Al final, Fabra

Si Alberto Fabra no denunci¨® a la consellera Johnson por delito societario y malversaci¨®n de caudales p¨²blicos cuando se enter¨® que Valmor nos costar¨ªa a todos los valencianos m¨¢s de 40 millones de euros es solo porque conoc¨ªa perfectamente, antes de apoyarla con su voto en el Consell, el alcance y los detalles de la estafa denunciada por los socialistas . La investigaci¨®n en el TSJ, que tras la querella de la fiscal¨ªa deber¨ªa iniciarse, lo demostrar¨¢ no tengan ninguna duda.

Si el vicepresidente Ciscar y la portavoz Catal¨¢ contin¨²an diciendo que comprar Valmor fue el mal menor, cuando la fiscal¨ªa acusa a Johnson de faltar a la verdad al haber utilizado ante el Consell esa misma mentira, es porque son tan peligrosos como Johnson y tan conscientes de que mienten como la propia denunciada lo era el d¨ªa en que lo someti¨® a la aprobaci¨®n de sus compa?eros de gobierno.

Si el nada honorable diputado Camps continua ostentando, cuando las sesiones de las cortes valencianas se reanuden, el acta de diputado que le da acceso a ese esca?o que nunca ocupa, ser¨¢ porque el PP comparte su indignante desprecio hacia todos aquellos ciudadanos cuyos votos representa, la instituci¨®n que lo alberga y la comunidad sobre la que ¨¦sta legisla. Si ese d¨ªa Camps es todav¨ªa diputado, solo cabr¨¢ entender que una vez m¨¢s la linea roja del dalt¨®nico Fabra es tan inexistente como su liderazgo.

Si en estos d¨ªas leen ustedes alguna editorial, columna o chisme sobre la tranquilidad que invade el esp¨ªritu de Fabra por no haber sido inicialmente incluido en la querella no se preocupen. Hagan una sencilla b¨²squeda en Google o en la hemeroteca y sin duda encontrar¨¢n abundante literatura del mismo autor sobre la fortaleza del liderazgo de Camps, la val¨ªa pol¨ªtica e inusitada inteligencia de Blasco, el poco recorrido que se esperaba de nuestra denuncia o sobre la escasa rentabilidad pol¨ªtica resultante de denunciar la corrupci¨®n. Su falta de tino como videntes no han de atribuirla ustedes a la maldad ni a ninguna extra?a conspiraci¨®n o trama organizada en complicidad con aquellos, que en no pocos casos han resultado ser unos burdos delincuentes, sino a la leg¨ªtima confusi¨®n que nace de creer que quienes tan bien les han tratado a ellos no han podido tratar tan mal al pueblo valenciano.

Camps no es m¨¢s, ni menos, que el principio de una historia; la de un presidente que gobern¨® bajo los efectos de una "florida ideaci¨®n delirante de tipo megalomaniaco" de la realidad que le circundaba. Un rid¨ªculo "peque?o Francisco" obsesionado con fotografiarse con famosos aunque para ello tuviera que llenar Valencia de b¨®lidos. Esta es la cr¨®nica de un desastre econ¨®mico pagado con nuestro dinero, cuyo primer cap¨ªtulo lo ocupan los personajes de Paco Camps, Lola Johnson y Aspar, pero en la que a¨²n han de aparecer en las siguientes p¨¢ginas algunos magnates, alcaldesas y ex banqueros. Aqu¨ª empieza un nuevo relato, otro, de verg¨¹enza, despilfarro y corrupci¨®n que al final, no lo duden, acaba con Fabra.

Eva Mart¨ªnez y Josep Moreno son diputados del PSPV-PSOE en las Cortes Valencianas.