Resaca

Despu¨¦s de un periodo de agitaci¨®n popular, liderado por un sector de la sociedad e impulsada por el Gobierno de derechas de Catalunya (CiU-ERC) y sus medios de comunicaci¨®n, que han dejado de ser p¨²blicos e independientes para pasar a ser un costoso sistema de agitprop, llega el momento de la reflexi¨®n. Pero no crean que la cosa se ha calmado. A¨²n se mantienen los movimientos t¨¢cticos de unos y otros para apoderarse de la iniciativa popular y sacar r¨¦ditos electorales a corto o medio plazo.

En primer lugar hay que constatar que la parte de la poblaci¨®n catalana independentista tiene una capacidad de movilizaci¨®n importante y que no es fruto de una efervescencia moment¨¢nea, sino que representa un estado de ¨¢nimo no exclusivamente nacionalista sino tambi¨¦n de indignaci¨®n general. Sin di¨¢logo esta ebullici¨®n se va a enquistar en el m¨²sculo asociativo catal¨¢n.

En segundo lugar quiero expresar mi profunda preocupaci¨®n sobre los da?os colaterales que puede provocar todo este proceso. Da?os que no son irreversibles pero que si no los atajamos pronto pueden tener consecuencias socialmente graves. Ah¨ª van:

?Ser¨¢ todo tan civilizado y pac¨ªfico cuando las banderas de ambos lados hagan tanto ruido que nadie oiga a nadie?

1. Banalizaci¨®n de la democracia y de los procesos participativos. En algunos ¨¢mbitos se present¨® el 9-N como la culminaci¨®n de la democracia al hacer efectivo el derecho a decidir que tienen las personas y los pueblos. Pero en el fondo lo que se organiz¨® ten¨ªa unos graves d¨¦ficits democr¨¢ticos debido a que no hab¨ªa ning¨²n control independiente que validara el proceso. Sobre la marcha se fue cambiando el nombre de lo que se celebraba hasta llegar a un punto que uno no sab¨ªa exactamente si era una consulta, una pseudo refer¨¦ndum, un proceso participativo o una movilizaci¨®n para ense?ar los dientes al inerte y tancrediano Gobierno del PP. Lo que s¨ª pas¨® es que unos ciudadanos se imprimieron una papeleta, emitieron un voto sin censo electoral y este lo contabilizaron los mismos que convocaron el proceso participativo. Evidentemente si lo entendemos como una consulta no podemos homologarla a nada que se parezca a la democracia y si no le damos importancia, la banalizamos y creamos un precedente muy peligroso.

Si lo definimos como un proceso participativo, m¨¢s de lo mismo, ya que no ha habido informaci¨®n contrastada, ni periodo de debate ni nada parecido.

2. Catalunya, ?un solo pueblo? Me preocupa saber si seremos capaces de mantener el logro de la cohesi¨®n social en el ¨¢mbito nacional que ha sido tan beneficioso para el pa¨ªs. Me pregunto qu¨¦ pasar¨¢ si las personas que no est¨¢n de acuerdo con la independencia de Catalu?a se movilizan con la misma intensidad que los de la ANC. ?Ser¨¢ todo tan civilizado y pac¨ªfico cuando las banderas de ambos lados hagan tanto ruido que nadie oiga a nadie? El pensamiento ¨²nico que se vive en algunas zonas del pa¨ªs est¨¢ creando un clima de ahogo que hace dif¨ªcil plantear caminos de di¨¢logo, quiz¨¢s m¨¢s lentos y tortuosos, pero socialmente m¨¢s efectivos.

3. Invisibilidad de los recortes. Parece que en Catalu?a, desde el punto de vista de movilizaci¨®n y medi¨¢tico, no existan las pol¨ªticas de CiU y ERC en el Gobierno, que est¨¢n provocando m¨¢s pobreza. Las personas atendidas por la Cruz Roja van en aumento, las personas desahuciadas no paran de crecer, las pol¨ªticas sanitarias caminan a marchas forzadas hacia la privatizaci¨®n, los j¨®venes contin¨²an sin tener oportunidades de trabajo y las desigualdades crecen. Las movilizaciones sociales son casi testimoniales, las denuncias son espor¨¢dicas y las noticias en los medios no hacen mella en la conciencia social de la ciudadan¨ªa. Todo se supedita a la posibilidad que Catalu?a sea independiente y despu¨¦s hablaremos de todo. ?Llegaremos a tiempo? ?Con qui¨¦n dialogaremos? ?Con los mismos gobernantes que a trav¨¦s de las pol¨ªticas de recortes han sumido al pa¨ªs en una tristeza vital?

Creo firmemente que los conflictos s¨®lo se pueden solucionar a trav¨¦s del di¨¢logo. Hay demasiados ruidos que no dejan escucharnos: unos quieren una declaraci¨®n de independencia unilateral, otros quieren unas elecciones plebiscitarias donde haya que definirse exclusivamente sobre el tema nacional y otros son incapaces de dar una salida al conflicto, donde el silencio y la apelaci¨®n exclusiva a la ley los convierte en idiotas (excepci¨®n griega del que no participa de la pol¨ªtica).

Vayamos pues por la senda del di¨¢logo, sin temor a la necesaria recapitulaci¨®n, caminemos con la cabeza alta para ver hasta el horizonte, hag¨¢monos fuertes en la lucha por la justicia social, plantemos cara a las pol¨ªticas de austeridad, echemos a los gobiernos de derechas de ambos pa¨ªses y, juntos, las fuerzas pol¨ªticas de izquierdas y los grupos sociales que luchan contra las desigualdades, conseguiremos que el di¨¢logo nos devuelva la alegr¨ªa y la convicci¨®n que la pol¨ªtica es la ¨²nica manera de solucionar los conflictos. As¨ª podremos continuar siendo un pa¨ªs que no banaliza la democracia, que quiere continuar siendo un solo pueblo y que quiere vivir con dignidad.

Joan Boada Masoliver es profesor de Historia.