Costes fijos o variables

Los europeos hemos de fijarnos como objetivo pol¨ªtico fundamental mantener nuestro Estado del Bienestar, es decir, una serie de servicios b¨¢sicos de los que nadie quede excluido por falta de recursos. Pero hay que tener en cuenta que, en un contexto de globalizaci¨®n, no se puede garantizar que nuestras econom¨ªas sigan generando los excedentes que hemos visto durante las pasadas d¨¦cadas. Ello nos obliga a replantear el contenido y los mecanismos de financiaci¨®n de los servicios, y a reformar el sistema fiscal. Es necesario analizar y redefinir conceptos como ¡°servicio b¨¢sico¡±, ¡°servicio universal¡±, ¡°gratuidad¡±, ¡°pago por uso¡±, o ¡°coste del servicio¡±. No haber hecho esto, es lo que nos ha conducido a gestiones econ¨®micamente complicadas desde el sector p¨²blico (recortes) y socialmente muy injustas (la pobreza energ¨¦tica). Parad¨®jicamente, la falta de alimentos la est¨¢ resolviendo sobre todo el sector privado¡­!

Aunque sea de una forma muy breve ¡ª la que permite un art¨ªculo ¡ª quisiera exponer tres principios a partir de los que ser¨ªa posible compaginar eficiencia y equidad. 1. Hay que distinguir entre ¡°servicios b¨¢sicos gratuitos¡± (la educaci¨®n, la seguridad¡­) y ¡°servicios universales no gratuitos¡± (agua, electricidad, movilidad, transporte, comunicaciones¡­). Los dos principios siguientes se refieren solo a estos ¨²ltimos, (entre los que seguramente entrar¨ªan tambi¨¦n una parte de la sanidad y de la educaci¨®n superior¡­). 2. En relaci¨®n a los gastos deber¨ªamos hacer una distinci¨®n entre los costes fijos y los variables. En lo posible los primeros deber¨ªan ser soportados por los presupuestos p¨²blicos y los segundos por los usuarios. Dicho en t¨¦rminos muy simplificados: que los costes fijos se repartan en funci¨®n de la riqueza y la renta, y los costes variables en funci¨®n de la utilizaci¨®n. 3. Estas regulaciones deber¨ªan ir acompa?adas de una reforma que devolviera la progresividad al sistema fiscal, para hacerlo realmente redistributivo.

Desarrollar este esquema es complejo y se debe adaptar a la naturaleza de cada servicio, ya que en cada caso la evoluci¨®n de las condiciones t¨¦cnicas y econ¨®micas son diferentes. Por ello me limito aqu¨ª a poner algunos ejemplos que me parece que pueden aclarar los principios.

Movilidad y transporte. En este sector creo que las cosas se hacen ya de forma m¨¢s cercana a lo que estoy proponiendo. El papel del sector p¨²blico consiste siempre en financiar las infraestructuras necesarias para esta movilidad: carreteras, v¨ªas f¨¦rreas, puertos, aeropuertos... En muchos casos gestiona tambi¨¦n el transporte, financiando infraestructuras m¨®viles (autobuses, trenes) y prestando el servicio, pero no gratuitamente. No creo que se haya calculado as¨ª, pero el usuario actualmente paga sobre todo una parte importante de los gastos variables.

Comunicaciones. En mi etapa de trabajo en la Comisi¨®n Europea, insist¨ª (sin conseguirlo) en que al liberalizar los servicios de telefon¨ªa y de Internet, se mantuviera la propiedad y la gesti¨®n de una ¨²nica red p¨²blica, sobre la que todos los operadores pudieran ofrecer sus servicios. Esta actitud obedec¨ªa a mi convencimiento de que as¨ª se evitar¨ªa la duplicidad de redes, se mejorar¨ªa la competencia y las tarifas bajar¨ªan m¨¢s, ya que una parte importante de la misma era la amortizaci¨®n de la red, cosa que desaparecer¨ªa si las tarifas de uso solo contemplaran los costes variables que se ha demostrado que cada vez son m¨¢s bajos. Creo que no se aprovech¨® la oportunidad, por la presi¨®n de los grandes operadores nacionales que quer¨ªan preservar su negocio gestionando tambi¨¦n la red.

Pobreza energ¨¦tica. La electricidad no puede ser gratuita, pero debe ser de acceso universal. Lo que genera los problemas actuales (pobreza para algunos y d¨¦ficit para todos) es la estructura de la tarifa, ya que el coste variable de generar la energ¨ªa es una parte peque?a y la mayor son los costes de amortizaci¨®n de las instalaciones de generaci¨®n o de distribuci¨®n, adem¨¢s de otros fijos. Se produce la paradoja de que cuanto m¨¢s reduce su consumo un usuario, m¨¢s le aumentan proporcionalmente el precio fijo (t¨¦rmino de potencia y peajes). Cuanta m¨¢s importancia van adquiriendo las energ¨ªas renovables m¨¢s se van reduciendo los costes variables (el sol, el viento y el agua de los r¨ªos es gratuita), y en cambio la tarifa va aumentando¡­ Solo si una parte importante de los costes fijos sale fuera de la tarifa se podr¨¢n solucionar estos problemas.

Termino con algunas conclusiones de tipo general: Hay que dejar acotado el espacio de los servicios en r¨¦gimen de gratuidad total. En los otros servicios hay que aceptar un pago por uso. Los presupuestos p¨²blicos deber¨ªan poder cubrir los gastos fijos, sobre todo aquellos que se derivan de las infraestructuras necesarias para el servicio. La calidad del servicio debe ser la misma para todos, y una parte importante de la calidad y del coste depende de la inversi¨®n en la infraestructura. Si se realiza una reforma fiscal m¨¢s progresiva, el pago por uso podr¨ªa ser uniforme; pero si no se alcanza la redistribuci¨®n suficiente, el pago por uso deber¨¢ estar graduado en funci¨®n de la renta del usuario.

Creo que estos principios podr¨ªan combinar adecuadamente calidad, uso no abusivo, equidad y sostenibilidad.

?Joan Maj¨®, ingeniero y ex ministro