos efectuados por la denominada ¡°caja opaca¡± entre 2006 y 2013, nada menos que por un importe de 1.150 millones. Fabra tiene una gran oportunidad de confirmar el aludido prop¨®sito dando luz verde a la publicaci¨®n de estos gastos que auguran tan afrentosas como jocosas novedades.
A pesar de la buena voluntad que ha desplegado para enderezar el desplome de su partido y gobierno, la verdad es que solo un prodigio podr¨ªa salvar su propia cabeza y no digamos renovar la mayor¨ªa absoluta en las urnas. Ni siquiera le acompa?a la suerte, como ha revelado ese episodio del pretendido topo que filtraba los gastos de presidencia. Ha sido una historia chusca, aparentemente urdida a sus espaldas y que ha dejado en rid¨ªculo a su entorno m¨¢s ¨ªntimo, adem¨¢s de enfriar m¨¢s sus relaciones con el vicepresidente Jos¨¦ Ciscar. Un error a juicio de muchos. A?¨¢dase a ello el tibio apoyo que se percibe en su partido, que empiezan a abandonar todos aquellos altos cargos que encuentran acomodo laboral en la vida privada. Y como colof¨®n, el acoso de esas alternativas que son las consejeras Isabel Bonig y Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, de quienes es m¨¢s evidente su ambici¨®n que sus talentos.
Y una coda. El vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, acusa al tripartito de tener como meta repartirse el bot¨ªn. Al pelo viene aquello de ¡°piensa el ladr¨®n que todos son de su condici¨®n¡±.
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