Casta y oportunismo
no es de extra?ar que los pol¨ªticos o alevines de pol¨ªticos anden mareando con la desgracia ajena sembrando ilusiones como quien regala polvorones
A la vista del acelerado crecimiento de la desdicha humana en casi todos los lugares de este mundo, no es de extra?ar que los pol¨ªticos o alevines de pol¨ªticos anden mareando con la desgracia ajena sembrando ilusiones como quien regala polvorones y recurriendo a la palabrer¨ªa de cielos y sue?os al alcance de la mano siempre que se les vote a ellos, que no garantizan nada pero prometen demasiado. Qu¨¦ bonito ser¨ªa amor, amar, y partir en comuni¨®n a la conquista de la felicidad. Pero ocurre que antes de llegar al ¨¦xtasis colectivo hay que atravesar ciertas barreras muy resistentes y habituadas a desentenderse de la infelicidad de los dem¨¢s. Y si, como es el caso de Podemos, acompa?an sus deslumbrantes actuaciones con cancioncillas como L'estaca, en la que el Lluis Llach antifranquista asegura que "si t¨² empujas hacia aqu¨ª, y t¨² empujas hacia all¨¢, seguro que cae y podremos liberarnos" Y qu¨¦ guay, t¨ªo. Solo que el valiente cantautor se refer¨ªa a una dictadura y no tanto, a lo mejor s¨ª, a una democracia. Era m¨¢s f¨¢cil, y tal vez m¨¢s conocida por el p¨²blico asistente, haber canturreado, pongamos, Diguem no, donde Raimon estaba al menos tan enfadado como el Llach y con los mismos resultados: dejar testimonio de una opci¨®n personal con la presunci¨®n de ser acompa?ado en su soflama. Tampoco estar¨ªa de m¨¢s, al margen de gustos musicales (?por qu¨¦ la izquierda no se apropia de una vez del Himno de la alegr¨ªa? Tal vez porque a nadie fuera de la casta le interesar¨ªa) que los nov¨ªsimos de la pol¨ªtica renovaran el repertorio de sus referencias culturales y colocarse tambi¨¦n ah¨ª a la vanguardia de los sue?os, fantas¨ªas e ilusiones que atormentan el calvario de sus longevos prop¨®sitos.
El otro d¨ªa, este peri¨®dico public¨® en su secci¨®n semieditorial El Acento un tweet o algo parecido de Juan Carlos Monedero, segundo del triunvirato de Podemos, en el que a prop¨®sito de la agon¨ªa de Hugo Ch¨¢vez se le ocurri¨® al nuevo vicel¨ªder algo as¨ª como un alarde po¨¦tico muy adolescente en el que rogaba, o tal vez exig¨ªa, al ilustre agonizante que aguantase el tipo y no se le ocurriera morirse, en un texto de parvulario o de pardillo pol¨ªtico que en algo se parec¨ªa al mensaje de Mariano Rajoy a Luis B¨¢rcenas: Aguanta, t¨ªo, aguanta, o, por otra parte, y hace algo m¨¢s de tiempo, al rid¨ªculo poemita que Joaqu¨ªn Garrigues Walker public¨®, tambi¨¦n en este diario, en homenaje a su hermano reci¨¦n fallecido. As¨ª que la cursiler¨ªa no es, al cabo, patrimonio exclusivo de la casta, un t¨¦rmino tan casto como castizo por ininteligible. ?Pertenece Garc¨ªa M¨¢rquez a la casta? Tal vez no, seg¨²n el gusto literario del triunvirato. Pero ?y Fidel o Ra¨²l Castro? El Che Guevara pertenece sin duda a la casta de los guerrilleros por derecho propio, pero no as¨ª, tal vez, el comandante Hubert Matos, que pele¨® en Sierra Maestra con Fidel Castro hasta que lo desenvainaron por desacuerdos irrenunciables. Y tal vez el mismo Lluis Llach no ande muy lejos de la casta, ya que no abundan los cantautores en catal¨¢n que puedan permitirse el lujo de dedicarse a sus vi?edos al t¨¦rmino de su carrera.
Para qu¨¦ seguir con tonter¨ªas. Es posible que acabemos m¨¢s hartos de ver en las teles a los jefes de Podemos que a Isabel Pantoja. Bien pensado, tampoco est¨¢n tan alejados. ?Y si Pablo Iglesias fuera el primer dron que anuncia la inminencia del anticristo de manera un tanto torpe? Aceptemos esa se?al del cielo en trance de asaltado y prove¨¢monos de s¨®lidos paraguas antes de que empiece a llover a c¨¢ntaros sobre el terru?o.
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