Triunfo de una gran batuta
?xito en el debut de Vassily Sinaisky al frente de la OBC acompa?ando a la famosa violinista estadounidense Sarah Chang
El director Vassily Sinaisky (Abez, Rep¨²blica de Komi, 1947) ha obtenido un rotundo ¨¦xito personal en su deb¨²t al frente de la OBC. En la primera parte, proporcion¨® un seguro acompa?amiento a la famosa violinista estadounidense Sarah Chang en la interpretaci¨®n de una de sus obras preferidas, el Concierto para violin en la menor, op. 53, de Antonin Dvor¨¢k, que tiene una atm¨®sfera rom¨¢ntica de ra¨ªz eslava, con un lirismo intenso, colores oscuros y un virtuosismo que nunca traiciona la musicalidad del famoso compositor checo. Chang sigue siendo una violinista de gran t¨¦cnica, y su sonido, que siempre ha sido bell¨ªsimo, ha ganado matices con los a?os. No desaprovech¨® las oportunidades de lucimiento personal, y privilegi¨® la expresi¨®n y calidez del fraseo en una versi¨®n que, aunque no fue impoluta desde el plano t¨¦cnico, cautiv¨® al p¨²blico por su desbordante lirismo. Y buena parte del ¨¦xito de la lectura se debi¨® al bien calibrado acompa?amiento de Vassily Sinaisky, director em¨¦rito de la Filarm¨®nica de la BBC y exdirector musical del Teatro Bolsh¨®i de Mosc¨².
Sarah Chang, viol¨ªn
OBC.? Vassily Sinaisky, director. Obras de Dvor¨¢k y Shostak¨®vitch. Auditori de Barcelona, 14 de diciembre
La amplia experiencia y el aplomo de Sinaisky facilit¨® el trabajo de los m¨²sicos de la OBC en la interpretaci¨®n de la impresionante Sinfonia n¨²m. 11 en sol menor, op 103 El A?o 1905, de Dimitri Shostak¨®vich, cuyo exitoso estreno en Mosc¨² ebn 1957, cuatro a?os despu¨¦s de la muerte de Stalin, fue el preludio de la rehabilitaci¨®n pol¨ªtica del gran compositor. Educado en la mejor tradici¨®n musical rusa y disc¨ªpulo del gran Kirill Kondrashin, Sinaisky asegur¨® la tensi¨®n dram¨¢tica de una partitura de sorprendentes contrastes, muy cinematogr¨¢fica por su realismo en la descripci¨®n de los dram¨¢ticos hechos que la inspiran: el 9 de enero de 1905, el llamado domingo sangriento, cuando una pac¨ªfica protesta de trabajadores en San Petersburgo fue brutalmente reprimida por las tropas del zar.
El mayor peligro de esta sinfon¨ªa est¨¢ precisamente en las escenas que evocan la marcha de los obreros y la brutal descarga que los masacra, en los momentos de mayor violencia orquestal, que, en manos de una batuta poco experimentada, pueden resultar molestamente aparatosas. La repuesta de la OBC fue notable, con un sonido intenso en los pasajes de hondo lirismo e impactantes din¨¢micas que Sinaisky intent¨® mantener, siempre que pudo, bajo un razonable control. Un gran deb¨²t que el p¨²blico premi¨® con bravos y largos aplausos.
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