Un par de horas m¨¢s con Castellet
Un sentido homenaje ¡®convoca¡¯ al editor en el Romea al a?o de su muerte
¡°El sentimentalismo c¨®smico que nos envuelve es uno de los chantajes gratuitos m¨¢s insoportables¡±, sosten¨ªa Josep Maria Castellet, el mismo que admit¨ªa: ¡°Me he construido con los otros¡±, recordando, sobre todo, a la generaci¨®n de los cincuenta (los Garc¨ªa Hortelano, Barral, Gabriel Ferrater...), pero tambi¨¦n los que hab¨ªan trabajado o luchado o pensado o discutido, o simplemente compartido, alg¨²n momento con ¨¦l. Unos 150 de esos otros consiguieron ayer en el Teatro Romea de Barcelona, casi al a?o de su muerte, el 9 de enero de 2014, el ejercicio espiritista (ante el que hubiera esgrimido su blanca dentadura bajo la nariz aguile?a) de convocarle un par de horas y provocar la ilusi¨®n de que segu¨ªa un tiempo m¨¢s entre ellos.
Quiz¨¢ la primera culpa era la de esa fotograf¨ªa de un Castellet con barba sin bigote, pu?o en la barbilla, sonriente, como dando la bienvenida a los asistentes. Hab¨ªa colegas editores, desde veteranos (entre los ¡ªay¡ª pocos, Jorge Herralde) a los que se formaron bajo su ¨¦gida filiforme (Pilar Beltr¨¢n, Isabel Obiols, Eug¨¨nia Broggi, Josep Lluch...); gestores del m¨¦tier (Xavier Mallafr¨¦, exdirector general de Grup 62; N¨²ria Cabut¨ª, directora general de Penguin Random House...); gente de la cultura (Robert Saladrigas, Xavier Rubert de Vent¨®s, Ventura Pons, Carles Canut y Borja Sitj¨¤, director de la fundaci¨®n y del Teatro Romea, respectivamente...), libreros (Llu¨ªs Morral, de Laie), y de esa sociedad civil sobre la que tantas veces reflexion¨® (Muriel Casals, presidenta d'?mnium Cultural).
Quiz¨¢ el primer acierto fue escuchar la iron¨ªa brit¨¢nica (y el gran estilo literario) de Castellet quien, en la voz del actor Joan Carreras, evoc¨® el episodio en el que Espriu debi¨® ausentarse de la mesa tras contemplar, horrorizado, c¨®mo D¨¢maso Alonso aplastaba una mosca en su propia calva con un certero golpe de servilleta, episodio que recogi¨® aquel en un cr¨ªptico verso. Fue en Gand¨ªa, en 1959, y Castellet ya hab¨ªa dado se?ales de ser ¡°uno de los intelectuales de mayor proyecci¨®n internacional y cr¨ªtico de referencia de vanguardia¡±, seg¨²n le retrat¨® el estudioso Jordi Amat. Y eso que le quedaban cinco a?os para entrar en Edicions 62 y ¡°crear el cat¨¢logo m¨¢s completo y universal quiz¨¢ del mundo¡±, como plasm¨® el presidente del consejo de administraci¨®n del grupo, Josep Ramoneda, un patrimonio y herencia ¡°cultural, pol¨ªtica y moral que Grup 62 tiene la obligaci¨®n de conservar ¡±, solt¨® en un t¨¢cito mensaje al Grupo Planeta, hoy accionista mayoritaria del sello.
¡°No, Castellet no estaba en la resistencia cultural catalana de los a?os 40 y 50, su oposici¨®n la hizo desde incubadoras oficiales pero su aportaci¨®n al sistema literario catal¨¢n a¨²n no se valora lo suficiente¡±, reivindic¨® Amat; como tambi¨¦n reclam¨® Michi Strausfeld, amiga alemana desde 1972, representante de la editorial Suhrkamp en Espa?a, con su universalismo (¡°le parec¨ªa indigno que la cultura catalana se encerrara en s¨ª misma¡±) y su sue?o no confeso de ¡°ser consejero de Cultura de la Generalitat, imposible porque no ten¨ªa el t¨ªquet del partido ganador¡±.
Mientras Castellet se autoretrataba a partir de entrevistas televisivas (¡°el insomnio me ha hecho leer, mucho, demasiado¡±; ¡°la cultura catalana ser¨¢ pluriforme¡±; ¡°hay poco puente, poca curiosidad mutua, entre Catalu?a y Espa?a¡±) o asomaba su perfil a partir de sus lecturas preferidas (Riba, Gabriel Ferrater o Rodoreda, desde la voz de la actriz ?ngels Bassas), uno que s¨ª tiene t¨ªquet, el consejero Ferran Mascarell, se mostr¨® afectado: lo conoc¨ªa desde 1976 y de ¨¦l aprendi¨®, dijo con palabras del editor, ¡°que la cultura vertebra una naci¨®n y que es m¨¢s importante el pacto que el sectarismo partidista¡±. Ten¨ªa, dijo, la sensaci¨®n de que Castellet estaba ah¨ª. Este, desde la pantalla, comentaba refiri¨¦ndose a amigos ya muertos: ¡°La p¨¦rdida de ellos tambi¨¦n lo era de m¨ª mismo¡±. Id¨¦ntica sensaci¨®n la que dej¨® ayer ¨¦l en esos otros.
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