La piel que habitamos
El nacionalismo catal¨¢n est¨¢ dejando de ser nacionalismo para ser solo catal¨¢n
Hasta el domingo, pensar en el 9-N era rescatar viejas im¨¢genes de mi cine mental. Advert¨ª la coincidencia con la liberaci¨®n ciudadana del Muro de Berl¨ªn hace un cuarto de siglo y en julio lo escrib¨ª aqu¨ª. Me sorprend¨ªa que no se destacara la sincron¨ªa de fechas y a qu¨¦ se deb¨ªa. As¨ª hemos seguido. Al parecer la traca medi¨¢tica ha considerado que hacer coincidir los dos 9-N ser¨ªa inconveniente (?de mal gusto?) y que, imposible de obviar, val¨ªa m¨¢s aislar el recuerdo de la gesta popular alemana. Domingo, con la misma calma berlinesa del 89, tant¨ªsimos catalanes fuimos a votar.
Como nadie ha dicho ni p¨ªo oficial de la coincidencia, nada sabemos de qui¨¦n, c¨®mo y por qu¨¦ se escogi¨® ese d¨ªa en la reuni¨®n que consensu¨® la pregunta y la fecha de la consulta o lo que sea que hayamos llevado a cabo. Me gustar¨ªa saberlo, la verdad. Una excelente lectora, A. Maria B., recogi¨® el guante de mi art¨ªculo y argument¨® en la edici¨®n digital lo siguiente, que traduzco:
¡°Alg¨²n d¨ªa, se?ora Ibarz, gracias a la indiscreci¨®n de alguna cr¨®nica, sabremos si la fecha escogida lo fue por conveniencia del calendario o por su valor simb¨®lico y conmemorativo, de la misma forma que el tiempo nos dir¨¢ si los muros que ahora se quieren derribar son una oportunidad de poder erradicar, aunque solo sea un poco, la vieja pol¨ªtica y los viejos pol¨ªticos. Y, si a pesar de todo, la oportunidad da paso a la decepci¨®n de una vieja pol¨ªtica de viejos pol¨ªticos, podremos pensar que el esfuerzo val¨ªa la pena porque el mundo es un poco mejor sin muros opresivos, as¨ª como los pueblos y las personas viven un poco mejor cuando pueden decidir libremente su futuro aunque sea para equivocarse y aprender de sus errores y de la complejidad del mundo¡±.
Tengo la convicci¨®n que Emmy Jennings y Hugo Ball, la pareja a quien aquello lo debe todo, estar¨ªan francamente interesados en nuestras performances desertoras
La semana pasada, venga los medios a hablar del Muro. Se me fueron las ganas de enfocar as¨ª el 9-N local, pero lleg¨® el domingo y sucedi¨®. Record¨¦ entonces tambi¨¦n a otros alemanes mucho m¨¢s viejos que los berlineses del 89. Record¨¦ a los Dad¨¢, artistas de hace cien a?os que quer¨ªan cruzar arte y vida, se negaron a ir a las trincheras y se constituyeron en grupo provocador antiguerra en el Cabaret Voltaire de Zurich, al que acud¨ªan los desertores. Los record¨¦ porque tengo la convicci¨®n que Emmy Jennings y Hugo Ball, la pareja a quien aquello lo debe todo, estar¨ªan francamente interesados en nuestras performances desertoras: la Via Catalana y la V de los dos ¨²ltimos 11-S, la densa y nutrida expresi¨®n de desobediencia civil de este 9-N.
Performance: ¡°dar forma¡± en escena, con el propio cuerpo, en un espacio p¨²blico. Mujeres y hombres, j¨®venes, ni?os y mayores descubriendo el gusto por las performances dad¨¢. Por manifestarse en la calle siguiendo una disciplina que ri¨¦te t¨² de las de Yoko Ono y Marina Abramovic. Ellas pueden estar ocho horas seguidas sin mover un m¨²sculo, los catalanes pueden cogerse de la mano y formar una cadena que recorre el pa¨ªs y si tuvieron que desplazarse donde hab¨ªa peligro de un hueco en la cadena, all¨¢ se hab¨ªan ido. Pueden vestirse disciplinadamente de amarillo o de rojo y disciplinadamente formar una bandera (?!) que a su vez forma una V por las calles de Barcelona. Pueden hacer cola una hora o m¨¢s para votar en algo que no es una consulta ni un refer¨¦ndum ni es legal aunque no es ilegal, un l¨ªo, vaya, y lo hacen a montones.
Desconcertante. De eso acusaban a los Dad¨¢, de absurdos y desconcertantes. Hoy resulta que son los artistas pol¨ªticos m¨¢s incisivos de la modernidad, dejando a los futuristas italianos el marchamo del ardor guerrero. Los Dad¨¢ fueron pacifistas incitadores. Mientras nuestros artistas pl¨¢sticos no parecen saber todav¨ªa qu¨¦ hacer con lo que est¨¢ sucediendo, con la piel que habitamos ahora, imagino a Hugo Ball y Emmy Jennings asintiendo desde donde sea que est¨¦n (en el cielo, sin duda, que ¨¦l se convirti¨® con los a?os al cristianismo), celebrando que el Cabaret Voltaire no fue in¨²til. Las performances han evolucionado mucho y estas de aqu¨ª tienen un fino car¨¢cter, en absoluto arcaico, que les debe complacer.
?Performances dad¨¢ y basta? Bueno, una performance como dios manda siempre es algo m¨¢s. Y puesto que el arte, dijo un d¨ªa Kafka ¡°es un reloj que se adelanta, a veces¡±, cabe interpretar que (los que no participan no dejan de ser catalanes pero desde luego otros catalanes hablan por ellos, o sea que mejor no se me mantengan al margen y s¨²mense a las performances a partir de ahora para decir lo que tengan que decir) las performances han convertido a los catalanes en artistas pol¨ªticos visionarios.
Dicho de otra forma, el escritor Jordi Bonells, que lo vive en Francia, lo explica as¨ª: ¡°Los dos millones de manifestantes/votantes no son catalanistas, sino catalanes. El nacionalismo catal¨¢n¡±, rum¨ªa, ¡°est¨¢ dejando de ser nacionalista para ser simplemente catal¨¢n, es la din¨¢mica que conduce el proceso que estamos viviendo¡±. Interesante.
Im¨¢genes nuevas. Tambi¨¦n tiene valor la cosa respecto del ego¨ªsta recorrido de lo que una vez fue el europe¨ªsmo. Pero este es otro asunto, para otro d¨ªa.
Merc¨¨ Ibarz, escritora y profesora de la UPF
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