Para¨ªso en pruebas
Sant Cugat sigue siendo un estilo de vida. Aqu¨ª se han tomado las buenas decisiones en el momento justo
El tren de Sarri¨¤ cruza la ciudad con una elegancia que no tienen las l¨ªneas de cercan¨ªas. Pero no es el tren, es la geograf¨ªa: ese verde espeso y sano de un paisaje que no parece mediterr¨¢neo, esas carreteras dibujadas con bistur¨ª, que no tocan ni una hoja ni una sombra. Es la zona de antiguos merenderos, donde la clase media de Barcelona, una clase media justita, sin pretensiones, iba a respirar y a comer costillas a la brasa con el vino en porr¨®n. Las Planes, la Floresta. Hace a?os este tren ten¨ªa vagones separados por clases, eso indica a qu¨¦ gente serv¨ªa. Las estaciones son espacios umbr¨ªos, demasiado h¨²medos para ser c¨®modos. Estamos en Europa.
Bajo en Sant Cugat y enfilo por la "carretera" de Valldoreix. Me gustan las ciudades que conservan resabios de las comunicaciones ancestrales. Hoy es una calle comercial, encantadora, viv¨ªsima a seg¨²n qu¨¦ horas. El Monestir est¨¢ escoltado por una plaza que llama la atenci¨®n por su tama?o: esto es el centro de una poblaci¨®n medieval y no tiene nada de estrechez. Me fijo en un cipr¨¦s de gran nobleza, escucho a una mujer argentina que habla por el m¨®vil, "?por qu¨¦ no me avis¨¢s cuando sal¨ªs?", dice como propuesta, y todo est¨¢ en calma. Entonces veo que los indicadores se?alan el camino hacia Torre Negra, "parque rural", anuncian. La Torre Negra que iba a ser urbanizada por N¨²?ez y Navarro. Me dir¨¢ la alcaldesa que la cosa est¨¢ salvada, y que habr¨¢ que decirle a la gente que eso obliga a una indemnizaci¨®n o a una permuta. "Las cosas tienen un coste", advierte, sonriendo.
Merc¨¨ Conesa sonr¨ªe mucho. De hecho, est¨¢ rodeada de un equipo joven, con predominio de mujeres, que tambi¨¦n sonr¨ªe mucho. Ella es una mujer en¨¦rgica, de voz clara. Charlamos y me muestra un folio con tres dibujos que ejemplifican la evoluci¨®n del gobierno municipal. "Me gusta explicar las cosas con dibujos", aclara: primero hay un sombrero de copa, despu¨¦s un sombrero de fieltro, masculino, hemos pasado de la distancia reverencial a un cierto pacto entre el poder y la ciudadan¨ªa. Y al final un perfil de mujer, que representa la forma horizontal de tratar la cosa p¨²blica. Estamos frente a una nueva pol¨ªtica, a una definici¨®n del poder que se apoya en la participaci¨®n, y que est¨¢ encarnado en mujeres j¨®venes. Me viene a la mente la imagen de Ada Colau. O de N¨²ria Parl¨®n. Me viene la evocaci¨®n de ¡°buenos gobiernos¡± que hac¨ªa Ernesto Cardenal en un poema que habla del lenguaje y de las cartas de amor.
Hace a?os Pasqual Maragall le pregunt¨®, enfadado, al periodista Bru Rovira por qu¨¦ se hab¨ªa ido a vivir a Sant Cugat y este contest¨®: "Porque quiero que mi hijo vaya a la escuela en bicicleta". La bici ha proliferado mucho pero Sant Cugat sigue siendo un estilo de vida. Cuesta entender que exista el para¨ªso en la zona metropolitana, tan castigada por el urbanismo fallido. Cuesta entender que aqu¨ª se hayan tomado las buenas decisiones en el momento justo, pero Merc¨¨ Conesa me lo explica con sencillez. "Estaba mal comunicado", la vida antes de los t¨²neles. Cuando Sant Cugat empez¨® a crecer, ya estaba asentado el concepto de calidad de vida y se pod¨ªan modular las formas. Determinadas alturas en los edificios ¡ª"para que los vecinos se conozcan, eso da seguridad a los barrios"¡ª y un pacto con los promotores para que pusieran m¨¢s verde y mejor entorno. Nada de casas adosadas: pisos s¨®lidos y elegantes. Y primero la escuela y despu¨¦s el crecimiento de la poblaci¨®n. Barrios de silencio y pajaritos, barrios de familias j¨®venes con hijos y perro. Barrios de profesionales y t¨¦cnicos, gente de un cierto nivel.
Cuando Sant Cugat empez¨® a crecer, ya estaba asentado el concepto de calidad de vida y se pod¨ªan modular las formas
Cuando la calidad estaba asegurada, llegaron las empresas del conocimiento, una franja tecnol¨®gica que se extiende como una bufanda al entorno de la Aut¨°noma y el sincrot¨®n Alba, aprovechando la sinergia entre aulas y despachos. Sant Cugat tiene un 8% de paro, y bajando. Pero es que todo aqu¨ª es inteligente: lo que se ahorra por eficiencia energ¨¦tica se invierte en servicios sociales. Las papeleras tienen sensores para saber cu¨¢ntas veces al d¨ªa se vac¨ªan, y la empresa concesionaria cobra por prestaci¨®n: la ciudad est¨¢ impecable. Y como Esade tiene un centro aqu¨ª mismo, los alumnos hacen pr¨¢cticas de oratoria en los institutos: una se imagina una generaci¨®n de dirigentes cri¨¢ndose en estas aulas luminosas. Es una gesti¨®n org¨¢nica que reinvierte ahorros y beneficios en bienestar. Cuando un contrato supera el mill¨®n de euros, la oposici¨®n se sienta en la mesa que lo otorga: transparencia.
Descansados de los grandes problemas metropolitanos, porque no existen, aqu¨ª se est¨¢n inventando nuevas formas de gesti¨®n. El ¨¦xito les resulta estimulante, como un corredor urbano que quiere ir m¨¢s lejos m¨¢s r¨¢pido. ?Y qu¨¦ no funciona?, pregunto. Responde Merc¨¨ Conesa, sonriendo todav¨ªa: "La Renfe. No es en absoluto competitiva". Ah, claro: el viejo r¨¦gimen se resiste a entrar en el para¨ªso.
Patricia Gabancho es escritora.
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