Cortar por lo sano
El autor propone medidas contra los pol¨ªticos corruptos que pese a su "vagancia" han demostrado "una extraoprdinaria capacidad para el enriquecimiento il¨ªcito".
Seg¨²n los an¨¢lisis realizados por el Departamento de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Complutense de Madrid conocidos en los ¨²ltimos meses, quienes en Espa?a se dedican a la pol¨ªtica son, entre otras cosas, unos perfectos zoquetes.
Su contrastada imbecilidad, espoleada por una tendencia irrefrenable a la vagancia, les habr¨ªa incapacitado para ganarse honradamente su sustento extramuros de los edificios p¨²blicos y como el hambre agudiza el ingenio, por escaso que ¨¦ste sea, hasta los m¨¢s tontos consiguen fabricarse un relojito de madera en forma de sill¨®n, prebenda o ¡°mamandurria¡±.
Esa caterva de tuercebotas ha demostrado una gran capacidad para el enriquecimiento il¨ªcito"
Aunque pueda parecer contradictorio (los referidos polit¨®logos lo contin¨²an estudiando) esa caterva de tuercebotas ha demostrado, sin embargo, una extraordinaria capacidad para el enriquecimiento il¨ªcito, poniendo de manifiesto unas dotes de organizaci¨®n, capacidad estrat¨¦gica, imaginaci¨®n y osad¨ªa poco com¨²n. Curiosidades de la naturaleza humana que la ciencia nos desvelar¨¢ a no tardar demasiado.
Para poner coto a semejante estado de cosas, desde diversos ¨¢mbitos intelectuales y pol¨ªticos se vienen realizando propuestas y sugerencias en gran n¨²mero. Incluso alg¨²n partido, en un alarde de antropofagia, plantea nada menos que ¡°sacar a los pol¨ªticos¡± de los ¨®rganos dependientes del parlamento. Puestas as¨ª las cosas, no quisiera yo dejar en el tintero los frutos de mis desvelos.
En esto, como en todo, podemos encontrar en la historia modelos a seguir. As¨ª el sultanato otomano, por poner un ejemplo pr¨®ximo, resolvi¨® el problema del control del harem (y de la administraci¨®n) mediante el expeditivo, pero eficaz, sistema de la castraci¨®n de los llamados a ser sus servidores. ?Santo remedio!
Una buena castraci¨®n disipa el desasosiego respecto del comportamiento del funcionario sin necesidad de disquisiciones ¨¦ticas ni legales. Los principales eunucos eran los Sandali, adolescentes negros cuyos genitales completos eran eliminados mediante un corte limpio de cuchilla, cauteriz¨¢ndose la herida con aceite hirviendo. Puede parecer un trance algo desagradable pero, a cambio, algunos sol¨ªan sobrevivir y alcanzar elevadas posiciones administrativas. El eunuco principal era el tercer oficial del imperio, despu¨¦s del Sult¨¢n y del Gran Visir.
Yo propongo, sin embargo, una soluci¨®n m¨¢s acorde con los tiempos actuales.
Podemos comenzar por la pac¨ªficamente consensuada limitaci¨®n de mandatos, es decir, la cercenaci¨®n ( y perd¨®neseme el t¨¦rmino) del principio de libertad pol¨ªtica establecido en nuestra obsoleta Constituci¨®n (Art. 23.2) puesto que, como es sabido, el mero paso del tiempo acarrea la corrupci¨®n de las patatas y de los cargos p¨²blicos. Si quieren aprovecharse, que se espabilen desde el principio.
A?adamos a esta medida la saludable incompatibilidad de, por lo menos, cinco a?os para trabajar en cualquier empresa del sector con el que el pol¨ªtico haya podido tener relaci¨®n. Brillante formulaci¨®n mediante la que hemos de conseguir que quien acceda a alguna magistratura p¨²blica procure hacerlo en ¨¢reas lo suficientemente alejadas de sus conocimientos o experiencias como para evitar la existencia de ¡°ideas preconcebidas¡± (incluso de ideas de cualquier tipo). En el caso de departamentos relacionados con la econom¨ªa, o la industria en general, es de suponer que la mencionada incompatibilidad se extienda a la totalidad de las empresas lo que, sin duda, ayudar¨¢ a despertar vocaciones religiosas o art¨ªsticas latentes que de otro modo no llegar¨ªan a manifestarse.
Naturalmente, el cese de la actividad pol¨ªtica, adem¨¢s de acarrear la incompatibilidad con el trabajo, no podr¨¢ (ni puede hoy) considerarse como una situaci¨®n legal de desempleo, lo que supondr¨ªa aceptar la pol¨ªtica como un trabajo¡ ?Incluso pretender¨¢n algunos que lo tengamos por un trabajo decente! En absoluto. El ¡°muerto de hambre¡± expulsado de palacio ha de palmarla efectivamente de inanici¨®n, demostrando de ese modo la limpieza de su ejecutoria p¨²blica.
Solamente rentistas y funcionarios podr¨¢n acceder al ejercicio de cualquier magistratura representativa, puesto que ser¨¢n los ¨²nicos que consigan salir indemnes de ella con lo que, de paso, nos evitaremos la presencia pol¨ªtica del populacho.
As¨ª, propongo un m¨¦todo sencillo, eficaz y m¨¢s moderno que los sacrificios humanos de los mayas o los enterramientos forzosos de los administradores en la tumba de los reyes difuntos de Mesopotamia o Egipto. Que se instaure un tribunal (que bien podr¨ªa ser el de la Inquisici¨®n) que se haga cargo de la rigurosa auditor¨ªa y escrutinio de los bienes de los ex-pol¨ªticos mientras su titular es enviado a una ¡°Colonia de Reeducaci¨®n¡±, pongamos por caso en las viejas minas de Almad¨¦n, donde el presunto corrupto disfrutar¨¢ a cargo del Estado esos cinco a?os de incompatibilidad laboral en un r¨¦gimen de sana austeridad y severa preparaci¨®n para su reinserci¨®n social.
Ya imagino el hermoso r¨®tulo en el dintel: "El trabajo libera".
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