Comicidad sin payasadas
Se conjug¨® el toque sentimental con los requerimientos espec¨ªficos de la ¨®pera bufa

Tras la fulminante y controvertida destituci¨®n de Helga Schmidt, intendente de la ¨®pera valenciana, se puso este s¨¢bado en marcha un Don Pasquale del que todav¨ªa es ella la responsable, al igual que de la restante programaci¨®n para esta temporada. Se cont¨® para la ¨®pera de Donizetti con una producci¨®n del Maggio Musicale Fiorentino (2001), intercambiada con el Fidelio que inaugur¨® el Palau de les Arts en 2006. Un Fidelio que tambi¨¦n se intercambi¨® con la Luisa Fernanda del Teatro Real, representada el pasado diciembre en el coliseo valenciano. La pol¨ªtica de permutas permite reducir mucho los costes, pero para ello ¨Cl¨®gicamente- hay que tener algo que intercambiar. Es decir: la eliminaci¨®n de las producciones propias, tal como parece que se plantea desde la conselleria de Hacienda, es un arma de doble filo. Se ahorra a corto plazo, pero luego hay que pagar el alquiler de todas las producciones.
Don Pasquale
De Gaetano Donizetti. Palau de les Arts. Valencia, 31 de enero de 2015.
Solistas: Michele Pertusi, Artur Rucinnski, Maxim Mironov, Nadine Sierra y Shi Zong.
Coro y Orquesta de la Comunidad Valenciana.
Director musical: Roberto Abbado.
Director de escena: Jonathan Miller. Rodula Gaitanou en la reposici¨®n.
La de Don Pasquale sigue el esquema de una casa de mu?ecas cuya fachada se abre, dejando al descubierto los aposentos donde se desarrollan los actos I y II. En el III vuelve a aparecer cerrada, para recrear en su exterior el jard¨ªn donde finaliza la historia. Esta propuesta casa bien con la comedia de enredo que plantea el libreto, ya que permite simultanear la visi¨®n de distintos personajes y situaciones. En cualquier caso, Don Pasquale no es s¨®lo una ¨®pera bufa, sino que tiene tambi¨¦n un toque sentimental que conviene no desde?ar, y que se tuvo en cuenta desde el punto de vista esc¨¦nico y musical. Se plasmaron las entretelas an¨ªmicas del personaje principal, libr¨¢ndolo de convertirse en un viejo tonto que s¨®lo sirve para hacer re¨ªr. De este modo, sin eliminar la comicidad, se expresaron bien tanto las ilusiones del principio, cuando se siente enamorado, como la decepci¨®n final. Michele Pertusi elimin¨® las payasadas que acent¨²an excesivamente lo grotesco, y lo cant¨® sin buscar la risa f¨¢cil. Tampoc¨® eludi¨® los m¨²ltiples requerimientos vocales que exigen tanto el g¨¦nero bufo como el belcantismo de Donizetti. En su actuaci¨®n s¨®lo se ech¨® en falta, durante el primer acto, un punto m¨¢s de potencia. Los recitativos, por otra parte, fueron magn¨ªficos.
La Norina de Nadine Sierra brill¨® con una voz joven, fresca, de centro muy bien timbrado, r¨¢pida en las agilidades -aun con peque?os resbalones-, y mostrando el desparpajo que corresponde a su personaje. Su parte est¨¢ constantemente expuesta, entre otros muchos riesgos, a las dificultades de la concertaci¨®n en los n¨²meros de conjunto. Tambi¨¦n el Doctor Malatesta, cantado por Artur Ricinski, mostr¨® un buen centro, un volumen importante y precisi¨®n en el silabismo r¨¢pido, que tuvo su cima, junto a Pertusi, en el d¨²o bufo de ambos. Los saltos al agudo, sin embargo, flojearon un poco. Maxim Mironov dibuj¨® un Ernesto algo ¡°sosainas¡±, en un personaje que necesita chispa. De voz muy clara, le sobr¨® alg¨²n que otro portamento y le falt¨® m¨¢s calidez en el d¨²o de amor con Norina. Se mostr¨® m¨¢s expresivo en la serenata ¡°Com¡¯¨¨ gentil¡±. A destacar, por parte de todos los solistas, la musicalidad y el ajuste conseguidos en d¨²os, tr¨ªos y cuartetos, cualidades que tambi¨¦n se derivaron de la excelente labor de Roberto Abbado, quien hizo honor a su apellido. Respondi¨® bien la orquesta que ten¨ªa a sus ¨®rdenes. El coro, por su parte, gust¨® mucho en el Che interminabile andirivieni!, interpretado con gracia y estilo.
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