Amigos y (sobre todo) enemigos
Hay mucho encono en los ataques al soberanismo, pero tambi¨¦n hay una caverna catalana que emponzo?a el aire
Nuestro gran aliado, el gran aliado de los independentistas, era el ADN espa?ol, porque ellos no pueden evitar pues¡ esta actitud dictatorial, impositora, de mala leche, de guardia civil¡, no lo pueden evitar y por tanto eran incapaces de negociar nada, y por tanto eso era lo que daba fuerza, y adem¨¢s esta actitud insultante, denigrante¡, y cuanto m¨¢s hablaban m¨¢s independentistas hac¨ªan¡, y era nuestro gran aliado, que no nos ha fallado: Espa?a ha hecho su parte".
Quien as¨ª se expresaba la ma?ana del 13 de enero en el programa m¨¢s escuchado de la radio en Catalu?a no era un indocumentado cualquiera, sino un referente de un sector importante del independentismo catal¨¢n y, por m¨¢s se?as, catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de Columbia. El paso es interesante porque desmonta algunas cosas s¨®lidamente asentadas en el relato independentista, como que el llamado proceso no tiene nada que ver ni con las identidades ni con el odio a Espa?a, o el car¨¢cter amable y democr¨¢tico de los soberanistas, tan diferente al de sus detractores. Hace a?os que una aguerrida pandilla de locutores y tertulianos de radio, articulistas de peri¨®dicos y pol¨ªticos asilvestrados y bien colocados en los medios de opini¨®n se empe?a d¨ªa tras d¨ªa en emponzo?ar la vida p¨²blica espa?ola. Es lo que se ha dado en llamar ¡°la caverna medi¨¢tica¡±. Sus fobias son m¨²ltiples y los temas catalanes, en sus venenosas intervenciones, recurrentes. Recurrentes, pero no ¨²nicos, como demuestra el acoso y derribo al que se han lanzado en los ¨²ltimos meses contra Podemos. Todo ello es algo bien sabido y, por estos lares, constantemente repetido.
Menos comentada es la existencia de una caverna catalana que, con afirmaciones como la que encabeza este art¨ªculo, contribuye igualmente a hacer el ambiente irrespirable. Se encuentra especialmente en los medios digitales, donde el hooliganismo independentista adquiere una violencia verbal extraordinaria, que conecta con el uso intimidatorio que esos mismos sectores suelen hacer de las redes sociales. El caso de Joaquim Brugu¨¦ est¨¢ lo suficientemente pr¨®ximo como para no requerir mayor explicaci¨®n. Como lo est¨¢ el reciente linchamiento de Ada Colau por la osad¨ªa de dirigirse en un v¨ªdeo a los barceloneses exclusivamente en castellano.
Pero tambi¨¦n en los medios serios se dan situaciones vergonzosas. L'endem¨¤, la pel¨ªcula de Isona Passola, es un ejemplo de grosera y ofensiva propaganda cavern¨ªcola proyectada en prime time por nuestra televisi¨®n p¨²blica. El acoso a Javier Cercas propiciado por una informaci¨®n no contrastada de un relevante diario de Girona es un caso de puro matonismo. Y hasta el peri¨®dico de referencia en Catalu?a publica art¨ªculos como el de Luis Racionero ¡°La insolidaria Andaluc¨ªa¡± que avergonzar¨ªa, por su xenofobia expl¨ªcita, incluso a un militante de la Liga Norte o del Frente Nacional franc¨¦s.
En estas mismas p¨¢ginas, indicar que el sistema electoral catal¨¢n vigente favorece a determinados partidos y que ser¨ªa ventajista contar esca?os y no votos en unas elecciones a las que se les quiere dar el car¨¢cter de un refer¨¦ndum convirti¨® al autor del argumento (quien esto suscribe) en un espa?olista con mentalidad de sargento chusquero del franquismo. Claro que esa descalificaci¨®n dice m¨¢s de quien la hace que de quien la recibe, pero es buena muestra de la l¨®gica schmittiana del amigo/enemigo que se est¨¢ apoderando de los discursos y las pr¨¢cticas de muchos de los actores pol¨ªticos e intelectuales en escena.
Otro ejemplo de ello es la tendencia a homogeneizar el campo propio y, sobre todo, el de los adversarios, con la correspondiente negaci¨®n de la pluralidad que en realidad caracteriza a las sociedades espa?ola y catalana. Y en esto, casi nadie est¨¢ libre de culpa. Algunos en Madrid son incapaces de entender lo que est¨¢ pasando, la transversalidad social y pol¨ªtica del fen¨®meno soberanista y el hecho de que no se trata de un problema inventado, sino que responde a razones de fondo que se arrastran desde hace mucho tiempo. No quieren ni saben distinguir entre Artur Mas, Oriol Junqueras o David Fern¨¢ndez. Insultan a diestro y siniestro, cierran el paso a cualquier posible soluci¨®n negociada y exigen que quienes lideran el proceso acaben cuanto antes entre rejas.
Aqu¨ª, relevantes independentistas, adem¨¢s de pasarse las leyes por el forro cuando conviene, no cejan en la descripci¨®n de una Espa?a compacta, berroque?a, por supuesto desagradable, siempre anticatalana y con la que no hay nada que hacer. En el mismo paquete van la extrema derecha espa?olista y quienes defienden una reforma constitucional que ofrezca una salida al laberinto en el que estamos. Rosa D¨ªez es lo mismo que Alberto Garz¨®n. El presidente Monago lo mismo que Ram¨®n J¨¢uregui. La Sexta es igual que 13TV. La Raz¨®n equivalente a EL PA?S. Jim¨¦nez Losantos no se distingue de El Gran Wyoming. Sin ir m¨¢s lejos: Alicia S¨¢nchez Camacho es lo mismo que Miquel Iceta. Pablo Iglesias es, por supuesto, Alejandro Lerroux.
Francisco Morente es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la UAB
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.